Redacción
"Estabamos todos aquí trabajando, lo que hicimos fue tirarnos todos juntos al puesto de lotería y cerramos la puerta. Nada más escuchabamos los balazos y los gritos. Una compañera de nosotros se descompuso", relató Ana Guzmán, vendedora de lotería.
Guzmán es una de las vendedoras de lotería que diariamente trabaja en las afueras de la Junta de Protección Social (JPS), en San José, y quien vivió muy de cerca el suceso de este miércoles, cuando el guardaespaldas de un chancero mató a dos asaltantes que pretendían robarle un maletín con ¢50 millones en mercadería.
"Si nos da bastante miedo pero tenemos que seguir trabajando. Con esto es que alimentamos a nuestras familias, tenemos que seguir adelante" añadió Guzmán. Ella relató que los mayoristas de lotería (los que tienen capacidad para comprar grandes cantidades del producto) si cuentan con guardaespaldas, pero los vendedores de a pie se la juegan solos.
Ella fue la única que quiso dar declaraciones a la prensa, pues sus compañeros vendedores continuaban hoy reacios y temerosos por lo acontecido. Ninguno aceptó ser fotografiado.
Doña Ana Guzmán se mostró muy escéptica con la posición de la Junta de Protección Social, en la cual aseguran que van a colocar seguridad en las inmediaciones de la institución para evitar robos a los vendedores.
De hecho esta vendedora de lotería aseguró que en ese mismo lugar hace tres años su esposo fue víctima de los asaltantes y le quitaron ¢5 millones en mercadería. Nunca recuperó lo robado.
Hernán Soto, de 52 años, también presenció el momento de la balacera.
"Yo estaba dentro de la Junta cuando escuché los disparos. Cuando salí vi a los malientes tirando bala. Todos salieron corriendo. Los maleantes dijeron 'no se mueva nadie' y le quitaron el maletín al chancero que asaltaron. Intentaron huir en moto, pero como todo el mundo comenzó a gritar, el asaltante que iba atrás de la moto, comenzó a tirar bala. Ellos no se percataron que un hombre que estaba ahí era guadaespaldas, entonces, él baleó al conductor de la moto y este quedó muerto. El otro salió corriendo pero luego cayó herido", contó Soto.
Según Soto, en el momento de la balacera, los guardas de la Junta cerraron los portones para proteger a los que estaban dentro. Pese a lo vivido ayer, él fue hoy a trabajar en las afueras de la JPS.
" Aquí y en todo el país, es demasiado inseguro vender lotería. Yo, como soy pobre, no puedo contratar seguridad. Solo los vendedores mayoristas de lotería pueden hacerlo. Con costos uno gana para comer ¿y va a pagar seguridad? . Uno solo puede andar armado para defenderse", expresó Soto.
Alfredo Loría, 53 años, quien también vende lotería en las afueras de la Junta, se cayó al intentar huir de la balacera debido a que por una discapacidad no puede correr.
"En el momento del asalto no pude salir corriendo como los demás, aparte tenía que resguardar la lotería que tengo en la mesa. Vi que el hombre estaba volando bala y lo que hice fue intentar salir corriendo pero me caí. La mayoría de la gente entró a la junta, luego cerraron los portones. Lógicamente tenían que cerralos por seguridad de los que estaban adentro. Luego pasó lo que contó mi compañero. Aquí es sumamente inseguro vender lotería. Yo me la juego con un revólver y la bendición de Dios. Ya uno sabe que este trabajo es peligroso. El ladrón anda detrás del billete. Uno ya está acostumbrado", manifestó.
En la JPS, por su parte, aconsejan a los vendedores a no exponerse y prometen elevar las medidas de seguridad.
"Nosotros estamos muy consternados, lamentamos que situaciones de este tipo también nos afecten a nosotros. Estamos coordinando con el Ministerio de Seguridad para lograr tener efectivos afuera del edificio, pensando en el tránsito de personas y de dinero que ocasiona está Navidad" explicó Delia Villalobos, presidenta de la junta directiva de la JPS.