Upala
En barrio El Real, Upala, Mariana López acompaña a su hermano Freddy Chévez López, de 20 años, para ayudarle a sobrellevar el dolor de haber perdido a su hijo Dilan, de ocho meses. Él mismo encontró el cuerpo, un día después de la avalancha que causó el huracán Otto.
La noche del 24 de noviembre él subió al cielorraso a su esposa, Xiomara Guerra, de 17 años, cuando el agua llegó a más de un metro del piso. Ella sostenía al niño, pero, en medio de la tensión, se le desprendió.
Ahora Xiomara está con ayuda psicológica y vive con la mamá en El Carmen de Upala, porque su casa le recuerda lo ocurrido y cómo perdió a Dilan.
Freddy Chévez es taxista informal y también recibe ayuda de psicólogos de la Universidad de Costa Rica.
“Mi familia me recibió 15 días en San José, para tratar de reponerme”, expresó.
Según Mariana, pese a que ellos alertaron sobre la desaparición del niño, no tuvieron ayuda de los cuerpos de socorro para la búsqueda.
Freddy lo encontró al día siguiente a unos 100 metros de la casa, entre unos palos y lleno de barro. “Nunca antes hemos tenido un dolor tan fuerte”, acotó.
Solos con el cadáver, entre el fango, en un barrio desalojado por completo, lavaron el cuerpecito de Dilan y esperaron por horas con dos policías hasta que agentes del Organismo de Investigación Judicial se presentaron para levantar el cuerpo, cerca del mediodía, contó Mariana.
Lamentó que únicamente unos vecinos ayudaron a buscarlo la noche de la avalancha.
A Dilan Chévez lo velaron en Brasilia, distrito de Dos Ríos, y lo sepultaron en Upala.