El motociclista atropellado el sábado anterior por un sacerdote que conducía en estado de ebriedad, murió la mañana de este martes, en el Hospital México, en La Uruca.
Se trata de Luis Carlos Segura Guerrero, de 29 años, quien permanecía en condición delicada en ese centro de salud debido al accidente.
El muchacho, quien trabajaba como display en comercios, fue golpeado a eso de las 2 a. m. por el vehículo que conducía el sacerdote Marcelo Araya Alpízar, cerca de Estadio Alejandro Morera Soto, Alajuela.
Luego del accidente, al parecer, el religioso huyó del sitio, pero fue detenido por taxistas frente a la casa cural de la catedral de Alajuela, donde intentó derribar el portón con el automóvil para ingresar.
Según el Ministerio Público, la alcoholemia realizada a Araya dio un resultado de 0,65 miligramos de alcohol en aire, cuando el máximo permitido, según el Código Penal, es 0,25 miligramos.
Demanda. El lunes, la Fiscalía de Alajuela informó de que se abrió una pesquisa contra el cura por los delitos de conducción temeraria y lesiones culposas; sin embargo, tras la muerte del joven, se deberá investigar por homicidio culposo.
Ayer, el abogado de la familia del motociclista, Juan Diego Castro, anunció que se presentará una demanda.
“Ahora no estamos en presencia del delito de lesiones culposas, sino de un homicidio culposo. El caso es de suma gravedad y nos llevará a plantear la querella contra el conductor del vehículo y el dueño del carro (la Iglesia católica)”, explicó Castro.
De acuerdo con el defensor, la Iglesia deberá responder económicamente, pues el vehículo placa 729079, de marca Suzuki Grand Vitara, se encuentra registrado a nombre de las temporalidades de la Iglesia católica de la diócesis de Alajuela.
El abogado afirmó que el cura se expone a una pena de hasta ocho años de cárcel, según el Código Penal.
Araya fue indagado por la Fiscalía en la tarde del sábado y quedó libre, sin medidas cautelares, porque cuenta con arraigo.
El sacerdote actualmente se encuentra con un permiso especial de la Iglesia para no presentarse a su trabajo. Asimismo, renunció el lunes a sus cargos de párroco y vicario general de la catedral de Alajuela.
Sixto Varela, vocero de la diócesis, dijo a La Nación que Araya estará unos días en casa de parientes, ubicada en San Ramón de Alajuela.
Segun Varela, Araya expresó “que necesita tiempo para reflexionar sobre la situación vivida y también necesita prepararse para los acontecimientos que vienen”.