Los vuelos clandestinos detectados por la Policía en los primeros dos meses de este 2019 igualaron la cifra total registrada el año pasado.
Entre enero y febrero el Ministerio de Seguridad Pública (MSP) informó del hallazgo de cuatro aeronaves, dos en el Caribe y dos en la zona sur, mientras que en todo el 2018 esa misma institución alertó de la ubicación de cuatro aparatos, dos en Puntarenas, uno en Guanacaste y otro en Limón.
Regularmente, las localizaciones son vinculadas por las autoridades judiciales con grupos narcos, pese a que no siempre se encuentra droga.
“La experiencia común indica que este tipo de aterrizajes, sobrevuelos y despegues están relacionados con conductas ilegales que se vinculan con tráfico de drogas”, explicó el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Wálter Espinoza Espinoza, el pasado 9 de enero, luego del hallazgo de una avioneta en Lomas de Sierpe, en la Roxana de Pococí, Limón.
De acuerdo con la Policía Judicial, a las 3:10 a. m. del 8 de enero los vecinos alertaron sobre la caída de una aeronave y, al llegar al sitio se encontró un cuerpo calcinado, una moneda mexicana, mapas de navegación, dos pistolas calibre nueve milímetros y un GPS.
A partir de entonces la investigación se ha centrado en determinar si existe algún vínculo con una organización dedicada al narcotráfico, tomando en cuenta que no existía un plan de vuelo autorizado en suelo costarricense.
Casi un mes después, el 11 de febrero, la Policía arrestó a tres mexicanos, quienes descuentan prisión preventiva en la actualidad, en un aeropuerto privado de Roxana de Pococí.
Ellos viajaban en una avioneta que traía ocultos en cuatro bultos $268.000 (unos ¢165 millones), según datos de Seguridad Pública.
Un día después de los hechos, la Policía detalló que la monomotor Cessna, modelo Centurion 210, portaba una matrícula falsa.
Además, dentro de la unidad también se encontraron 10.590 pesos mexicanos ($550), tres armas de fuego, un teléfono satelital, siete cargadores, tres GPS, un visor nocturno, al menos 10 teléfonos celulares y libretas con anotaciones respecto a coordenadas y números de teléfonos.
Dentro del aparato solo se halló una dosis de cocaína, por lo que se presume que su objetivo era recoger droga en algún punto que no se pudo determinar.
Vacías y sin ocupantes
Los últimos dos casos registrados por las autoridades han tenido como particularidad que en las avionetas no se encuentra droga ni dinero y tampoco hay rastro de los ocupantes.
El pasado 22 de febrero, en una zona boscosa de Sierpe de Osa, Puntarenas, se localizaron las alas, el motor y parte del fuselaje de una avioneta, al parecer procedente de Colombia.
Hasta ahora no está claro si la nave se accidentó o si le prendieron fuego luego de aterrizar para borrar evidencias.
Como la matrícula de la avioneta era de Colombia, funcionarios costarricenses corroboraron los datos con aquel país, el cual ratificó que la aeronave despegó sin plan de vuelo.
En el lugar donde se hizo el hallazgo no había personas y solo se encontraron algunas latas con alimentos y, al parecer, huellas de arrastre, lo que permitiría intuir que la nave fue removida con maquinaria pesada.
Por otra parte, este lunes 25 de febrero en Coto 47 de Osa se localizó una monomotor Cessna 210 Centurion abandonada.
El aparato, aparentemente, colisionó contra unos árboles tras un aterrizaje forzoso. En la escena había evidencias de que un vehículo estuvo allí antes de la llegada de las autoridades.
La aeronave, que tenía bandera colombiana y algunos asientos menos, carecía de plan de vuelo y estaba volando cerca de la pista clandestina La Campiña.
Dentro de esta no se ubicó ninguna evidencia, por lo que se movilizó equipo especializado para un rastreo más profundo.
Asimismo, trascendió que el GPS del aparato fue arrancado, pese a que las llaves estaban puestas.
Casos en el 2018
Durante el 2018 se atendió un caso en octubre, uno en setiembre, uno en julio y uno en mayo.
El último fue el 7 de octubre en Corredores de Puntarenas, donde se ubicó una aeronave de color blanco y sin matrícula debajo de una palmera.
De acuerdo con Aviación Civil, ingresó una alerta sobre una avión ultraligero que viajaba a muy poca altura, por lo que procedieron a verificar en los sistemas si había algún vuelo programado en la zona. Sin embargo, no se encontró ningún reporte, por lo que se procedió a coordinar con la Fuerza Pública.
En tanto, el 18 de setiembre otro ultraligero fue encontrado por oficiales de la Fuerza Pública que realizaban un patrullaje en una finca de playa Carate, en Osa, Puntarenas.
La aeronave estaba cubierta por un sarán negro (malla de polietileno) y transportaba alimentos provenientes de Colombia.
Dos meses antes, el 17 de julio en Bagaces, Guanacaste, se encontró un aparato de ese mismo tipo camuflado en una zona de difícil acceso.
En esa ocasión, el ultraligero tenía un golpe en la hélice y se descartó la presencia de estupefacientes.
Según los expertos, los aviones de ese tipo tienen facilidades para despegar y aterrizar.
Finalmente, el 30 de mayo una avioneta apareció despistada y sin ocupantes a unos 50 metros de un aeródromo ubicado en barra de Parismina, en Limón.
La Policía confirmó en aquel momento que se trataba de una monomotor con la matrícula falsa TI-RTA en la que no se encontró droga u otros elementos sospechosos.