Los tres policías detenidos la semana anterior como sospechosos de “plantar” indicios en personas inocentes, quedaron en libertad.
La decisión la adoptó el Juzgado Penal de Goicoechea el viernes anterior. A los implicados se les ordenó no acercarse ni molestar a las víctimas y a los testigos.
Los oficiales, de apellidos Alfaro (de 29 años), Campos (de 23) y Gómez (de 32), fueron detenidos el miércoles anterior por la Policía Judicial. La Fiscalía les atribuyó el delito de abuso de autoridad.
La oficina de prensa del Ministerio Público informó de que la Fiscalía Adjunta de Goicoechea solicitó solo medidas cautelares y no la prisión preventiva.
Esa gestión fue avalada por el Juzgado Penal, que determinó que los agentes cuentan con arraigos suficientes para no abandonar el país y que no van a entorpecer las pesquisas.
Los policías investigados laboraban en la delegación de la Fuerza Pública de Moravia, en San José, donde Alfaro es el jefe.
El director de la Fuerza Pública, Juan José Andrade, dijo ayer que los oficiales fueron reincorporados a sus puestos de trabajo.
“Los compañeros ya se encuentran laborando nuevamente luego de que quedaran en libertad. Internamente se abrió una causa administrativa para investigar los hechos”, expresó Andrade.
Investigación. La Policía Judicial explicó, por medio de un comunicado de prensa, que en abril y mayo del presente año recibieron dos denuncias de personas que, al parecer, fueron detenidas por los sospechosos de manera injustificada.
Los afectados manifestaron que los oficiales los llevaron a la delegación y los mantuvieron ahí en contra de su voluntad, argumentando que les habían encontrado droga y un arma blanca; sin embargo, los ofendidos aseguraron que los cargos eran completamente falsos.
Presuntamente, los agentes les atribuían a los afectados la tenencia de estupefacientes que ellos (los oficiales) habían decomisado en operativos anteriores y no había reportado a la Policía Judicial.
Además, de acuerdo con la investigación, los oficiales hacían retenes y utilizaban los nombres de los conductores para atribuirles la droga que tenían almacenada, y de esa manera lograban justificar la tenencia.