Casi 200 adolescentes involucrados en presuntos delitos sexuales o posibles comportamientos sexuales abusivos han recibido atención en el Hospital Nacional de Niños (HNN) desde el 2018 y hasta agosto de este año. Ellos se someten a sesiones semanales de psicología, psiquiatría y trabajo social para reducir el riesgo de reincidencia o para que, de adultos, no se conviertan en ofensores sexuales.
Este programa existe desde hace más de 18 años y atiende jóvenes entre los 12 a los 17 años referidos del sistema penal juvenil, Patronato Nacional de la Infancia (PANI), escuelas, colegios y del mismo hospital por conductas sexuales abusivas o problemáticas.
Estos casos ocurren cuando se descubre o se tiene la sospecha de que un adolescente cometió o fue parte de un agresión sexual. Es una medida alterna para no ir a prisión y se conoce como suspensión de proceso a prueba, que incluye un tratamiento en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), no acercarse a las víctimas, continuar con sus estudios y algunas veces, realizar trabajo comunal.
“Este programa se hizo para beneficiar a las víctimas, para evitar que un adolescente siga en su conducta sexual abusiva, porque lastimosamente los ofensores sexuales de la tercera edad que hay en este país y en el mundo empezaron sus conductas sexuales abusivas cuando son adolescentes”, explicó el psicólogo Wálter Ramírez, uno de los pioneros de la iniciativa.
El abogado penalista, Federico Campos Calderón, expresó que a diferencia de los adultos, la prisión en menores tienen un ‘carácter excepcional’ y se priorizan alternativas no privativas de libertad porque en la etapa de crecimiento y maduración en que se encuentran los jóvenes, son más eficaces los programas de concientización.
“Redireccionar a un menor mediante la educación es más viable que no someterlo a una cárcel porque lejos de resocializar puede más bien generar un efecto contrario. Si un menor de edad se somete a una suspensión del proceso a prueba e incumple lo acordado ante el juez, o reincide sea el delito que sea, la ley prevé que se le revoca dicha medida y el procedimiento continúa”, detalló el jurista.
LEA MÁS: Dos menores de 14 y 15 años estarían implicados en abuso sexual a compañera
En los últimos cuatro años, el Programa de Adolescentes con Conducta Sexual Abusiva (PACSA) trató a 197 jóvenes, para un total de 64 menores en el 2018, 41 en 2019, 24 en 2020, mientras que en 2021 el dato fue de 36 y al 31 de agosto pasado se contabilizaron 32 casos.
Según Ramírez, dada la cantidad de referidos, en cierto momento tuvieron que cerrar la referencia en el Hospital de Niños y capacitar a otras clínicas del país para que los muchachos tuvieran acceso a atención médica.
Precisamente, ese podría ser uno de los factores para la doctora Daniela Carvajal Riggioni, Jefa de la Clínica de Adolescentes del HNN, de la baja en los números de los últimos años; porque como hospital no tienen registro de los casos que atienden otras áreas de salud, aunado a la llegada de la pandemia Covid-19 donde muchos de los casos dejaron de captarse porque los adolescentes no asistían al colegio.
“El proyecto inició aquí en el HNN, pero debimos capacitar otras áreas porque era imposible que nosotros como HNN atendiéramos todo el país. El proceso se trata no solo de que no vayan a la cárcel, ni que pasen por un agobiante proceso penal; sino también de que ese menor de edad que cometió esa ofensa sexual se trate de recuperar a nivel clínico y pueda estar de nuevo en la sociedad sin cometer ni ahora ni a futuro nuevos abusos”, mencionó.
De acuerdo con los especialistas, el programa es ‘ambicioso’ porque no se concentran solamente en la ofensa sexual del adolescente, sino también en la dinámica familiar que experimenta y rodea a cada una de las personas que participa del proyecto.
“Trabajamos con los papás temas que tienen que ver con ser padres de adolescentes, en sexualidad, prevención del uso de la pornografía, manejo de límites, qué hacer con los muchachos y la comunicación”, comentó Rocío Chaves, trabajadora social de la iniciativa.
