Durante los últimos seis años, Juan Manuel Villasuso ha dirigido el Programa de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) de la Universidad de Costa Rica (UCR), un centro de investigación en tecnologías digitales con enfoque social que –entre otras funciones– presenta un informe anual, referencia obligada para saber cómo avanza (o no) el país en este campo.
A pocos días de dejar su puesto para acogerse a su jubilación, este economista brindó una entrevista a La Nación. A continuación, un extracto de la conversación.
No había información y avanzamos hasta que pudimos porque nuestros recursos eran bastante escasos. Al principio hubo un respaldo muy importante del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y teníamos un capítulo de infraestructura y conectividad que era principalmente con su información.
”Lamentablemente para el país, ese apoyo se terminó y el ICE comenzó a vernos como un enemigo, negándonos toda la información y eliminando el respaldo económico al informe anual. Entonces, no pudimos seguir incluyendo el capítulo de infraestructura y conectividad. Yo estoy convencido de que eso es información pública y el ICE, en las dos presidencias ejecutivas anteriores y la alta gerencia de telecomunicaciones, se negó a darla.
”Esperaría que con el nuevo presidente ejecutivo ( Teófilo de la Torre) se pueda de nuevo abrir un canal de comunicación.”
La ventaja es que los avances nos caen encima, pero no nos aplastan. El país no tiene una visión de futuro acerca de cómo orientar el desarrollo de las TIC, no sabe cómo hacerlo. La definición de una política en este campo es fundamental y no la tenemos. El país debería tener una política en su dimensión pública; por ejemplo, sobre qué tipo de software debemos usar, si licenciado o libre.
”Además, debemos tomar una definición sobre el tipo de industria TIC que queremos. Hay una visión de preparar gente en computación y darles inglés para que los emplee la maquila tecnológica. La otra visión es seguir impulsando las pequeñas industrias tecnológicas nacionales, que se puedan asociar con transnacionales.
”Tampoco tenemos una política que aborde el tema de la interoperabilidad o de la seguridad informática. Cada institución pública es un feudo tecnológico. Ahí se necesita una política y tampoco la tenemos. Otros países sí la han hecho y han puesto metas. Nosotros no tenemos metas tecnológicas ni de corto ni de mediano plazo. ¿Qué quiere este gobierno? ¿Cómo quieren que sea el ámbito de las TIC a cinco o a diez años y cuáles son las medidas que van a tomar para llegar ahí?”
A mí me sigue sonando raro que la oficina de Gobierno Digital esté en una empresa pública que se abrió a la competencia (el ICE) cuando debería ser una institución de rango superior. Hacen cosas muy puntuales, como las mejoras en procesos para obtener pasaportes y licencias o Merlink, pero no nos da una visión.
Según el último informe, un tercio de las empresas grandes ya está en la nube, algo que me sorprendió. Sin embargo, las empresas no tienen una política de desarrollo tecnológico, sino que tienen departamento de informática con un encargado que le resuelve problemas y no tienen una orientación.
Costa Rica fue pionera en este campo y hoy estamos vemos el resultado de ese trabajo. Sin embargo, tenemos dos deficiencias. Una es el uso de las TIC para la pedagogía porque en las aulas no se usan. Lo segundo es la brecha digital, entre lo urbano marginal y el resto, que es grande. Las diferencias entre lo urbano y lo rural no son tan grandes; el problema lo tenemos con lo urbano marginal.