Un bebé de un año y su hermano de tres años eran utilizados como “pantalla” por el grupo narcotraficante que fue desarticulado este pasado jueves en Garabito, Puntarenas.
La madre de los pequeños, identificada con el apellido López, es una de las sospechosas detenidas y fue la encargada de arrendar el condominio usado por la banda criminal como bodega.
Ella sería sobrina de otro de los sospechosos arrestados, quien también es de apellido López, según informó el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Wálter Espinoza.
“La razón de la presencia de los menores, además del vínculo filial, es que de alguna manera funcionan de mampara y camuflaje para la organización criminal en el tanto y cuando dan la impresión de que se trata de una actividad familiar, de que están realizando actividad vacacional en el sitio”, agregó Espinoza.
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Según las autoridades, al momento del allanamiento, los agentes pudieron observar importantes cantidades de droga al descubierto.
Luego del operativo policial, los pequeños quedaron bajo custodia del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
En total, fueron decomisados 1.102 paquetes de cocaína por agentes de la sección de Estupefacientes del OIJ.
Dentro de la vivienda también se encontraron 11 fusiles de asalto, entre ellos dos AK-47 y otro conocido como “matapolicias” (usualmente se refiere a los rifles P90 que son de calibre 57). En la escena no se halló dinero ni municiones.
La Policía Judicial precisó que los dos carros decomisados tenían compartimentos escondidos para almacenar drogas, uno de ellos con un sistema hidráulico. Se estima que podían transportar hasta 450 kilos de cocaína, cada uno.
Además de las detenciones del los dos familiares, se aprehendió a dos hombres más de apellidos Cortés y Chaves, así como a una mujer de apellido Varisco. Todos son costarricenses y no cuentan con antecedentes penales.
Todos los sospechosos afirmaron ser comerciantes y, en apariencia, son vecinos de Cañas y Grecia.
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Despliegue policial
El operativo de este jueves se realizó en calle El Cementero de Quebrada Ganado, en Garabito de Puntarenas, y contó con el apoyo de la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS) y de oficiales de la Unidad Especial de Intervención (UEI).
De acuerdo con Espinoza, la investigación comenzó hace seis semanas luego de que el OIJ recibiera diversas informaciones que no fueron precisadas.
“El grupo tenía relaciones y vínculos que les permitía colocar la droga que trasegaban. La sustancia ilegal que se trasladaba desde Costa Rica era clorhidrato de cocaína, el cual era recibido de otras organizaciones criminales que depositaban la droga en las costas costarricenses del Pacífico”, manifestó Espinoza.
Según la investigación, una vez que la droga ingresaba a territorio nacional era trasladada a la vivienda de Quebrada Ganado para ser almacenada y, posteriormente, enviada a México.
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