En la industria tecnológica del siglo XXI, ninguna espera ha sido tan larga. Entre el iPhone y el iPhone 3G, por ejemplo, solo hubo 12 meses. El mismo lapso pasó entre el Samsung Galaxy S3 y S4.
Pero casi ocho años han transcurrido desde que Microsoft lanzó el Xbox360 en 2005 y, un año después, para que Sony presentara al mundo el PlayStation 3.
Es hasta ahora cuando veremos a sus sucesores, luego de que hoy se liberó en Norteamérica el PlayStation4. En cuestión de una semana llegará el XboxOne.
Sin embargo, arriban en un momento turbio. Los videojuegos por computadora van en crecida y se asoman al mercado nuevas empresas de consolas, como Ouya o Valve. Además, los dispositivos móviles van tomando fuerza.
“Tras una creciente convergencia de mercado y disputa por parte de fuentes no tradicionales, podríamos estar viendo la última generación de consolas tal y como las hemos visto”, dijo en setiembre Futuresource Consulting.
La primera protagonista de esta generación, la consola Wii U de Nintendo, ha tenido críticas mixtas y ventas bajas. Solamente vendió 3,91 millones de unidades en los primeros 10 meses, mientras que su antecesor, el Wii, logró cerca de 10 millones en un lapso similar.
Puede que esos usuarios de Wii que buscan una nueva consola –los gamers son conocidos por cambiar a la nueva generación cuando pueden– sea una oportunidad para que Microsoft y Sony vendan consolas, pero podría ser que el mercado haya decrecido, dijo la firma ABI.
En julio, esta empresa aseguró que las tres consolas de la nueva generación venderán unos 133 millones de unidades de manera conjunta, 5% menos que sus antecesores.
Amenazas. El dominio de las consolas en el mercado popular peligra. Cuando fue lanzado el PlayStation 2, por ejemplo, las consolas todavía enrojecían la computadora promedio en términos de procesamiento gráfico. Ya no más.
“Nvidia (una empresa especializada en gráficos) gasta $1.500 millones anuales en investigación y desarrollo, cada año. Entre cada generación de consolas, habremos gastado $10.000 millones en investigación de gráficos. No hay modo que Sony o Microsoft puedan alcanzar ese nivel”, explicó Tony Tamasi, vicepresidente de Nvidia. Además, otras consolas estarían robándoles parte del mercado a los tres gigantes. Empresas poderosas pero con poca experiencia en el sector, podrían incursionar.
Google y Apple estarían desarrollando su propia consola para Android y iOS informó The Wall Street Journal en junio de 2013, mientras que la empresa de software Valve ya reveló prototipos de su máquina SteamMachine.
Ouya, una nueva consola basada en el sistema Android, logró recaudar casi $9 millones en crowdfunding (financiación colectiva o micromecenazgo), con la promesa de un proyecto diferente.
Las consolas vivirán aún después de esta camada, principalmente porque estamos acostumbrados a ellas, pero los productos que veamos para la novena generación tal vez sean irreconocibles.