En julio del 2011 comenzó una cadena de sismos superficiales (de 0 a 30 km de profundidad) en una zona que forma un triángulo, y se ubica entre las comunidades de Tobosi de El Guarco, Orosi de Paraíso y Frailes de Desamparados.
En diciembre de ese año, la actividad se incrementó y en solo ocho días ( 22 al 31 de diciembre) hubo 62 temblores.
La población se alarmó pues las pequeñas sacudidas siguieron durante el 2012, y, según un informe de la Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica (UCR), el año pasado ahí se generaron 136 temblores leves o moderados; es decir, con magnitudes que oscilaron entre 2,0 grados y 4,0 grados.
Aunque en la zona hay tres fallas superficiales –Aguacaliente, Navarro y Frailes– que en el pasado produjeron sismos fuertes, entre ellos el terremoto de Cartago de 1910, que fue de 6,4 grados, no había certeza de cuál de esas fallas generó la actividad.
Para tratar de aclarar las dudas, geólogos de la RSN iniciaron a mediados del 2013, y en silencio, una investigación para hallar la fuente de los sismos.
Luego de muchos análisis, así como de visitas al campo, los científicos identificaron que la mayoría de los temblores los generaba la falla Tarrazú.
Esta deformación no está reconocida, pero adquirirá ese valor cuando se describan sus características en un artículo que debe publicar una revista científica, afirmó el geólogo Wálter Montero Pohly, uno de los investigadores.
Por su parte, el geólogo Wilfredo Rojas Quesada dijo que se trata de un proyecto del Centro de Investigaciones Geológicas y que otro de los hallazgos es que entre los dos grandes sistemas de la zona (Aguacaliente y Navarro), hallaron varias fallas secundarias.
Rojas agregó que, por el momento, se procesan los datos, labor que calificó de lenta pues se realiza de una manera muy minuciosa.
Alerta. La posibilidad de esa nueva falla surgió luego de varias reuniones en que los expertos determinaron que no había una fuente bien conocida para asociar los constantes movimientos al sur de Cartago.
El geólogo Mario Fernández Arce, de la UCR, explicó que inicialmente pensaron que algunas de las sacudidas ocurridas en el 2013 podrían estar relacionados con la falla Aguacaliente, pero dijo que hay una cantidad importante de sismos cuyo epicentro está donde no se tiene identificada una deformación en la corteza.
“No es que se formó una nueva falla, porque para eso deben pasar millones de años. Tampoco que es inactiva y se reactivó , sino que estaba ahí, pero no se había identificado en el campo”, afirmó.
Se considera que la falla Tarrazú es “un salto o una desviación” de la Navarro y que tiene una longitud de entre 12 y 15 kilómetros.
Fernández agregó que es difícil determinar las razones por las cuales se activó, pero podría atribuirse a que algún sismo fuerte de los últimos años incrementó las tensiones en la corteza en ese sector.
Para los especialistas, este descubrimiento es muy importante pues una vez que se tenga el trazado será posible identificar riesgos en futuras construcciones.