Descuidos de turistas causan costosas búsquedas en montaña

Cruz Roja gastó ¢1.850.000 por buscar a foránea 18 horas en el Poás

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El pasado 2 de abril, la turista asiática Vainilla Sivenkova Wen ingresó al Parque Nacional Volcán Poás para tomar unas fotografías.

Como buscaba un ángulo diferente, se internó sola por una zona no habilitada en el cantón alajuelense de Valverde Vega, llamada Bajos del Toro. Tampoco avisó a nadie que haría eso.

No obstante, cuando intentó salir, se sintió mareada, se desmayó y quedó desorientada. La extranjera logró llamar por teléfono para pedir ayuda y fue rescatada al día siguiente, a 200 metros del cráter del Poás, en zona restringida, según el informe que dieron las autoridades.

Esta y otras situaciones han puesto en evidencia que los descuidos de turistas a la hora de ingresar a zonas montañosas terminan en extravíos.

Las 18 horas de búsqueda de esta foránea, en las que los rescatistas se dividieron en dos turnos, costaron ¢1.850.000, según detalló la Cruz Roja.

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Otros operativos parecidos tienen costos similares, que cubren transporte, comidas, hidratación y equipos.

La cifra aumenta conforme pasan las horas de la operación o si, por ejemplo, se debe contratar a especialistas en ciertas materias o usar aeronaves.

La patrulla de rescatistas, de 25 personas, está compuesta por funcionarios y voluntarios de la Cruz Roja, quienes deben reunirse cuando se da una alerta.

Solo en los días de la Semana Santa, se atendieron cuatro rescates de este tipo.

Distracciones. Como principales causas de perderse en áreas de montaña, la Cruz Roja señaló que algunos caminantes ingresan sin seguir una serie de recomendaciones.

Por ejemplo, no caminan por los senderos establecidos, no se preparan días antes para emprender el recorrido y no llevan el equipo adecuado.

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Otras personas hacen la caminata pese a tener afecciones de salud, problemas emocionales o sociales.

Las autoridades también lo adujeron a la falta de planificación de la gira y el desconocimiento sobre las limitaciones de tecnologías como Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) y teléfonos celulares que, en ocasiones, pueden fallar.

La mayoría de los extravíos son en parques nacionales como el volcán Poás, el Arenal y el Braulio Carrillo, y en zonas protegidas como Pico Blanco.

Así lo informaron funcionarios de la Dirección Nacional de Socorros y Operaciones y la Unidad de Búsqueda y Rescate de la Cruz Roja, a través de la oficina de prensa.

Atención. Cuando se da una alerta de este tipo, la Dirección Nacional de Socorros analiza la información y envía recursos.

Luego se valora el ingreso de personal de apoyo, la posibilidad de sobrevuelos y la coordinación con otras entidades.

El equipo de socorrismo está formado por un grupo operativo y uno asesor.

Entre las personas que lo conforman hay hombres y mujeres de buena condición física y con conocimientos en primeros auxilios, búsqueda y rescate, cartografía, orientación y GPS.

Además, conocen técnicas de supervivencia y de rescate vertical. Algunos tienen formación en el exterior y también fungen como instructores.

Parte de su trabajo consiste en hacer largas caminatas, a veces bajo la lluvia o bajo otras condiciones adversas.

Para hacer esta labor, llevan un botiquín, agua, foco, ropa, equipo de cocina, alimentación para tres días, cuerdas, equipo de cartografía, radio, bolsas plásticas y equipo de supervivencia.

Cuando encuentran a una persona extraviada, primero verifican su estado de salud, la hidratan y y le dan alimentación.

Posteriormente, se decide si se necesita recurso adicional, según el estado de la persona y las condiciones meteorológicas y topográficas.

La búsqueda puede durar varias semanas. Se suspende cuando no se encuentran indicios pese a la utilización de perros adiestrados, sobrevuelos y exhaustivos recorridos.

Montaña adentro. Otro caso de una persona perdida se dio en junio del 2013, cuando la enfermera Rocío Venegas Chavarría, de 41 años, estuvo tres días en el Parque Nacional Chirripó.

Ella había salido sola del albergue base Los Crestones a hacer un recorrido y no les avisó a las autoridades del parque.

En determinado momento, caminó hacia una zona prohibida en el valle de las Morrenas.

Las autoridades dijeron que la mujer pudo sobrevivir gracias a sus conocimientos por ser enfermera. Ella pudo mantener una temperatura corporal adecuada e hidratarse.

No obstante, estas historias no siempre tienen un final tan feliz.

Entre los casos conocidos están los de los jóvenes Nelson Alvarado, de 21 años, y Óscar Miguel Cruz, de 23, quienes se perdieron en el Chirripó y el Poás, respectivamente, en el 2011. Ninguno de ellos apareció.

Alvarado se extravió en la misma zona donde, dos años después, pudo ser rescatada la enfermera Rocío Venegas.

Wálter Alvarado, hermano de Nelson, dijo a La Nación que este proceso ha sido sumamente difícil. “ Lo normal es cerrar un círculo. No saber lo ocurrido es dejar muchas preguntas abiertas y muchas incógnitas”, expresó.

El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) comunicó que expedientes como esos nunca se archivan, sino que, en el momento en que surja una información nueva, se procede a investigar para verificar o descartar.

La Policía detalló que, en el caso de Alvarado, quien era estudiante de Agronomía, lo amplio del terreno, la topografía y las bajas temperaturas afectaron el operativo.

Los agentes hicieron varias incursiones sin obtener nunca un resultado positivo.

Los expertos no descartan que el joven haya sido víctima de algún animal o que haya caído a una grieta de muy difícil acceso.

Sobre la búsqueda de Cruz, en el Poás, se informó de que aunque se usó un helicóptero de Estados Unidos, no pudo ser localizado.