'Cleopatra': el fracaso más exitoso de Hollywood

El proyecto que fue concebido para sacar de la crisis a Twentieth Century Fox es recordado, 50 años más tarde , por el derroche de opulencia, la caótica producción y el inicio del amorío entre Elizabeth Taylor y Richard Burton

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La demasía, los derroches, el caos y el grito al cielo que pegaba el Vaticano con sus reprimendas sobre el “adulterio” fueron los colmillos de la serpiente en el cuello de Cleopatra. Empero, la reina del Nilo grabó con letras de oro su nombre en el libro de los inmortales del cine.

El drama, en todos sus aristas, de la célebre pareja de Elizabeth Taylor y Richard Burton rozó los números rojos de la ruina para Twentieth Century Fox. La película, que inicialmente tenía un presupuesto de $2 millones, terminó con una factura de $44 millones y durante 30 años conservó el récord de la película más cara, hasta entonces, en números reales.

Cleopatra ocupa hoy el segundo peldaño en el podio de las películas más caras de la historia, según un ranquin publicado en diciembre por Business Insider . Si se calculara de acuerdo con la inflación, su costo actual sería de $325 millones, solo superada por Piratas del Caribe: En el fin del mundo (2007).

Un desastre de tal magnitud solo podría calificarse como imperdible para el público de 1963. Ahora, cinco décadas más tarde, es considerada la única película en la historia que, aún siendo la más taquillera de su año de estreno, enfrentó problemas de recaudación.

La idea de rodar Cleopatra surgió como una estrategia para sacar a Fox de la crisis. La fórmula tenía mucha lógica: se planteó una nueva versión de bajo presupuesto con la historia que ya había alcanzado el éxito en 1934, con Claudette Colbert como protagonista.

64 días de filmación serían suficientes, según las estimaciones de la compañía. Sin embargo, no contaba con que el sueño que siempre tuvo el productor Walter Wanger por llevar a la pantalla grande a la más imponente mujer del antiguo Egipto haría que se rebasaran todos los límites.

“Para realizar su gran visión, Wanger necesitaba a una estrella con una peculiar mezcla de belleza, inteligencia y fuerza. En 1951, vio a Elizabeth Taylor en A Place In The Sun , de George Steven, y supo en ese instante que había encontrado a su reina egipcia”, apunta la revista Vanity Fair en un recorrido histórico con motivo del 50 aniversario de la cinta.

El productor contactó a Taylor por medio de su entonces marido, Eddie Fisher. En broma, la actriz respondió: “Claro, dile que lo haré por un millón de dólares...”

Para su sorpresa, la producción aceptó la exorbitante suma, aun contra los cálculos de Fox, y se convirtió así en la primera actriz en firmar un contrato de $1 millón por una sola película.

Para 1960, la preproducción inició oficialmente en los estudios Pinewood, en las cercanías de Londres. Wanger se encargó, personalmente, de contratar al director de arte, John DeCuir, quien construyó un set tan exótico que logró convencer a Fox de dar luz verde para elevar el presupuesto.

Según Vanity Fair , la reconstrucción de Alejandría en 20 acres costó $600.000, que incluían la erección de cuatro estatuas de 16 metros de alto.

Toda la inversión fue en vano. Apenas se iniciaban las grabaciones cuando Liz Taylor enfermó de neumonía y fue ingresada en un hospital, donde le practicaron una traquetomía para salvarle la vida. De hecho, la cicatriz se nota en algunas de las tomas.

La protagonista estuvo alejada de las cámaras durante seis meses y la producción se vio obligada a trasladarse a Roma, ya que el clima londinense afectaba la recuperación de Taylor. DeCuir tuvo que levantar allí toda su creación.

“Irónicamente, estaba helando tanto en Roma como en Londres”, relató a The Guardian la actriz Jacqui Chan, quien interpretó a la criada a quien Cleopatra dio muerte.

Esta pausa fue uno de los tragos más amargos. El director Rouben Mamoulian fue despedido por diferencias con los estudios. Asimismo, los actores Peter Finch (Julio César) y Stephen Boyd (Marco Antonio) decidieron dejar el sueño del antiguo Egipto debido al retraso.

Joseph Mankiewicz asumió las riendas para acabar la película. Rex Harrison y Richard Burton tomaron los papeles de los dos amantes de la reina.

Richard y Liz se conocían desde antes y no tenían la mejor impresión el uno del otro: él creía que ella era nada más otra belleza sin talento de Hollywood; ella, lo consideraba un hombre sin modales. De repente, la química surgió para dar lugar al romance “más ruidoso, turbulento, autodestructivo y delirante de la historia de Hollywood”, según lo describió El Mundo .

