Texto original publicado por La Nación el 17 de julio de 1971.
Un sudamericano de apellido Hincapié, y un costarricense de apellido Ramírez, aparecen como principales comprometidos en el manejo, funcionamiento y explotación de seguros, cuyo monopolio por ley tiene en Costa Rica el Instituto Nacional de Seguros.
Trabajaban en una oficina bien montada en esta capital, la cual funcionaba bajo el disfraz de compañía de bienes raíces y de fondos mutuos.
El mayor Rosendo Herrera, director de detectives, y los agentes Francisco Calvo y Fernando Moya, con los investigadores del departamento de extranjería señores Francisco Smith y B. Carrillo, efectuó las investigaciones que se iniciaron hace unos tres meses.
La oficina de detectives informó que no se había procedido antes contra los transgresores, porque se esperaba ver qué hacían.
Al principio, no existían pruebas concretas de su delito. Sin embargo, tomaron confianza e iniciaron el negocio en gran escala. Ramírez, quien aparece como presidente de la compañía, que tienen relaciones en Panamá y en Estados Unidos, buscaba los clientes para los seguros, y el sudamericano los “trabajaba”. Ya tenían 50 personas interesadas en el negocio.
Ayer fueron detenidos los sospechosos y en una explosión de disgusto, ante la sorpresa de los detectives, los dos se acusaron con lujo de detalles.
Terminaron por desenmascararse y los agentes salieron ganando, porque relataron pormenores secretos de la organización que ellos todavía no conocían.
El caso ha sido puesto en manos del juez penal de hacienda, porque se trata de un delito contra el Estado.
En otras noticias:
Retuvieron indebidamente gran camión de carga
Un camión de carga cuyo peso es de unas siete toneladas, propiedad de la compañía Inversiones Trébol, que había desaparecido hace tiempo, fue encontrado por los detectives O. Bauzid y Edwin Jiménez después de que efectuaron una cuidadosa investigación desde Liberia hasta Esparta.
En algún lugar de esta región, estaba oculto el enorme camión, valorado en ¢175.000 por el denunciante señor Roy Mc. Cormick, quien dijo que un hombre de apellido Rojas era quien se los había llevado y que no solo desapareció sin dejar rastros sino que escondió la máquina, que fue conducida a la Dirección de Detectives, lugar especial por su tamaño.
Allí quedó a disposición de las autoridades judiciales, que ventilarán el proceso por retención indebida.
Revolución cultural en Rumania
Tres prominentes funcionarios rumanos fueron cesados ayer en lo que se ha considerado una “pequeña revolución cultural rumana”.
El jefe del Partido Rumano Nicolae Ceausescu ordenó al partido que asuma el control absoluto de los asuntos culturales de la nación y que destituya a “todos los remanentes con mentalidad burguesa”.
Estas disposiciones siguen inmediatamente después que Ceausescu regresó en junio de una visita a China donde tuvo lugar una revolución cultural en gran escala.