Tatuajes facilitaron reconocimiento de sujetos asesinados en Tirrases

Familiares retiraron en la morgue cuerpos de jóvenes que fueron emboscados en vía pública

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Diego Esteban Salazar Donzon y José Rodolfo Araya Oporta fueron los dos jóvenes de 22 años ultimados cuando viajaban en moto por la ciudadela Quince de Agosto, en Tirrases de Curridabat, la tarde del martes.

Los tatuajes que tenían fueron reconocidos en la Morgue Judicial por familiares, que llegaron a retirar los cuerpos este jueves.

Ambos fueron emboscados a plena luz del día por otros dos sujetos en moto que no les dieron tiempo de desenfundar el arma que llevaba uno de ellos.

Las primeras pesquisas policiales dejan ver que una agrupación dedicada al microtráfico tenía deudas pendientes con otra, por lo que esta última envió a Salazar y a Araya a recuperar el dinero adeudado.

Aunque los cobradores iban armados y con dos camisas, para quitarse una y despistar a las autoridades en caso de tener que disparar y huir, el otro grupo se les adelantó.

Cerca de uno de los cuerpos se halló una pistola de calibre nueve milímetros y muchos casquillos de ese mismo calibre.

En el lugar también se ubicó una motocicleta.

Los vecinos dijeron el martes que ninguno de los fallecidos era de la zona, lo cual resultó cierto, pues según el OIJ, Diego Salazar era vecino de Alajuela y José Rodolfo Araya vivía en Pavas.

Salazar tenía algunos de los tatuajes en el antebrazo izquierdo. En uno de sus perfiles de Facebook sale con un cigarro de marihuana frente a unas gradas de una barriada marginal.

El joven era padre de una niña de dos años y según los datos del Registro Civil, antes de irse a Alajuela vivió en San Miguel de Higuito, Desamparados.

De Araya Oporta solo se dijo que era nicaragüense indocumentado. No se tienen mayores detalles, solo que vivía en Pavas, lugar donde al parecer opera la banda que les encargó el cobro en ese sector de Tirrases.

El año pasado en ese poblado de Curridabat se registraron tres homicidios. La primera víctima fue el asistente judicial Armando Martínez Loría, de 41 años.

En marzo, Martínez iba a hacer mandados en un taxi colectivo y los gatilleros al parecer se equivocaron de pasajero.

Al mes siguiente, el 23 de abril, el fallecido fue Angel Gabriel Murillo Vargas, chatarrero de 63 años, al que le dispararon desde una moto en un aparente asalto.

Otro caso ocurrió el 28 de octubre, cuando le dispararon a Alexis José Hernández Coto, un llantero de 49 años. El asesinato ocurrió muy cerca de la barriada en que asesinaron el pasado martes a los dos motociclistas.