“Nos es clarísimo, por la Escritura, que el perdón y el amor deben estar presentes en nuestros corazones, pero no un amor que dé la impresión de que no es de gravísima envergadura la dimensión y consecuencias de lo sucedido, ni que estamos más inclinados por el ofensor que por los ofendidos, quienes merecen nuestro respeto, solidaridad y apoyo, aun y cuando signifique que ellos acudan a las instancias judiciales para que se haga justicia”.
Con estas palabras, dirigidas a Juan Manuel de León, la cabeza de Generación 3:16 en México, cinco pastores de la filial de Costa Rica abandonaron la agrupación, golpeada recientemente por los señalamientos contra su líder, de apellidos Chavarría Fonseca, por supuestos abusos sexuales.
Los firmantes, identificados como los pastores Miguel Chavarría F., Dagoberto Vargas, Rodrigo Zamora, Enrique Beltrán y Alex Quesada, le reclaman al líder mexicano una posición más firme en torno a los hechos denunciados en tierras ticas.
Ellos hacen referencia a lo que ocurre con el máximo pastor de Generación 3:16 en Costa Rica, quien fue detenido el pasado lunes 5 de agosto por cinco denuncias de abusos sexuales, y quien cumple dos meses de prisión preventiva.
Según divulgó semanas atrás el Semanario Universidad, al pastor, de 58 años, se le atribuyen tocamientos, insinuaciones y acoso. Además, agrega el medio, era conocido por recomendar miembros de su iglesia a la campaña del candidato Fabricio Alvarado, en las elecciones del 2018.
Las denuncias contra Chavarría, que escalaron a instancias judiciales, motivaron al resto de guías de G3:16 en Costa Rica a separarlo “definitivamente” de la congregación y así consta en un manifiesto firmado el 24 de julio por José Roberto Alvarado, Álex Sánchez y los otros cinco ya mencionados.
Este grupo pretendía reunirse con Juan Manuel de León el pasado 25 de julio; empero, la cita no se concretó.
Por el contrario, según consta en un documento de ese mismo día, varios de estos líderes espirituales cuestionaron a de León por no emitir manifestaciones más drásticas respecto a lo que ocurría con Chavarría.
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Haciendo referencia a las cartas de Pablo a los Corintios, Chavarría F., Vargas, Zamora, Beltrán y Quesada, señalan que quien incurre en pecado primero debe reconocerlo y luego mostrar arrepentimiento.
“En nuestro caso Juan Manuel, espiritualmente ¡NI SIQUIERA ESTAMOS EN 1.° CORINTIOS 5! Ya que al ofensor ni siquiera se le separó COMPLETAMENTE de la obra, como lo hizo Pablo, permitiéndole reunirse con líderes para orar, enseñar y aún preparar predicaciones que serían dadas luego a la iglesia. Él no ha caído en arrepentimiento y consecuentemente en el reconocimiento de la DIMENSIÓN de los hechos sostenidos y ocultos por el espacio de años que usted conoce”.
“En el transcurso del tiempo, nos hemos dado cuenta de que esta actitud permisiva hacia el ofensor es la norma en la iglesia G3:16, por los casos conocidos en Colombia y Chile”, señala el documento.
“Nos hemos dado cuenta de que la estructura de la iglesia se presta para estas situaciones, debido a la falta de transparencia”.
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Para los firmantes, el no señalar lo que está mal en los hombres puede originarse en un “concepto torcido de fidelidad al líder”.
“Hoy se levantan disputas y heridas entre parejas, muchachitas hasta hace poco solteras y hoy recién casadas lastimadas, manchadas, habiéndoseles negado la bendición y el sueño de entregarle a sus maridos un corazón y una conciencia sin reproche, sin ecos de lo sucedido en el transcurso del tiempo”, indica el escrito.
“Por otro lado, no queremos ni pensar en lo que significaría para los ancianos padres de la persona en cuestión el conocimiento de los hechos cometidos. No creemos que tengan la capacidad para resistirlo. Sin embargo, eso tampoco fue tomado en cuenta por él”, manifestaron los pastores.
Roberto Alvarado, un guía espiritual que tras 21 años se alejó del grupo, declinó dar detalles sobre la posición tomada por de León.
Alvarado afirmó, en un comunicado a G3:16, no poder “permanecer en una obra en la que la verdad y la transparencia parecen no ser principios rectores” y criticó que ni de León ni el resto de pastores le aclararon a él cuál es el manejo que se sigue en la congregación “a temas tan sensibles como los pecados de inmoralidad”.
Ante consulta de este medio, Alvarado afirmó que percibía a Chavarría como una persona “íntegra".
“Pero cada quien dará cuentas a Dios por su vida privada”, agregó.
Asimismo, Miguel Chavarría F., hermano del investigado, indicó que su abogado le recomendó no referirse al tema.