Acusada de ser poco fiel a las escrituras bíblicas, algo oscura y censurada por varios países del mundo islámico, Noé ( Noah , 2014), de Darren Aronofsky , llega al país con Russell Crowe al mando de la enigmática arca del diluvio.
“Las críticas son infundadas. Ha habido muchos comentarios injustificados”, ha dicho Crowe, tratando de alejar los fantasmas de la cinta. Incluso, el premiado actor, tiene la fe de que el mismo papa Francisco vea el largometraje y se “fascine” con la producción.
Polémica, religiosidad e innegable talento cinematográfico, se juntan en una receta fílmica de críticas divididas, pero con resultados en taquilla que ya comienzan a saborearse: en tan solo una semana de exhibición, la cinta recaudó $94 millones solo en EE. UU.
Noé –como lo indica su nombre–, se basa en el personaje bíblico, un humilde hombre cuyas visiones apocalípticas desatan las burlas y la incomprensión de sus contemporáneos. Su aventura se relata con dureza en el libro del Génesis, del capítulo 6 al 9.
Tanto en el filme, como en el relato sagrado, Noé tiene que construir una enorme arca para poder salvar a su familia y también a varias especies de animales.
Así lo hace Noé por mandato y advertencia divina, pues como castigo por la maldad del Mundo, Dios inundará de agua toda la Tierra. Se trata del famoso Diluvio, desastre que en el cine da pie a un llamativo espectáculo visual.
“El público podrá ver todos los grandes momentos en la historia de Noé, pero esperamos que estén captados de forma novedosa e inesperada”, adelantó Aronofsky, en las notas de producción del filme.
El cineasta promete imágenes de ensueño con eventos icónicos del pasaje bíblico, tales como la paloma mensajera, la construcción del arca –que tiene las medidas exactas según el relato– y el arcoíris posapocalíptico.
“En vez de repetir lo que se vio antes, analizamos con cuidado lo que está escrito en el Génesis y después creamos en la pantalla un entorno en el que sentimos que esos milagros podrían ocurrir”, agregó el cineasta, recordado por dirigir filmes como Réquiem por un sueño (2000), El luchador (2008) y Black Swan (2010).
Crowe cree que la película no dejará a nadie indiferente con su reflexión acerca de la Creación, y se mostró orgulloso de los riesgos asumidos con las escenas de acción.
De hecho, la cinta encierra batallas que recuerdan a las de El Señor de los anillos , por la presencia de unos gigantes de piedra que simbolizan a ángeles caídos, cuya misión es ayudar al protagonista a construir y defender el arca.
El actor considera que la película tiene el potencial para quedar grabada en la mente del espectador, como lo hiciera Gladiador, posiblemente su cinta más recordada.
Un Noé “imperfecto”, sin poses de santo elegido, protagoniza un filme que según la producción, muestra “lo peor de la raza humana”, pero reafirma la “fe en sus mejores atributos”.
“Las reacciones han sido bastante intensas en lugares como Río de Janeiro, México o Moscú. El espectador reconoce el peso tan enorme que arrastra Noé y a veces tiende a identificarse con cosas que al mismo tiempo no puede tolerar”, explica el actor.
“Es un proceso difícil para el público y eso hace que sea una gran experiencia”, finalizó Crowe.
Ruido fílmico. Ser poco fiel a la Biblia –según ciertos sectores de la Iglesia católica–, y vetada en cuatro países islámicos por mostrar cinematográficamente la figura del profeta Noé, han calentado el estreno de la película.
Autoridades de Catar, Baréin, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos, dice que retratar la figura del un profeta es contrario a la ley islámica y por tal razón decidieron prohibir su exhibición.
“Que un actor interprete a un profeta contradice la estatura de los profetas y mensajeros”, señaló un comunicado del Instituto Al-Azhar, organización que vela por las tradiciones islámicas.
Ante la posición islámica, es poco lo que la producción de Noé puede hacer, pero ante las críticas cristianas, Paramount ha salido al paso diciendo que la película es “una dramatización de los principales temas de las Escrituras y no un relato literal de la historia que aparece en la Biblia”.
Lo anterior se evidencia claramente en la incorporación de Tubalcaín (Ray Winstone), némesis de Noé y descendiente de Caín, quien mató a su hermano Abel. En el relato bíblico de Noé este personaje simplemente no existe.
Watson, quien en la cinta encarna una huérfana que Noé adoptó (Ila), defiende la narración diferenciada de la película.
“Si hubiésemos hecho exactamente la historia original, Noé no pronuncia una palabra hasta que se baja del arca”, señaló la actriz.
Asimismo, Watson señaló que el director Darren Aronofsky tuvo que adaptar la historia especialmente para la pantalla.
“Habrían estado viendo una película muda. El cuento bíblico en realidad no habla mucho sobre ninguna de las mujeres. Él tuvo que adaptarlo para la pantalla", asegura Watson.
Además de Crowe y Watson, el reparto del filme incluye a figuras como Jennifer Connelly (Naameh), Logan Lerman (Cam) y Anthony Hopkins, este último en los zapatos de Matusalén, el hombre más viejo del mundo, según la Biblia. Su personaje tiene 969 años.