Una vez, El pintor francés Marc Chagall dijo que "el arte es sobre todo un estado del alma". La música por si sola es un arte pero su valor se incrementa si con ella se ayuda en la cura de malestares que aquejan al ser humano.
José Duarte es un músico costarricense que se inclinó por explorar el campo de la música terapéutica, después de estudiar música en la Universidad Nacional Chiao Tung en Taiwán, regresó a Costa Rica para aplicarlo en este entorno. De esta manera fundó, en conjunto con su esposa Iliana Castillo, Arte y Salud en Comunidad.
Duarte explica que la intención del proyecto es explorar las diferentes posibilidades que brinda el arte como instrumento de sanación y de mejora de la calidad de vida.
Medicina Alternativa
El sonido medicinal o sonoterapia es una tendencia que engloba muchos artes tradicionales y modernos. Mediante vibraciones sonoras, busca obtener experiencias positivas en las personas que están tratando.
Según Duarte, se utilizan diversos instrumentos como percusión, palo de lluvia, flautas y su especialidad, los sonidos generados por medios digitales. Sin embargo, uno de los más importantes son los cuencos tibetanos.
El proyecto de Duarte y Castillo recibe la colaboración de Annemarie Kinsman, quién es experta en la utilización de los cuencos tibetanos.
"Estos son moldeados de una forma artesanal, están constituidos por una aleación de 12 metales distintos. La magia radica en que al golpear los cuencos, la vibración genera ritmos armónicos que llegan a lo más profundo del cuerpo", comentó Kinsman.
Los cuencos se colocan encima y alrededor del cuerpo, dependiendo de la necesidad de la persona. El agradable sonido y las vibraciones penetran todo el cuerpo, moviendo y masajeando cada célula del organismo.
Kinsman es proveniente de Suiza y explica que, para aprender los secretos de los cuencos, estudió en el Instituto Peter Hess en su país natal. Además, afirma que es una terapia integral y holística con la cual se liberan los bloqueos de energía a nivel emocional, energético o físico.
Experiencia
En un local ubicado en Rohrmoser se realizan las sesiones. El ambiente está impregnado de aromas, colores, velas, mantas y cojines.
El primer paso es acostarse y aprovechar el espacio físico, relajar cada parte del cuerpo y mantener una posición natural. Con una almohada en la cabeza y otra bajo los pies, la música empieza a fluir.
Es importante mantener los ojos cerrados para no tener imágenes en la cabeza... al fondo de la habitación se escucha un gong (disco metálico que se percute con un mazo) anunciando el inicio del viaje musical.
Una nota musical aislada empieza a zumbar en los oídos, mientras un tambor se acopla a los latidos de corazón. La música es latente y con pausas muy significativas.
Después de cinco minutos (que parecen una hora), los músculos dejaron cualquier indicio de tensión, la respiración se convierte en un instrumento más.
Cuidadosamente se empieza con la utilización de los cuencos. Generalmente se ponen en las chacras del cuerpo, el estómago es uno de ellos. Una vez seguro, el cuenco se golpean con un pequeño mazo, inmediatamente un cálido sonido se desprende de él y una vibración constante penetra el cuerpo.
El tiempo parece haberse detenido y el nivel de relajación llega a un punto inexplicable. La música se siente en la piel, penetra los poros y retumba con un profundo eco. Al finalizar la sesión, volver a la realidad es como salir de un mundo fantasioso.
La música detrás de la medicina
Además del proceso terapéutico y relajante que brinda este tipo de medicina alternativa, la música que interpreta Duarte es una expresión artística que conlleva un íntegro proceso.
"Yo utilizo la escala de entonación justa, utilizada en la antigüedad para afinar instrumentos, se deriva de la escala pitagórica que usaban los griegos. Es una forma de afinar los instrumentos para que las notas tengan una resonancia entre Si mayor, esa resonancia también se siente en el cuerpo. Como estas notas están hechas con proporciones matemáticas entonces hay una resonancia mayor", explicó Duarte.
Además finalizó afirmando que no utilizan partituras pero si una estructura. Cuando una persona entra en estado de relajación se tocan ciertas notas, diferentes a otras -más altas- para que se despierten al final de la sesión, cuando ya muchos se han dormido.
Arte y Salud en Comunidad
Este proyecto plantea el arte como una forma de sanación que pretenden integrar más expresiones o disciplinas artísticas con el fin de generar una comunidad que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas.
Iliana Castillo explicó que hay tres tipos de experticias: Masaje sonoro individual. Concierto terapéutico (pocas personas) y concierto de meditación, que es para más de 150 personas.
FOTOS: Jeffrey Zamora.