El volcán Rincón de la Vieja registra hasta seis erupciones diarias desde la semana pasada, pero de momento los científicos no han notado que pongan en riesgo a las comunidades vecinas.
Según el vulcanólogo Javier Pacheco, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), los sismómetros y sensores de infrasonido les permiten captarlas, pues las condiciones del tiempo impiden su visibilidad.
Este jueves, a las 7:25 a. m., se registró una de esas erupciones, con una columna que se elevó a 500 metros sobre la altura del cráter.
El lunes pasado los vecinos de Curubandé y Cañas Dulces de Liberia observaron algunas y las reportaron al Ovsicori, pues las columnas se elevan a unos 500 metros del cráter, situado entre Liberia de Guanacaste y Upala de Alajuela.
La Comisión Nacional de Emergencias recordó a las poblaciones cercanas estar alertas y avisar de cualquier cambio que noten en la cima o en las quebradas y ríos que bajan de ella.
“Cuando se producen esas pequeñas explosiones hidrotermales, hay gas que sale súbitamente hacia la atmósfera y eso produce cambios en las ondas de presión, los cuales son captados por sensores que están a cuatro kilómetros del cráter”, dijo Javier Pacheco.
Eso les sirve para llevar el pulso del coloso, pues sea de noche o con lluvia y neblina, los dispositivos captan esas ondas de presión y alertan sobre lo ocurrido, lo cual se compara con los sensores de sismos pequeños y se constata la actividad constante del coloso, que es el más activo del país en este momento.
Como por ahora la lluvia, los rayos, la niebla y el peligro por las mismas erupciones limitan el acceso a la cima, que está a 1.895 metros sobre el nivel del mar, los vulcanólogos cruzan la información de los sensores con visitas a los manantiales de aguas termales que están en las partes bajas.
Las mediciones de temperaturas, acidez y otros parámetros también generan datos que les permiten detectar cambios en la actividad interna del volcán.
En algunas de estas hornillas, el Ovsicori tiene instrumentos que envían señales de forma automática, pero hay otras que se visitan para mediciones periódicas en el propio sitio, sin que hasta ahora revelen cambios grandes.
“De momento no se esperan cambios significativos, pues la gran mayoría son erupciones muy pequeñas y unas cuantas moderadas”, acotó Pacheco.
Dijo que en lo que va del año el volcán ha tenido ciclos constantes de altibajos, que seguirán ocurriendo sin que los signos muestren por ahora el paso a una fase mayor.