Víctima de violencia de género: ‘A Andrea (Fernández) la veo como la persona que me salvó la vida’

Amiga de dos mujeres asesinadas por sus parejas cuenta cómo la muerte de una de ellas la hizo finalizar una relación tóxica, en la que fue víctima de agresiones físicas y psicológicas

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“Comencé a comunicarme más con Andrea Fernández en los últimos meses de vida de ella, Dios o la vida nos juntaron porque las dos estábamos pasando por un proceso de violencia (...).

“Mi relación tóxica terminó un día antes de que ella falleciera por una situación muy parecida. Fui empujada, trataron de ahorcarme, hubo muchos gritos y golpes a las paredes.

“Al día siguiente estaba procesando todo lo que había pasado, realmente fue muy fuerte, nunca había llegado a ese extremo y en ese momento me llamaron para decirme que Andrea había fallecido (en marzo del 2018).

“Yo estaba pasando por lo mismo, pero en el momento en que a mí me dijeron (que ella había muerto), pensé que pude haber sido Andrea, que lo único que me faltó fue que me mataran (...).

“Por eso, a Andrea la veo como la persona que me salvó la vida, esa es la realidad. En medio de una tragedia tan grande, ella logró abrirme los ojos a mí y a cientos de mujeres y eso es algo bueno, que vale la pena recalcar”.

Estas palabras forman parte del testimonio de Abril Andyale Padilla Taylor, de 20 años, quien perdió a dos de sus amigas en feminicidios y estuvo inmersa en una relación tóxica.

Por dos años y seis meses la muchacha, vecina de San Pablo de Heredia, mantuvo un noviazgo con un joven que poco a poco pasó de los celos y el control a las agresiones físicas.

“La relación se tornó tóxica a partir de los dos años. Comenzó a celarme mucho, a controlarme sobre los lugares a los que yo iba y las personas con las que andaba. Al principio una, en su ignorancia y falta de autoestima lo confunde con protección, pero eso no es cierto, nada más le damos luz verde para que nos vean como objetos”, contó.

Padilla relató que su relación se dio muy rápido y que con el paso del tiempo comenzó a depender para muchas actividades de su pareja, quien tenía su misma edad (16 años).

“Durante la relación él (su exnovio) siempre fue celoso e inseguro. Le gustaba que yo me sintiera afortunada de que alguien como él estuviera conmigo, como si fuera un premio, y no era mutuo, me decía que todas mis amigas querían estar con él.

"Si yo subía una foto me decía que me veía vulgar aunque fuera normal, me decía con qué amigos podía estar y con quiénes no, a dónde podía salir y si no contestaba porque estaba dormida o porque estaba en el trabajo me interrogaba.

"Una vez se fue de viaje y se enojó porque no tenía facilidad de escribirme todo el día para saber qué estaba haciendo. A nivel físico, en los últimos seis meses de la relación hubo empujones, me agarraba duro del brazo o me ponía las manos en el cuello”, aseveró.

Para ella, la muerte de su amiga Miriam Andrea Fernández Vallejo, el 29 de marzo del 2018, fue una sacudida, ya que entendió que lo que ocurría estaba mal.

“Vi el dolor de las amigas y la familia de Andrea, me sentí devastada y me dije que no podía permitir que mi familia y mis amigas pasaran por eso, no podría estar en paz pensando que en algún momento le daría ese dolor a la familia”, aseveró.

Andrea era su amiga desde la adolescencia; aunque estudiaron en colegios distintos, tenían amigos en común. Cuando descubrieron que ambas pasaban por relaciones peligrosas, se acercaron aún más.

Luego del deceso de su amiga, Abril tomó fuerza y decidió no regresar con el muchacho con el que había compartido por más de dos años, aunque mantuvo contacto con él. Rápidamente comenzó una relación con otra persona que acabó tiempo después.

“El nivel de dependencia mío siguió con la otra persona, quien no era para nada agresiva, pero al no darme la oportunidad de sanar, seguí con el nivel de dependencia emocional y no me sentía bien.

“Comencé a tener problemas de ansiedad, depresión, obesidad e hipertensión, cuando terminamos todo se me vino abajo, pero me di cuenta que estaba cargando con el pasado, por lo que inicié a trabajar en mí”, describió Abril.

Hoy, tras nueve meses de estar soltera, reconoce que las terapias psicológicas, la finalización de amistades que no le aportaban a su vida y el dedicarse tiempo para realizar actividades que disfruta le han permitido salir adelante y ayudar a otras mujeres que están pasando por situaciones complicadas.

