Hubo una época en la que el arteterapia se puso de moda. De hecho, actualmente se consigue un libro de pintar para adultos casi que en todos los supermercados. Con justa razón el arteterapia logró en poco tiempo posicionarse en las agendas de muchos.
La sicóloga Elena Viejo explica que colorear y pintar son parte del arteterapia, método alternativa que permite abordar posibles dificultades personales a través del proceso de creación artística (pintura, fotografía, lenguaje audiovisual, dibujo, etc), además fortalece la mejora síquica y emocional.
"Cuando pintamos y coloreamos lo que más desarrollamos es la creatividad y la concentración. Estimulamos nuestro cerebro y contribuimos a mejorar la memoria, combatir el estrés y ansiedad y a proteger contra el declive de ciertas funciones cerebrales asociadas a la edad. Al dibujar estamos combinando procesos cognitivos y motores, lo que hace que se desarrolle nuestra capacidad de introspección. Desde un enfoque sicoanalítico, el dibujo, nos ayuda a expresar emociones que están atrapadas y a entender nuestros propios fantasmas y miedos, a través de la pintura se logra leer el inconsciente", afirma la experta.
La capacidad simbólica favorecen la expresión y la integración emocional, lo que a menudo es más difícil a través de las palabras. Por ello, va dirigida a personas de todas las edades, pero está especialmente indicada para niños y adolescentes con déficit de atención, trastornos de la conducta, ansiedad y trastornos de alimentación.
Los colores siempre nos llamarán la atención. En este proceso no son determinantes, pero sí relevantes. El enfoque se dirige más a cómo se perciben los colores y cuál es el comportamiento ante ellos, en descubrir cuáles son las emociones que se generan.
Muchas empresas diseñan sus logos teniendo en cuenta los colores que emplean porque de esta manera envían un mensaje al consumidor. En arteterapia, el color se asocia a las emociones de la persona y es una manera de influenciar en el estado físico y mental.
"El color es un 85% de la razón por el que una persona elige un producto sobre el otro. Por ejemplo, el amarillo se asocia con cansancio a la vista, el rojo atrae rápidamente la atención evoca emociones fuertes, incrementa el apetito y afecta a la concentración; y el azul propicia calma, productividad y serenidad y es el más utilizado en las oficinas", cuenta Viejo.
El continuo cambio empuja al descubrimiento constante de emociones por lo que siempre es un buen momento para practicarla. La experta afirman que es importante realizar esta terapia como un proceso sicológico complementario, con enfoque cognitivo conductual, sicoanalítico o sicodinámico.