Chef invitado: Hosung Chang y Karina Wu

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Siempre hay que estar antes… Los asiáticos son muy puntuales con todos sus compromisos. Por dicha cumplimos con la hora y cuando nos asomamos a través de los ventanales del restaurante Kololo Ramen Korean Casual Dining, los propietarios se hallaban en la cocina listos y ya nos estaban esperando.

Y no solo son puntuales, sino también muy afables, pues salieron y nos recibieron como si ya nos hubiéramos conocido mucho tiempo antes. Nos comentaron que tenían todo listo desde el día anterior para la producción de la receta que usted encontrará en la versión impresa de las edición 188.

Además de que todo estaba dispuesto a la perfección y con las cantidades exactas, Hosung y Karina también habían hablado el día anterior con su personal para informarles que Sabores estaría en la cocina y esto los motivó a todos.

Ningún detalle se les escapó, lo que facilitó el trabajo del equipo fotográfico y audiovisual que se haría para esta revista. Cuando uno se topa ante este panorama, se siente seguro de que todo saldrá muy bien, y así fue.

Aunque Hosung no habla español, no fue ningún obstáculo para que se diera una amena conversación, pues Karina, quien habla varios idiomas, se encargó de la traducción. Claro, en el contacto con su personal, Hosung pronuncia algunas palabras básicas de nuestro idioma como “hola”, “buenos días”, “gracias”, “pura vida”, “por favor” y muchas otras.

Recordó que cuando estudiaba en la Universidad de Medicina Tradicional en Guangzhou, en la parte sur de China, llevaba cursos extracurriculares a su carrera y fue ahí donde precisamente conoció a Karina, con la que se casó tiempo después.Ellos llevaban cursos de cocina, Hosung es todo un maestro en el campo del barismo y de la panadería. Se especializó sobre todo en la cata de cafés y panes.

Por su parte, Karina viajó desde su querido Limón hasta China para aprender idiomas y por eso, aparte del español y del inglés, también habla coreano, mandarín y cantonés. Allá también llevó cursos de cocina asiática.

“En mi casa mis padres son los que cocinan comida china y yo aprendí mucho de la comida costarricense cuando visitaba las casas de mis compañeros de escuela y colegio. Yo preparo muchos platillos criollos de este país como los casados, el gallo pinto y las empanadas”, comenta Karina, quien a la par de su esposo se hizo luego toda una experta de la gastronomía coreana.

Karina dice que antes de que se casaran invitó a Hosung a venir a Costa Rica y cuando él llegó aquí quedó más que sorprendido de las bellezas naturales que tenemos. Del aire puro que se respira; de la humildad, el respeto, la armonía y la sinceridad de la gente; de la seguridad y de muchas otras cosas que a veces nosotros no valoramos, pues las vemos como algo cotidiano. Él, quien ejerció dos años la medicina tradicional, que incluye la acupuntura, entre otras cosas, difícilmente volverá a su país, pues dice Karina que aquí encontró un paraíso y ya hizo de Costa Rica más que su segunda casa.

En el momento cuando los visitamos en el restaurante, los papás de Hosung estaban de visita en el país y ellos también están encantados con estas tierras centroamericanas que no tienen ejército.

Y a propósito de los estudios de medicina tradicional, a Hosung le ha facilitado mucho su trabajo y elección de los ingredientes que utiliza en la cocina, sobre todo, los usados en su restaurante.

Hosung dice que en este país hay excelentes productos como verduras y frutas; sin embargo, muchos que son propios de la cocina coreana deben importarlos ellos directamente, como algunos chiles que aquí no se consiguen en las tiendas asiáticas. También importan unos tés que solo en Corea se producen y que forman parte del menú del restaurante.

Pero, al igual que la inmensa mayoría de chefs extranjeros que viven aquí, comenta que en lo que tiene que ver con los pescados y mariscos, la variedad es muy poca y hay que esforzarse mucho para que lleguen frescos a la capital.

“En Corea, que es un país mucho más grande, gracias a las tecnologías y a la buena dinámica del sistema de transportes, los productos llegan a cualquier lugar en pocas horas y bien frescos”, dice Hosung, quien eso sí, elogia la piña tica, el melón, así como el dulzor y la gran jugosidad que encuentra en las cebollas que se producen en esta tierra.

Al referirse a la cocina costarricense, lo que le gusta comer sobre todo son los patacones y el ceviche mixto. No ha probado muchos platos, pues aprovecha los que él elabora en el restaurante.

El menú de Kololo, cuya palabra significa en coreano algo así como la risa (el sonido de ja, ja, en español), fue creado por Hosung con la ayuda de Karina, pues algunas preparaciones son un poco modificadas al gusto de los ticos, pero por supuesto con todo el sabor, tradición y técnicas coreanas.

Al final de la entrevista nos dimos el gusto y el lujo de que este matrimonio nos invitara a compartir la mesa y los exquisitos sabores coreanos. ¡Fue una deliciosa experiencia desde todo punto de vista! Así que si va por Escazú no se pierda la oportunidad de vivir la experiencia de esta gastronomía.

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