El Topo: Valentino, 30 años después

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Quizá solo las generaciones que ya peinan canas se ubiquen de inmediato en aquel nostálgico pasado musical de los años 80, cuando un jovencito con cara de niño irrumpió en la escena musical del país con gran suceso.

Valentino fue el nombre artístico con el que se dio a conocer y, casi 30 años después, es imposible recordarlo sin evocar de inmediato dos de los temas que lo volvieron todo un fenómeno juvenil en aquellos tiempos: Linda mujer y Nadie te amará como yo.

Lo cierto es que Edwin Ortiz –ese es su nombre real– se radicó en México desde hace más de dos décadas, no sin antes pasar temporadas en Miami, Sao Paulo e incluso, en Madrid, donde intentó internacionalizar y consolidar su carrera artística.

Sin embargo, como lo contaría años después en una entrevista con Tía Zelmira.com, en su aún temprana juventud se percató del costo personal y emocional que demandaba una carrera artística y dio un viraje en su vida.

Recién lo contactamos por medio de redes sociales, como Valentino Grimaldi; pronto tendremos una entrevista más detallada pero quisimos compartir la impresión –positiva– que nos llevamos al ver al otrora cantante postadolescente convertido ya en un señorón de 52 años (aunque aparenta menos de 40), con un cuerpo espectacular producto de su trabajo como entrenador personal, aunque también se ha dedicado a otros negocios, sobre todo en el tema gastronómico.

Valentino, en esta etapa de su vida, sigue conservando la humildad y el don de gente que tuvo en aquella época, cuando se volvió famoso en Tiquicia y no podía ni caminar en San José, en el mundo de aquellos tiempos donde no existían selfies pero los autógrafos de los artistas eran una verdadera joya para los fans.

Por lo que sabemos, eligió una vida tranquila en el Distrito Federal junto a su gente querida y, por supuesto, sus mascotas.

Nos alegramos sobremanera de reencontrarnos con este compatriota, cuya música marcó la adolescencia y juventud de miles, con aquellos videos ochenteros que aún hoy, disponibles en YouTube, nos pegan uno que otro revolcón de melancolía. Gracias por tan lindos tiempos, querido Valentino.

Qué buen tino el que tuvieron algunos de los nuevos diputados, quienes eligieron vestir en su arranque de funciones, el pasado 1° de mayo, prendas de diseño nacional.

Confecciones de los afamados Eric Mora, de la marca Amo y Señor; Fabrizzio Berrocal, maraca homónima, y Óscar Ruiz-Schmidt, de Obra Gris, hicieron lucir con elegancia y estilo a los legisladores.

La elección de atuendos que hicieron estos congresistas se convierte en una voz de apoyo para el talento local del diseño de modas, que en los últimos años ha comenzado a crecer exponencialmente dentro y fuera del país.

Norval Calvo está que no cabe de la felicidad con su proyecto de los sketches de muñecos de látex (Pelando el ojo digital). El humorista recibió recientemente el último corte (hasta marzo) del alcance de público que ha tenido el proyecto y el número asciende a los 12 millones de personas. Era de esperar el éxito de este proyecto, que cumplirá su primer año de vida en julio, ya que detrás de él está la genialidad de este empresario y humorista.

Pero hay más: Norval espera ampliar la “familia” de muñecos de látex con parodias de los políticos que recién comenzarán a gobernar y además, está preparando jocosos sketches para el Mundial de Rusia 2018, ya a la vuelta de la esquina (¡por fin!).

El viaje relámpago a México para ver al Sol en el Auditorio Nacional del D.F. tuvo, para tres periodistas de este diario, una escala con sorpresas en Tlaquepaque, Jalisco, a 16 kilómetros de Guadalajara.

Se trata de un “pueblito” de 600.000 habitantes en el que destaca el Parián, un lugar donde convergen música, las artesanías y las cazuelas de tequila.

¿Pero qué creen? Que las tres tibaseñas Vanessa Loaiza, Grettel López y Hassel Fallas iban decididas a tomarse un tequilita al final de la noche del sábado y que se topan con otro tapatío de origen, el guapísimo Pedro Fernández.

El muchachón, dicen las susodichas, está más bueno que el licor de Ágave, y los 48 años ni se le notan, embutido en esos apretados trajes de charro que no dejan nada a la imaginación.

El oriundo de Guadalajara escogió Tlaquepaque para grabar el video de su nueva producción, Arránquense muchachos.

Pues nada, que con mucha suerte este trío de ticas aparecerá en unos meses en la versión final con mariachis, pues la producción las dejó pasar hasta la tarima y y ahí estuvieron harto rato a centímetros del Pedrito, que ya no anda mochila...

Y bueno, tremendo miche el que se armó en Twitter entre los maquillistas Angelrafael y Alex Badilla, poco después de que terminara el concurso Miss Costa Rica.

Badilla se fue de patada voladora: “Para el próximo Miss C.R. deberían gastar en buenos maquillistas, esas pestañas estaban de suicidio. Los maquillajes súper básicos, NO IBAN PARA LA FOTO DEL COLE, era un MISS, necesitaban más profundidad, más color, más brillo, labiales fuertes...De horror y espanto estuvo eso”.

El joven e impetuoso muchacho no dijo nombres pero obviamente, la gigantesca pedrada le cayó a Angelrafael, amo y señor del maquillaje en Teletica y, hay que decirlo, consagrado en la materia por tantos años de experiencia.

Con la madurez que le confiere ser un poco mayor que su adversario verbal, Angelrafael contestó pero sin írsele al cuerpo, más bien le tiró una frase irónica, filosa y, eso sí, directa: “Hola Alex! ¿Cuándo abres un concurso de maquillaje? Ya que tenés TANTA experiencia. Mi equipo y yo estamos ansiosos de aprender de vos...”.

Visto lo visto y dicho lo dicho, estos Topos terciamos en la contienda basándonos en el sentido común pero, sobre todo en el visual. Mejor aún, parafraseamos al incomparable todólogo José María Milo Junco, maestro de maestros en el tema y quien siempre ha sostenido que, en el arte del maquillaje, MENOS ES MÁS.

Siempre con entretelones de Miss C.R., de verdad que este Víctor Carvajal sabe más de lo que le enseñaron, sabio dicho de nuestros abuelos. Mientras las cámaras enfocaban al grupo de exMisses, el día del evento, Carvajal se salió del protocolo –como bien sabe hacerlo, en la justa medida– y comentó “¡Ay mirá, pero qué es ese serpentario! ¡Ay no, me equivoqué!”, dizque aclaró muerto de risa, igual que nosotros al ver semejante salida. Y es que no a todo el mundo se le da bien el humor negro, en cambio Carvajal, con esa chispa única que maneja, se puede dar el lujo y el gusto.

Aunque estamos a años luz de conductores de eventos primermundistas como Jimmy Kimmel o Louis C.K –por citar solo un par de ejemplos–, que manejan con láser la sátira brava, es bueno que a nivel local nos vayamos soltando, pues el estilo acartonado de hace 30 o 20 años se vuelve un somnífero en las transmisiones de estos tiempos.