Minor Corella Alvarado purgará 22 años de cárcel por asfixiar hasta la muerte a su esposa, Kattia Vargas Azofeifa, una enfermera del Hospital San Carlos.
El hombre, quien era un desempleado al momento del crimen, aceptó los hechos y se acogió a un proceso abreviado que concluyó este lunes con el dictado de la sentencia por parte del Juzgado Penal de San Carlos, en Ciudad Quesada.
Corella, hoy de 41 años, cometió el homicidio el 19 de noviembre del año pasado, luego de una discusión con su pareja, con quien procreó dos hijas y un hijo, que ahora tienen 11, 8 y 6 años, respectivamente.
Ese día, la víctima llegó a la vivienda en la que convivían en calle San Lucas, en Cedral de Ciudad Quesada, a eso de las 6:30 a. m., tras completar su jornada nocturna como enfermera en el Hospital San Carlos.
Al parecer, apenas ingresó fue increpada por su marido, quien la golpeó en diferentes partes del cuerpo y luego la tomó del cuello hasta ahogarla.
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Según relataron los vecinos, la pareja discutía constantemente y ese día escucharon gritos muy temprano por la mañana. Luego vieron a Corella caminando con los menores en los alrededores del parque de Ciudad Quesada, y les pareció sospechoso que la mujer no los acompañara.
Al notar esa situación extraña, los lugareños, junto con oficiales de la Fuerza Pública, ingresaron a la casa, donde descubrieron el femicidio.
Al llegar los oficiales del OIJ, encontraron el cuerpo en un baño, con golpes en la cara, abdomen, pecho y extremidades. Inicialmente se creía que el femicidio ocurrió con arma blanca, pero luego se aclaró que la víctima fue asfixiada.
Vargas, asesinada a los 44 años, se casó con Corella en diciembre del 2005. Poco antes del asesinato, la víctima incluso le había pedido el divorcio a su esposo, pero él no aceptó.
Al parecer, posteriormente cambió de opinión, pero le solicitó que ella le traspasara la casa y le diera una pensión de ¢100.000 mensuales para la manutención de los tres hijos.
Él pretendía que los hijos quedaran bajo su custodia, pero la mujer no estaba de acuerdo, informaron en aquel momento las autoridades.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó que incluso ella le había comentado a familiares que planeaba interponer una denuncia para sacar a Corella de la vivienda, pues alegaba que en la casa recibía agresiones y se había cansado. Ellos convivían en el mismo techo, pero separados.
En el 2017 hubo 26 feminicidos en Costa Rica y ya se registran 15 en lo que va del año.