Médico planifica sus intervenciones quirúrgicas con impresiones 3D

Cirujano se acercó a laboratorio de fabricación de la UNED, para obtener modelos de bajo costo y así hacer más precisas las operaciones.

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Explicarle a un niño y a sus padres cuál será el procedimiento quirúrgico que se le realizará y planificar cómo se efectuará una cirugía utilizando las medidas exactas de la mandíbula o el cráneo de una persona es una de las posibilidades que la impresión 3D le brindó al médico Jorge Oviedo.

El profesor, investigador de la facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica y cirujano asistente de la sección de paladar hendido y craneomaxilofacial en el Hospital Nacional de Niños (HNN) trabaja en conjunto con el laboratorio Kä Träre, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), para utilizar los beneficios de esta tecnología de bajo costo al servicio de sus pacientes.

“Realizar un modelo 3D a partir de una tomografía axial computarizada (TAC), permite imprimir en tercera dimensión un modelo que es un replicado del paciente”, explicó Oviedo.

¿Cómo se hace?

Esteban Campos, investigador en el laboratorio de fabricación de la UNED aclaró que, un TAC lo que hace es tomar muchas fotos de una parte específica del cuerpo, por ejemplo, la mandíbula.

Entonces, “cada cierta cantidad de milímetros captura fotos de la estructura y hace como una especie de ‘tajadeo’ del hueso (...) nosotros con un software especial generamos una construcción volumétrica (una representación en tres dimensiones) a partir de eso”.

Según indicó, se puede obtener un modelo a escala real, por unos ¢30.000, utilizando filamentos de bajo costo, tipo PLA o ABS, que son los más comunes. Este tipo de impresión, en otro lugar podría costar unos $700, (poco más de ¢400.000).

¿Qué beneficios tienen las impresiones 3D para los médicos y sus pacientes? Si bien ya existen varias empresas o compañías que realizan este tipo de impresiones, la idea es que al utilizarlas se disminuya el precio de estos prototipos.

Además, el cirujano Jorge Oviedo aclaró que las piezas que se imprimen le permiten planificar: “me ayudan a visualizar cómo es en realidad, tridimensionalmente, la patología que voy a abordar; la estructura esquelética del paciente; la cercanía de estructuras vitales a los sitios donde yo voy a operar”.

Es decir, permite que el médico planifique la cirugía por anticipado y hasta que tenga mayor certeza a la hora de operar, pues puede ensayar dónde hará cortes.

“También es útil en la parte maxilofacial, cuando tengo que hacer reconstrucción”, afirmó Oviedo.

También implica ahorro, pues entre más rápido se realice el procedimiento habrá en menor tiempo en sala de operaciones y el paciente podría tener una mejor recuperación. No es lo mismo que a una persona la tengan en sala cinco horas, con hueso expuesto tratando de hacerle un procedimiento, a hacerlo de forma más ágil y certera.

Un caso de éxito

Campos, el investigador de Kä Träre mencionó que ya hubo una colaboración específica, a solicitud del médico para planificación quirúrgica.

El doctor atendió el caso de una menor de edad que sufrió un accidente, en el que tuvo diversas fracturas, entre ellas, la de un hueso pequeño que sostiene el ocular (el ojo). Esta fractura era la única que no se podía reparar tan fácilmente.

Tras imprimir el modelo con las medidas exactas de la niña, el doctor logró moldear una malla que vendría a reemplazar al hueso fracturado y a darle sostén al ojo. El resultado fue exitoso.

Aunque este no es un protocolo ya instaurado en el Hospital de Nacional de Niños, Oviedo realizó el procedimiento con el aval del centro médico.

El doctor llamó la atención al asegurar que no es una técnica que aplica para todos los pacientes, pues no se puede utilizar radiación para efectuar el TAC con quienes no lo requieren. En este caso sí se aprovechó, pues se debía recurrir a esa técnica de imagen médica.