El escuadrón 53 del cazahuracanes le ha seguido la pista a Otto desde que se formó. Este jueves no fue la excepción y desde la mañana la aeronave voló sobre el ciclón.
La unidad, capaz de soportar los fuertes vientos y las lluvias, tiene como objetivo conocer las condiciones del fenómeno, para así alertar a los países sobre el momento estimado en que un huracán tocará tierra.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) agradeció al equipo del avión estadounidense su labor, a pesar del riesgo al sobrevolar el fenómeno climático.
Estados Unidos cuenta con 10 cazahuracanes, pertenecientes a la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de esa nación (NOAA) para el pronóstico de tormentas.
Cada uno despega con una tripulación de cinco personas desde Misisipi y llega hasta islas Vírgenes, en el Atlántico, así como a Hawai y Alaska, en el Pacífico.
La temporada de huracanes se extiende desde junio hasta noviembre y de acuerdo a los registros un vuelo de reconocimiento puede durar 10 horas.
Cada aeronave cuenta con un cilindro biodegradable de 40 centímetros, llamado GPS Dropsonde, el cual está atado a un paracaídas y tiene sensores, un dispositivo de geolocalización GPS, un microprocesador, una antena y una batería.
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Los sensores miden la presión, temperatura, humedad, velocidad y dirección del viento, mientras que el GPS envía la posición al satélite hasta que cae al océano.
En cada misión se lanzan entre 10 y 20 cilindros, según los funcionarios de esas unidades, estos caen a una velocidad de 11,5 metros por segundo.
Además, los meteorólogos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos cuentan con una computadora, que recopila la información que se envía al Centro de Nacional de Huracanes en Miami.