"Estas organizaciones hacen un estudio profundo de las víctimas, logran obtener datos que implican convencimiento y, de alguna manera, ubican al afectado frente a una fuente fiable.

“Además, han elaborado guiones que son muy convincentes y que permiten predecir el comportamiento y las acciones de los seres humanos, es una especie de técnica de mercadeo con perspectiva criminal que funciona”.

De esa forma explicó Wálter Espinoza Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la forma en la que los reos han perfeccionado sus técnicas para cometer estafas telefónicas desde la cárcel y que les permiten sustraer montos millonarios de cuentas de personas con diversos perfiles.

Para las autoridades, las labores de inteligencia previas son las que les permiten acceder al usuario y convencerlo de brindar datos sensibles, como números de cuentas y contraseñas.

Hasta ahora, las autoridades judiciales no han podido establecer si estos grupos organizados cuentan con ayuda de terceros que trabajan en entidades públicas o privadas y les facilitan el acceso a los datos, o si es mediante la vulneración de los sitios web institucionales obtienen perfiles de sus posibles víctimas.

“No hemos podido comprobar si eventualmente podrían haber terceros que trabajan o tienen cercanía con instituciones públicas o privadas, o si los sistemas tienen una debilidad y son vulnerados, eso lo está investigando el OIJ, pero no es fácil de establecer.

"Lo que nos llega a nosotros a las oficinas para investigar es un caso aislado, en donde una persona nos cuenta que recibió una llamada de un número X, brindó datos y eso permitió que un tercero extrajera bienes de sus cuentas”, manifestó Espinoza.

El jerarca afirmó que las víctimas en ocasiones son empresarios, pero también hay casos en los que una ama de casa que recibió dinero en una cuenta cayó en el timo de los delincuentes, por lo que lo fundamental es entender que ante una llamada en la que se solicitan datos, lo que se debe hacer es colgar, porque hay casos en los que familias han perdido sus casas, empresas u otros bienes de valor por brindar información telefónicamente.

Colaboración desde afuera

Espinoza destacó que la colaboración externa para las bandas que cometen estafas, las cuales actúan desde el Centro de Atención Integral (CAI) Jorge Arturo Montero, conocido como La Reforma, en San Rafael de Alajuela, son más que todo en el préstamo de cuentas bancarias.

“Hay familiares que ayudan con teléfonos y otros que les ofrecen sus cuentas o les ayudan a buscar otras personas que presten las suyas para trasladar el dinero, ya que cuando se comete la estafa ocupan disponer de los fondos para seguir delinquiendo”, dijo el jerarca judicial.

Las investigaciones han permitido establecer que con el dinero de las estafas los grupos compran carros, electrodomésticos, pagan remesas o recargas para el bien de todos sus miembros.