PARÍS (AFP) Contaminación exponencial, cambio climático que fragiliza fauna y flora, creciente salinidad: el mar Mediterráneo necesita cuidados intensivos, que podrían beneficiar de un nuevo impulso durante la cumbre de la "Unión por el Mediterráneo" (UPM) el domingo en París.
"Los mares están a punto de vivir una ruptura de equilibrio", considera Chritian Buchet, director del centro de estudios del mar del Instituto Católico de París y miembro de la Academia de Marina.
"El Mediterráneo es todavía más frágil teniendo en cuenta que la contaminación tiene un efecto mayor sobre la fauna y la flora marina a causa del cambio climático", añade.
Mar semicerrado por donde transita el 28% del transporte mundial de hidrocarburos, el Mediterráneo es muy vulnerable.
El convenio Marpol, en vigor desde 1983, prohíbe verter los desechos de las cisternas de carga de los petroleros pero tolera, aunque limitándolos, los desechos derivados del funcionamiento del navío.
Los expertos calculan en 80.000 toneladas de hidrocarburos por año los vertidos de los barcos en el Mediterráneo.
Vertidos accidentales y frutos del deslastre son sin embargo un pequeña parte del problema, ya que el 80% de la contaminación proviene de tierra firme, señala el Banco Europeo de Inversiones.
"La amenaza mayor es la insuficiencia de plantas de depuración", considera Christian Buchet. "Hay una gran cantidad de lugares donde el agua sucia va al mar sin tratamiento", agrega.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente identificó en su plan de acción para el Mediterráneo 131 "puntos calientes" de contaminación.
Fragilizadas por la contaminación, la fauna y la flora deben además hacer frente a la llegada de especies invasoras dopadas por el calentamiento del planeta.
"En los últimos análisis aparecen 56 nuevas especies de peces tropicales que colonizan el Mediterráneo, buena muestra del calentamiento. Suben por el canal de Suez y en el Mediterráneo se encuentran bien", afirma Buchet.
El Mediterráneo sólo representa el 0,7% de la superficie de los océanos, pero constituye una reserva importante de biodiversidad, con 28% de especies que no se encuentran en otro lugar.
El calentamiento acentúa además la evaporación y la salinidad.
A lo que se suma el hecho de que el aporte de agua dulce de los ríos, en constante regresión debido al crecimiento demográfico de los países mediterráneos, ha pasado en 15 años de 600 km3 a 350 km3 por año.
Influye también la presencia de turistas, que se calcula que pasen de 228 millones en 2002 a 300 millones en 2025, en su gran mayoría a menos de 100 metros de la costa, según la organización ecológica WWF.
Las guerras contribuyen asimismo a la contaminación.
Así, el bombardeo por la aviación israelí de los depósitos de la central eléctrica de Jiyé, en el sur del Líbano, el 14 de julio de 2006, provocó una catástrofe ecológica, con cerca de 15.000 toneladas de fuel vertidas al mar.
© 2008 AFP