Testimonio de niños condenó a homicida

Las pruebas lo señalaron a él como el único responsable

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La declaración que rindieron dos amigos de la escuela de Katia Vanessa González Juárez fue la prueba que más pesó para que el Tribunal de San José condenara ayer a Jorge Edwin Sánchez Madrigal por el homicidio de la niña, de ocho años.

Sánchez deberá descontar 30 años de cárcel como responsable del homicidio calificado de la menor, de ocho años, que ocurrió el 4 de julio del 2003 en barrio Quesada Durán, San José.

Los testigos fueron dos hermanos de apellidos Salas –una niña, de 11 años, y un varón, de 8–, quienes señalaron al imputado como quien le ofreció a González un conejo, una hora antes de su desaparición, estrategia que usó para atraerla hasta su casa. Ahí la asfixió y sepultó.

“Estos dos testimonios son dignos de la total credibilidad para este Tribunal por su espontaneidad y claridad”, explicó el juez Manuel Rojas.

“Esta narración de los menores encuentra plena verificación objetiva cuando, luego de enfocadas las sospechas de la hipótesis investigativa sobre el aquí imputado Jorge Sánchez Madrigal, se logra encontrar el cadáver de la ofendida en el subsuelo de la vivienda que ocupaba el imputado”, agregó.

Mientras escuchaba la sentencia, Sánchez Madrigal permanecía de pie, mirando al suelo. El sentenciado parecía indiferente a la decisión que ahí se anunciaba, la cual definió su vida para los próximos decenios.

Como todos los días del juicio, ayer llegó con ropa limpia, bien peinado y rasurado.

Entre el público, Olga Juárez, Keller González y Érick Fonseca –madre, padre y padrastro de la menor– escuchaban atentamente.

Según dijeron después, la justicia al menos les aseguró que por un tiempo Sánchez no abusará ni dará muerte a otra niña.

“Estoy más tranquila, estoy contenta. Me lo esperaba”, expresó la madre.

En el resumen de la sentencia, dictada también por las juezas Ligia Arias y Jeannette Villarreal, el Tribunal insistió en que toda la prueba valorada permitó concluir que Sánchez Madrigal es el único autor posible del asesinato.

Solo él

Ese hombre, de 37 años, era el único habitante de la vivienda al momento de la desaparición y muerte de Katia Vanessa González, por lo cual se descarta que alguna otra persona haya pasado “a sus espaldas” a cavar una fosa y enterrar a la niña.

No caló en el Tribunal la hipótesis del defensor Esteban Jiménez según la cual el encartado no tuvo un plan para atraer a la chiquita y darle muerte.

Por el contrario, según el fallo, Sánchez “actuó a lo seguro” y buscó el mejor momento para hacer que la niña llegara a su casa.

Precisamente, ofrecerle el conejo fue “el recurso que empleó con intención torcida”, aprovechándose con “astucia” del deseo de la pequeña de contar con una mascota.

Es, por estos elemento, que, en criterio del Tribunal, hubo alevosía y por esta razón es que a Jorge Edwin Sánchez Madrigal lo condenaron por homicidio calificado y no homicidio simple.

Luego, “con abierto menosprecio por la acción cometida”, fingió preocupación y le ofreció ayuda a la madre, Olga Juárez, para buscar a la niña.

“Teatralizó” sentir una congoja y “reveló un alto grado de cinismo” porque se unió a la búsqueda, para evadir sospechas.

Los jueces le reprocharon el hecho de que “en forma macabra” sepultó el cuerpo, debajo de su casa y a pocos metros de donde se organizaba un operativo para hallarla. La Policía dio con el cuerpo seis días después, en la fecha de cumpleaños de su mamá.