Fanny Barrantes pasa hasta una semana sin ver a sus dos hijas, de 16 y cinco años de edad.
Su esposo, Darci Aguilar, tiene un horario que le permite estar un poco más tiempo con las hijas, pero también debe salir cada día a velar por la seguridad del país.
Barrantes (de 35 años) y Aguilar (de 26) son un matrimonio que reside en Tucurrique de Cartago, y también son policías de la Fuerza Pública.
Ayer, ambos se unieron a la marcha de cientos de oficiales, porque aseguran que sus ingresos son bajos para cumplir con las necesidades de vivienda, alimentación y estudio de una familia.
Actualmente, ellos pagan un préstamo de vivienda, cubren la educación secundaria de su hija mayor y otras necesidades.
Aguilar pertenece al grupo de “policletos” desde hace cinco años, mientras que Barrantes se unió después a la Fuerza Pública, en la que ya cumplió dos años.
Por el poco tiempo que tienen de laborar en la entidad, el pago que reciben por concepto de anualidades no es alto. Sus salarios se enmarcan en el de un oficial raso.
Según comunicó el Ministerio de Seguridad, en esa entidad hay 5.300 oficiales que reciben salarios que están entre ¢300.000 y ¢450.000 por mes. Otros 8.070 policías tienen ingresos superiores a ¢450.000 mensuales.