Limón. Pese a que pidió clemencia, el Tribunal de Juicio de Limón condenó ayer a 12 años de prisión a Aristides Arias Fallas, quien lideraba una organización dedicada al tráfico internacional de drogas hacia Guatemala, por medio de tanques o pipetas diseñadas para el transporte de amoníaco.
“Les pido perdón a mi familia, al Tribunal y a la patria. Yo estoy muy arrepentido. Esto, en realidad me ha afectado mucho y me ha traído muchos problemas. Fui amenazado de muerte. Aún actualmente, lo estoy. Cometí el gran error de mezclarme con gente muy peligrosa”, declaró Arias, quien está próximo a cumplir 50 años.
En esa misma manifestación, les achacó el ambiente de intimidación a personas que fueron acusadas, pero luego excluidas de la causa.
Añadió que en los tribunales también hay personas corruptas, como las hay en la Policía. “Ellos se fueron tranquilamente porque pagaron un dinerito y al más humilde le cayó esto”, expresó Arias.
Al consultarle al fiscal Christian Sánchez, sobre el trasfondo de dicha aseveración, únicamente se limitó a responder que era una afirmación que debía ser puesta en conocimiento de su superior, el fiscal adjunto, José Alexánder Mora, para que dicte las directrices por seguir.
En la lectura del por tanto, el presidente del Tribunal, Hernán Salazar, también utilizó el término “valiente” para caracterizar la comparecencia de Arias. Los otros jueces fueron Yolanda Alvarado y Guillermo Quilarte.
En criterio del Tribunal, desde su posición, Arias conformó y lideró una pequeña organización para trasladar la mercancía por carretera hasta Guatemala.
Experto. El juez Salazar manifestó que Arias era un experto en el transporte de sustancias peligrosas, por lo que, en virtud de la alta toxicidad de su carga, el camión no podía ser revisado.
Asimismo, conocía el momento para abrir la escotilla del tanque y sacar cualquier rastro de amoníaco, sin que corrieran peligro los que estaban al lado.
Además, conocía las rutas más seguras para llegar a Guatemala, desde Costa Rica.
Golpe. Este caso quedó al descubierto el 29 de abril del 2009, cuando en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, próximo a Nicaragua, oficiales de la Policía de Control de Drogas (PCD) descubrieron dentro de un camión cisterna un cargamento de 821 kilos de cocaína y 10 de heroína, con un valor superior a los $8 millones.
Ese día fue arrestado el conductor del cisterna, de apellido Arce; sin embargo, la investigación de la Policía de Control de Drogas (PCD) quedó abierta.
Posteriormente, fueron apresados un custodio del cargamento de apellido Molina, una amiga de Arias apellidada Cubillo y dueña del cabezal, un guarda de apellido Montealto, un vecino de Coto Brus, de apellido Ugalde, y una funcionaria judicial de apellido Serrano.
El sentenciado, vecino de Matina, no fue arrestado porque desapareció. En su declaración manifestó haber estado escondido durante cinco años, ya que estaba amenazado de muerte.
El grupo en su totalidad fue absuelto en un primer juicio en setiembre del 2010, pero el Ministerio Público apeló el fallo.
Durante un segundo juicio, el 16 de agosto del 2011, el Tribunal sentenció a Cubillo, Arce, Araya y Montealto a 10 años de prisión, por el delito de tráfico internacional de drogas.