
Las autoridades la califican como una ventana de oportunidades para la delincuencia, donde un usuario puede comprar o vender drogas, armas, pornografía infantil o realizar extorsiones al alcance de un clic y sin dejar rastro alguno.
Así es la deep web o Internet profunda, una herramienta digital que cada año toma más popularidad en Costa Rica y en el extranjero.
Técnicamente, la web profunda es una parte de Internet que no está en los principales buscadores, es decir, son páginas a las que no se puede acceder fácilmente.
La Internet se divide en web superficial y profunda. En la primera es donde se encuentra información que está en buscadores y sitios tradicionales como Google, Yahoo, Facebook, entre otros.
Mientras que a las páginas de la Internet profunda solo se puede entrar por medio de un software especial, el cual toma menos de cinco minutos descargarlo en cualquier computadora y su principal característica es que permite navegar de forma anónima.
“La deep web lo que hace es confundir a quien quiere darle seguimiento al que está guiando el mensaje; entonces genera saltos a nivel del mundo.
”Esa comunicación, aunque yo la haga desde Costa Rica, si la hago a través de la deep web va a parecer que estoy en Finlandia y, en cinco minutos, va aparecer que estoy en otro país y, así por el estilo porque lo que pretenden es el tema de ocultar el origen del acceso.
”Está muy bien pensado y genera una ventana de oportunidades para la delincuencia”, manifestó Francisco Fonseca, fiscal adjunto de Delincuencia Organizada.

Fonseca explicó que la Internet profunda surgió como un mecanismo para comunicarse en países donde se limita la libertad de expresión o ciertos contenidos. Sin embargo, ahora es aprovechado por delincuentes para perpetrar delitos.
El mismo criterio tiene Erick Lewis, jefe de la sección de Delitos Informáticos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), quien dijo: “No todo es malo en la deep web, pero ha sido utilizada por delincuentes, al igual que el Internet normal; la diferencia es que permite que la navegación sea anónima. Allí se pueden encontrar y han sido utilizadas por delincuentes para pornografía infantil, venta de armas, drogas”, manifestó
Consultado sobre el tema, el especialista en seguridad informática, Camilo Gutiérrez, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, comentó que las autoridades están limitadas para atacar a los que cometen delitos.
¿Por qué? “Es muy complicado tratar de determinar el origen de conexiones, por la forma en que están diseñados los sitios. Una persona en el momento en que ingresa a Tor (un buscador de la web profunda), antes de llegar al sitio web, brinca por diferentes servidores.
”Una persona que accede desde Costa Rica parece que estuviera en Rusia; es muy difícil tratar de identificar desde dónde se está cometiendo el delito”, detalló Gutiérrez.
Preocupación
De acuerdo con Lewis, a la Policía Judicial le preocupa el aumento en la popularidad de la web profunda en Costa Rica.
Expresó que la sección que dirige llevan varias investigaciones en curso, sobre las cuales no puede pronunciarse.
En el presente mes trascendieron dos casos de pornografía infantil producida en Costa Rica y que se distribuía en la web profunda a precios que oscilan entre los $500 y $5.000.
El primero corresponde a dos hermanos detenidos por abusos sexuales contra una menor de 9 años en Desamparados. El segundo es sobre dos fotógrafos que estaban ligados a una red mundial de pornografía infantil y reclutaban a menores que tenían el sueño de ser modelos.
“Nos preocupa que los delincuentes la estén utilizando. También que personas entren ahí a buscar información o a husmear, pero muchas veces estos sitios lo que pueden hacer es infectar la computadora de las personas”, dijo el funcionario.
Pagos sin rastro
Paralelo al uso de la web profunda se encuentran los pagos con moneda virtual. El más usado es el llamado bitcóin, una moneda digital que ni es ilegal ni es regulada a escala internacional.
Esta divisa le da ventaja a los delincuentes porque no deja rastro.

Los bitcóines se adquieren mediante de la Internet y, según las autoridades, actualmente tiene un valor de $2.400.
“Su uso no es ilegal; es simplemente una moneda virtual que no deja huella de transacción, lo que complica a las autoridades porque no deja rastro.
”Se usa para compra de armas, pornografía infantil e incluso para pagar actividades sicariales. Hemos tenido casos de secuestro, este y otros eventos de estafas”, enfatizó el director general del OIJ, Wálter Espinoza Espinoza.
Tal es el caso del canadiense Ryan Criag, el cual dio a conocer Telenoticias en enero de este año. El foráneo fue secuestrado en el 2015 en Santo Domingo de Heredia y sus raptores pidieron a la familia pagos a través de bitcóines para liberarlo.
Los familiares recibieron correos anónimos exigiendo el pago. Luego de varios intercambios de correos, los parientes efectuaron transacciones cercanas a los $50.000, y el extranjero fue liberado.