El 4 de febrero de 1971, La Nación informó de que agentes de la sección de narcóticos de la Guardia Civil decomisaron 50 pesas alteradas en la capital, mediante las cuales se estafaba a todo tipo de clientes.
La incautación comenzó a raíz de una operación contra los abusos, que proyectó el coronel Andrés Lippa Chaves, director general de ese cuerpo policial.
Dichas pesas alteradas estaban en uso en tramos ambulantes cuyos dueños vendían frutas y verduras cerca de los mercados de San José.
Las autoridades expresaron que casi todos esos artefactos robaban a los clientes cuatro y más onzas por libra.
De hecho, la Policía citó el caso de un oficial quien, vestido de paisano, compró dos libras de tomates en uno de esos tramos ambulantes o ventas callejeras.
Posteriormente, las llevó a una pesa legítima y descubrió que a las dos libras les faltaban casi siete onzas.
El coronel Lippa declaró en ese momento que no tenían interés en perjudicar a los trabajadores, pero que tampoco estaban dispuestos a tolerar que se abusara de las personas que compraban en la calle.
En otras noticias:
Ministro pidió cambiar actitud de los choferes de buses
El ministro de Transportes, ingeniero Mario Quirós Sasso, dijo en rueda de prensa que, con la experiencia personal que tenía al montarse en un autobús, había visto que era necesario cambiar la actitud de los choferes de esas líneas y lograr que se diera mejor servicio al usuario.
Agregó que el viceministro de la cartera, Enrique Soto, y el director ejecutivo del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), Bernardo Pacheco, se habían reunido y lograron concretar un plan de enseñanza y educación que se iniciaría el 22 de febrero próximo.
Por su parte, los dueños de autobuses ofrecieron enviar a sus choferes, de manera que se pudiera decir que era un plan tripartito, con la participación de Transportes, el INA y los empresarios.
Fuerte explosión destruyó fábrica de combustibles
Un trágico accidente que costó la vida a por lo menos 15 trabajadores y dejó heridos a otros 50, se produjo en una fábrica de combustibles sólidos para cohetes, cerca de Woodbine, Georgia, Estados Unidos.
Otros 18 operarios desaparecieron después del estallido producido en la planta de la Thiokol Chemical Corporation, que elaboraba dichos combustibles.
“Sabemos que hay un mínimo de quince muertos y no sabemos cuántos más puedan ser”, indicó en esa fecha el comisario de policía W. E. Smith, del condado de Camden.