Texto original publicado por La Nación el 13 de mayo de 1971.

Un hombre de apellidos Leitón Fonseca, de 32 años, vecino de una alejada población de Savegre, en Quepos, falleció el 3 de marzo a consecuencia de una perforación de bala calibre 22.

El proyectil penetró por uno de los pómulos y se alojó en la parte anterior del cráneo.

Leitón andaba con dos personas más, quienes angustiadas caminaron por la montaña con el herido a cuestas, durante 10 horas consecutivas.

Lograron llegar a una población llamada Santa Rosa y de allí lo trasladaron, en un vehículo, al hospital de San Isidro de El General.

Lamentablemente el esfuerzo fue en vano: Leitón falleció poco antes de llegar al hospital.

El rifle que le causó la muerte era de su propiedad, o por lo menos él lo llevaba. Este rifle tiene defectuoso el mecanismo de seguro. O sea, que dispara con el seguro puesto o sin él.

Los hombres que le acompañaban, uno de ellos pariente político, dicen que Leitón llevaba el rifle asido con ambas manos, sobre la nuca.

En cierto momento hizo un alto, bajó el arma con el cañón hacia la cara y al golpear la culata contra el suelo, se produjo el disparo fatal, aseguraron los acompañantes.

Sostienen que si ellos hubieran causado la muerte a Leitón, no hubieran hecho la agotadora jornada con el herido a cuestas para salvarle la vida.

Aseguran que si fuera culpables, es “lógico” pensar que no hubieran actuado en esta forma.

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Bomba explotó en Los Yoses

Anoche a las veinte horas sorprendió a las autoridades policiacas la explosión de una bomba de mediana intensidad colocada en la casa de habitación de don José Pujol situada en barrio Los Yoses de esta capital.

El impacto explosivo se produjo en la pared norte del garaje en donde se encontraban tres vehículos de último modelo, los cuales no sufrieron daño alguno.

El boquete producido por dicho artefacto fue de unos 60 centímetros de diámetro aproximadamente y ocasionó daños menores en los ventanales del segundo piso.