Sabe que ser feliz es una decisión propia y que el proceso de sanación se hace de adentro hacia afuera.

Padilla afirma que el primer paso para romper un círculo tóxico es reconocer que se está mal y el segundo es buscar ayuda.

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Dos golpes fuertes

Andrea Fernández falleció el 29 de marzo del 2018 en su casa, en San Francisco de San Isidro, Heredia. Días después, el resultado de la autopsia reveló que la causa de muerte fue por asfixia y Marvin Alonso Brenes Oviedo, su esposo, se convirtió en el principal sospechoso de los hechos.

El juicio por este caso fue anulado y el nuevo debate está previsto para el próximo 6 de enero.

Un año y siete meses después, el 1.° de noviembre del 2019, llegó a Padilla la noticia de que otra de sus amigas, Eva Morera Ulloa, había sido asesinada de un balazo en la espalda por su excompañero sentimental, un hombre de apellidos Garita Oviedo.

Actualmente, el muchacho está detenido y con medidas cautelares.

Padilla asegura que ambas mujeres dejaron una enseñanza en su vida y las recuerda como excelentes madres, que lejos de ver la llegada de sus hijos a sus vidas como un obstáculo, tomaron impulso para superarse.

“Andrea me deja una imagen de una mujer muy segura, muy feliz, emprendedora, trabajadora y una persona soñadora.

“De Eva me llevo recuerdos de que le encantaba bailar, le encantaba hacernos reír y tenía disponibilidad para ayudar a las personas.

“Las dos me llenan de ganas de seguir viviendo, de ser consciente de mi vida, de lo que hago con ella. Me levantan con ganas de ayudarle a otras chicas para que salgan de esto”, manifestó Padilla, quien recordó que a Eva la conoció en el colegio.

   || DISEÑO / LA NACIÓN.

4Eva: El comienzo de una ‘hermandad’ para empoderar mujeres

En medio del dolor por la muerte de sus dos amigas, Abril decidió buscar soluciones para que las mujeres dejen de morir a manos de sus compañeros sentimentales.

El primer encuentro de 4Eva (“For Eva” o Por Eva) se realizó este 7 de diciembre, en el salón de eventos Terrazas del Tyrol, en San Rafael de Heredia, y contó con una asistencia de 70 personas.

La actividad consistió en charlas de empoderamiento y amor propio, centradas en cómo romper relaciones de abuso y alejarse de ellas.

La joven explicó que luego de la traumática y trágica muerte de Eva, tal fue el impacto en ella y otras amigas, que decidieron buscar expertos de diversas entidades para realizar esta actividad. De hecho, ya alistan nuevas convocatorias.

“Tuvimos chicas de todas las edades, mamás, abuelas, tocamos temas muy importantes como amor propio, autoestima y vimos protocolos que permiten lidiar con situaciones de violencia y abuso”, comentó.

El próximo evento se destinará a educación masculina, el cual prevé se realice entre enero y febrero. Además, anunció que habrá otro encuentro 4Eva en Limón durante el primer semestre del 2020.

Su objetivo es organizar estos encuentros tan seguido como sea posible porque, ya que afirma que no puede darse espacio a que las personas olviden que los feminicidios son un problema “real y persistente”.

“En esta actividad recibimos mucha información positiva y alentadora, ha sido inspirador ver que pudimos hacer esto en el momento perfecto con las personas correctas. El feminicidio es una realidad y las mujeres vivimos en constante miedo y acoso, pero sí existen herramientas para lidiar con eso de forma inteligente”, recalcó Padilla.

Durante el conversatorio, una funcionaria del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) explicó qué protocolos seguir ante diversas situaciones de violencia, una psicóloga expuso la importancia de cuidar el amor propio y la boxeadora Hanna Gabriels brindó una charla sobre empoderamiento.

“Lo más crítico es inspirar la sororidad entre las niñas, que padres, madres y demás familiares nos obliguemos a criar mujeres que, en vez de competir con otras mujeres, les tiendan una mano. Basta de rivalidad. No debemos crecer pensando en que somo adversarias. Antes de responder con hostilidad, mejor tendamos una mano y veamos si podemos brindar nuestra ayuda al alguien con algún problema”, reflexionó.

Colaboró en esta información el periodista Juan Fernando Lara.