LEA MÁS: Hospital de Niños atiende 75 menores al año por abuso o violación
‘Piden fotografías a los novios o novias’
Ramírez sostiene que con los años la atención que brindan ha ido cambiando, pues cuando iniciaron era común ‘ver jóvenes por abuso sexual o tocamientos, pero ahora atienden muchachos a nivel de ciberacoso y conductas como pedir fotografías desnudos o desnudas a los novios o novias’.
Además, otros comportamientos como violación también forman parte de lo que tratan estos especialistas, especialmente los casos donde el hecho solo se ha cometido una vez. Para cada escenario los expertos valoran una serie de aspectos al momento de aceptar una muchacha o muchacho en el programa, como por ejemplo, que sean de bajo o mediano riesgo.
“Primero se define el riesgo, ahí valoramos los factores y las condiciones de su familia y su entorno, cuando hacemos eso, lo siguiente es el tratamiento grupal que ahorita estamos en pausa por la pandemia pero son cinco meses y es la parte más terapéutica; cuando terminamos esa fase hay un seguimiento que damos por seis meses donde cada 22 días los volvemos a ver”, dijo Ramírez.
LEA MÁS: Padre descubre grupo que difundía material pornográfico al revisar tableta que utilizaba menor
“Los casos de jóvenes de alto riesgo que no tienen apoyo familiar, que han cometido más de una ofensa, utilizado armas o algún tipo de violencia al cometer el delito, normalmente no los refieren al programa porque por sus características van a juicio y la atención la da el Poder Judicial, ya sea porque van a la cárcel o por sanciones alternativas,”, agregó Chaves.
El programa dura de 18 a 24 meses, el tiempo determinado que da la Corte para la rehabilitación es de 18, 24 o 36 meses. Esta iniciativa nace del comité del niño agredido del HNN, cuando detectan a una víctima y se percatan que el supuesto ofensor es menor de edad se refiere a PACSA.
“El programa nace como una interrogante a qué pasaba con los menores que cometían estas conductas por qué no estaban siendo retenidos por el sistema ni estaban recibiendo ningún tipo de ayuda. Son dos horas por semana y lo realiza un equipo de trabajo social, psicología, psiquiatría, entre otros”, resaltó Ramírez.
Señales de alerta
Para los médicos, las señales de alerta o los indicadores en los adolescentes son muy evidentes y parten de conductas donde el joven esté siempre hablando de sexo y tenga una exposición constante a pornografía (considerado como uno de los factores de riesgo más serios).
“Hemos tenido casos donde ven pornografía entre 9 y 10 años, donde su madurez psicológica o física no está preparada para manejar esa información, chicos que estén buscando como tocar a una persona es porque muy probablemente estén teniendo acceso a la pornografía o inclusive les haya podido suceder algo”, señaló Ramírez.
¿Cómo prevenir que un menor se involucre en una conducta sexual? Los especialistas coinciden en que el apoyo de la familia es fundamental, junto a una adecuada supervisión de redes sociales, Internet y todos los dispositivos electrónicos que ven los jóvenes, así como mantenerse dentro del proceso educativo.
“Yo creo que lo más importante es la prevención, porque al fin de cuentas nadie quiere que un joven tenga una situación de estas ni porque es el ofensor ni tampoco la víctima, son menores de edad con formaciones en donde tal vez les ha faltado apoyo; la idea no es culpabilizar al ofensor sino tratar de que no vuelva a cometerlo”, aseveró Carvajal.
LEA MÁS: Dos colegiales bajo investigación por aparente abuso sexual contra otra estudiante
Sobre las tecnologías, los pioneros resaltaron que en 2009 habían realizado una investigación en todo el país donde participaron más de 5000 estudiantes, el 18% del 53% dijeron que habían visto pornografía por primera vez antes de los 12 años y el 71% afirmó que tuvo exposición entre los 12 y 15 años.
“Antes de pandemia ese era el resultado, ahora en un próximo estudio donde todo mundo tuvo acceso electrónico en el confinamiento este porcentaje podría estar disparado, por estrés, desempleo y factores que podrían influir en que los padres no tuvieran tanta supervisión sobre los menores”, enfatizó Carvajal.