Kathya Rodríguez, directora de Migración, acababa de llegar a su oficina, el 7 de diciembre del 2012, procedente de Panamá –donde recibió la presidencia pro témpore de la Conferencia Regional sobre Migración–, cuando leyó una carta en la que el ministro de Seguridad, Mario Zamora, le ordenaba irse de vacaciones al mediodía por tenerlas acumuladas. El 18 de abril regresó a su puesto y, en una entrevista con La Nación, seis días después, manifestó que a su regreso se topó con obstáculos, desolación y un equipo de trabajo desbaratado.
¿Cómo han sido los primeros días de trabajo a su regreso?
En estos seis días hábiles, mi intención fue empaparme lo más rápido de cómo iban las cosas. Entre jueves y viernes (de la semana antepasada) hice dos reuniones con jefaturas para que me hicieron un mapeo de situaciones. En esta silla (de director) han estado quien hoy es viceministro (Freddy Montero) y el ministro (Mario Zamora). Es frustrante que, pese a que conocen la complejidad de este trabajo, cuando regresé a asumir labores me encontré un despacho desolado.
¿Por qué desolado?
Cuando yo me fui dejé aquí a cinco personas: mi jefa de despacho, mi secretaria, dos personas de apoyo y un comunicador. Ahora, yo llego y solo hay una muchachita joven en el puesto de secretaria, a quien habían nombrado dos días antes. Ella ni siquiera podía convocar a los jefes porque no sabía quiénes eran, no tenía accesos a la computadora, no podía imprimir una carta ni tenía la guía telefónica. Inmediatamente, le mandé un oficio al jefe de Recursos Humanos, que es nuevo, para llamar de vuelta a mi jefa de despacho y mi secretaria. Me tuve que plantar porque ese señor no quiso recibirme el oficio inicialmente. No había una actitud de colaboración, sino de obstaculización. Pasó una semana para que mi jefa de despacho subiera. Pedí un informe de todos los movimientos de personal que hubo desde que salí hasta que entré y ese oficio no me ha llegado; me dijeron que me lo darían en un plazo de ocho días. La jerarca de esta institución no tiene acceso directo a la información en Recursos Humanos. Ese señor le mandó un oficio al viceministro (Freddy Montero) para que él le diera instrucciones de qué hacer con mi petición. Él es personal a mi cargo y la ley dice que yo soy la superior jerárquica de esta institución, entonces, siento que la creación de una nueva instancia (el viceministerio) y el mensaje que erróneamente han recibido están confundiendo sobre quién es la cabeza.
¿Cómo maneja esa dualidad con el nuevo viceministro?
Si se crea una nueva instancia, la única razón es el interés público, y que genere valor agregado, pero no es lo que me estoy encontrando. Le pedí al señor ministro una consulta clara para que delimitara las competencias. Ya recibí comunicaciones del viceministro para que yo hiciera algo porque había mucha basura aquí en una esquina. La misma persona que hoy me está dando una instrucción estuvo en esa silla y esto no se acumuló en los seis días que llevo aquí. Me pidió también que coordinara con Ingeniería de Tránsito para pintar una calle. Lo que tengo en estos oficios son instrucciones. En el tanto no he recibido una circular del ministro de las competencias y lineamiento político estratégico, lo que tengo es un jefe inmediato que me da órdenes. Yo conozco bien la línea jerárquica y el jerarca está para supervisar labores. Lo que me queda muy claro es que el viceministro es una instancia para supervisar las labores de la directora de Migración.
¿Siente entonces que el viceministerio se creó para supervisarla?
Yo creo que tenemos que estar todos del mismo lado, porque el tema es la mejora de la institución y no ver quién botó basura. Si el señor ministro delega en un viceministro la función de supervisión, que es una potestad suya, yo me atengo a eso porque estoy clara en mi condición de subordinada. Sin embargo, la fundamentación que da la señora presidenta (Laura Chinchilla) en el acuerdo de creación de este viceministerio dice que es para coordinar o coadyuvar en las labores administrativo-financieras. Él y yo tenemos que trabajar hombro a hombro. Yo me tengo que relacionar con él. Lo que él necesite para ver las necesidades administrativo-financieras, nuevas ideas, proyectos, mejorar lo que existe, es un trabajo que enhorabuena no solamente yo tengo toda la responsabilidad, sino que tengo un apoyo directo del despacho ministerial. Eso me parece fabuloso.
¿Se va a mantener pese a sentirse incómoda?
Estoy en jaque desde el 7 de diciembre. Yo creí que, además, iba a ser mate, pero el hecho que aún esté aquí fue que no hubo mate, pero el mate viene en cualquier momento. En la medida en que sienta que no se me darán condiciones y se ponga en riesgo mi gestión porque no voy a poder tener los ojos suficientes para manejar todo, y si yo siento que llegué al límite, con riesgo de incurrir en algún error o riesgo, o que la institución se esté paralizando, tomaría alguna decisión.Yo tomo mi trabajo muy en serio. Recibí de la señora presidenta de República (Laura Chinchilla) una invitación para conformar parte de su equipo en materia migratoria. He tratado de responder a la confianza que me dio desde el primer momento, trabajando lo más a conciencia posible. No digo que no se hayan podido cometer errores porque es muchísimo lo que se trabaja aquí, y sobre lo que haya que responder por eso estoy aquí. Si sintiera que tengo algo muy grave, no vuelvo. No voy a permitir que mi nombre se manche.