Ambos estaban casados, pero ¡qué más daba, eran Cleopatra y Marco Antonio contra el mundo!, las críticas y los juicios morales de Hollywood puritano de la época poco importaban.

“Siento como si me estuviera entrometiendo”, bromeó Mankiewicz cuando gritó “¡corte!”, en una particular escena pasional.

La hecatombe. Todo estaba listo para la majestuosa entrada de Cleopatra en Roma, que sería uno de los fragmentos más caros de la película. Miles de extras fueron contratados.

Sin duda, la suerte no estaba del lado de Mankiewicz. Al revisar las tomas, se percató de que había uno de los extras vendiendo gelatos .

La escena con la enorme barcaza con forma de esfinge no servía y debió ser repetida. Esta vez, accidentalmente algunos de los extras gritaron “¡Liz, Liz!”, en lugar de “¡Cleopatra, Cleopatra!” al momento de su ingreso.

Transcurría el tiempo y la película seguía en proceso. Taylor exigió recibir $50.000 por semana luego de las 16 que estipulaba el contrato, más el 10% de la taquilla. Su actuación le valió un pago final de $7 millones.

Fox estaba por caer en la quiebra. El costo de la película superó en 22 veces el presupuesto original, debido al alto costo del vestuario. Se diseñaron 26.000 trajes. Unos 65 eran para Taylor y uno era tejido con hebras de oro de 24 kilates. La actriz ganó un récord Guiness por la mayor cantidad de cambios de vestuario para una película.

La realización fue un caos de principio a fin, que nunca logró salir a flote. Por eso, el crítico de cine nacional Víctor Flury considera que haber aceptado la dirección fue el gran error en la vida de Mankiewicz. Cuando se unió a la megaproducción, no había tiempo para reescribir el guion y por eso él mismo fue haciendo sus anotaciones conforme filmaban.

El cineasta, que había acumulado una carrera de respeto, fue despedido durante la etapa de posproducción. Sin embargo, al ver que nadie era capaz de colocar aquel montón de piezas juntas en la edición, Fox decidió recontratarlo para poner fin a semejante desastre.

La crítica fue voraz con el sueño de Wanger, cuando por fin llegó a la pantalla el 12 de junio de 1963, con un cúmulo de mala publicidad sobre sus hombros.

Justamente, por eso alcanzó la cima de la taquilla en 1963, con un total de $57.777.778 en Estados Unidos, según el sitio especializado de Box Office Mojo. Con números ajustados a la inflación, Cleopatra ocupa el puesto 40 en la lista de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

Sin embargo, esto no fue suficiente para recuperar la inversión, pues en aquel año los tiquetes del cine valían tan solo $0.86, según datos de Indiewire .

No fue hasta 1966 que los estudios de Fox reportaron ganancias, cuando la cadena televisiva ABC pagó $5 millones por dos transmisiones de la película.

Marcó historia. Cleopatra: Queen of Nile sepultó el péplum (género fílmico que recrea, con cierto rigor histórico, temáticas de acción de la Edad Antigua), debido a su caos financiero. El género de la espada y la sandalia se retomó hasta el 2000, con Gladiador .

Pese a que la cinta de Mankiewicz no marcó pauta en el cine, sí lo hizo en el campo de la moda.

“Los icónicos trajes de Cleopatra tuvieron gran impacto en la moda y en las tendencias de maquillaje de la época. En 1962, un comercial de Revlon publicitó el “ look Cleopatra”, destacando los “ojos de esfinge”. La película llegó a influenciar también la moda en los años venideros. Desde anillos de serpiente hasta las mangas y los maxi dresses (vestidos largos), el exótico look de la reina egipcia de Taylor aún se aprecia en la moda contemporánea”, resalta Vanity Fair .

Aunque para Flury esta es “una catástrofe, (una película) para no verla”, lo cierto es que se convirtió uno de los clásicos del cine, infaltable en la televisión nacional en cada Semana Santa.

50 años después de su estreno, el filme recibió aplausos y honores en el más reciente festival de Cannes, donde se festejó su aniversario.

Para Bértold Salas, profesor de apreciación de cine de la Universidad de Costa Rica, Cleopatra tiene su sitio en la mitología de Hollywood: “No es ni de lejos el mejor péplum de todos los tiempos, ni la mejor biografía cinematográfica o la mejor película de Mankiewicz. Si la vigencia se refiere a su importancia en el imaginario de Hollywood, sí, claro, siempre va a tener un lugar”.