Tan solo poco después de estrenar sus dos décadas, Juliana Herz se topó con una de esas decisiones que cambian rumbos y redireccionan vidas. Siendo más precisos, la decisión no se la topó, sino que la buscó: estaba en Chile, durante un año de intercambio universitario cuando se le presentó la oportunidad de firmar su primer contrato internacional de modelaje en Miami. Juliana tomó el teléfono, en busca de lo que para ella era uno de los "sí" más importantes, el que le daría el impulso para el paso definitivo.
Bastantes kilómetros más al norte, Stuart Herz, su padre, contesta el teléfono. El apasionado del surf que dejó los Estados Unidos para tener de cerca las playas costarricenses, escucha a su hija y le contesta con una analogía del deporte que ama: "Yuli, ride the wave". Le dijo que se subiera a la ola, hasta donde la llevara.
Cuatro años después, la ola va y viene. La lleva a posar para reconocidas marcas en los Estados Unidos, como Forever 21, Lancôme y Maybelline, y aparecer en la edición digital de las revistas Sport Illustrated y GQ.
Desde Tamarindo
Stuart nunca imaginó que su hija tomaría ese camino. Juliana no era precisamente la niña que caminaba en una pasarela imaginaria, soñara con ser reina de belleza o posara ante el espejo. En lugar de eso, tuvo una vida muy tranquila en Tamarindo, donde vivió desde los nueve años.
"Más bien era del tipo que le gustaba meterse en todas los lugares, subirse a árboles en la playa, tengo fotos de ella guindando cabeza abajo y cosas así", recuerda su padre.
Su hermana, Anke, también la recuerda tranquila y poco coqueta, hasta algo aniñada, pero si vio ese potencial en el modelaje desde pequeña. "Siempre supimos que iba a ser modelo, era increíble en las fotos, muy fotogénica. La gente se lo dijo tanto que ella sí lo decía desde los 10 años: que iba a ser modelo", señala.
Su vida, no obstante, fue bastante sencilla: el colegio, un año de intercambio en los Estados Unidos, otro estudiando diseño publicitario, una carrera que no le apasionó y cambió por la sicología. "Siempre me ha interesado la mente, su funcionamiento y porque los seres humanos sentimos las cosas que sentimos", explica la modelo.
El modelaje llegó inesperadamente, por casualidad. Las primeras las tomó una amiga suya, la fotógrafa Daniela Vesco. Luego se acercó a IMM, la agencia que la acompaña desde sus primeros trabajos. El resto de la historia inicia en un viaje a Chile, con una llamada a su padre, con subirse a una ola. En medio de ella, la modelo con más proyección internacional actualmente, se detiene a hablar con Perfil sobre su carrera.
P: Nació en San José, pero vivió en Tamarindo muchos años ¿Cómo la ha marcado vivir cerca de la costa?
J: Creo que me convirtió en una persona más relajada y conectada con la naturaleza. Es un poco diferente vivir en la ciudad. Al vivir en un pueblo tan pequeño y lleno de naturaleza como Tamarindo, crecí con actividades escolares como surf y voleibol en la playa.
P: ¿A qué se debió esa mudanza?
J: Siempre fue el sueño de mi mamá vivir en la playa. Yo estaba en el colegio Country Day School, en Escazú, pero cuando abrieron uno en guanacaste ella dijo, sin pensarlo dos veces: "¡nos mudamos!"
P: ¿Cómo fueron sus años previos al modelaje?
J: Antes del modelaje se puede decir que llevaba una vida súper normal y tranquila. Me gradúe del colegio, entré a la universidad, y tenía un trabajo a medio tiempo en un call center mientras estudiaba.
P: ¿Cuál ha sido su mayor logro?
J: El orgullo que mis familiares tienen por mí ya que me resulta increíblemente importante lo que ellos piensan. Son las personas mas importantes en mi vida. Ver que ellos están orgullosos de lo que he logrado hasta ahora me da la certeza de que estoy haciendo las cosas bien.
P: ¿Cuál es su meta en el modelaje?
J: Mi sueño es Victoria's Secret. Ser la primera tica fotografiada para su lencería o caminar en la pasarela sería un logro increíble. Me encantaría poner el nombre de mi país a esa altura en el mundo de la moda.
P: ¿Qué implica representar la belleza costarricense "ideal"?
J: Para mí, es algo mucho más allá de lo físico. La belleza costarricense ideal es la actitud que tenemos los ticos. La actitud costarricense es una que nunca he visto en ningún otro lugar.
P: ¿Cuál es esa actitud?
J: Me encanta lo importante que es la naturaleza en nuestra cultura, y la actitud positiva. A lo "pachuco", diría que es la actitud pura vida. Me he dado cuenta que, en Costa Rica, la gente lo saludo a uno aunque no sepa quien es. En cambio, en otros países la gente está muy metida en su propio mundo y no lo vuelven a ver, ni siquiera para una pequeña sonrisa. La gente acá hace que uno se sienta muy bienvenido, sin importar si uno es turista o tico.
P: ¿Qué ha aprendido de vivir en Nueva York?
J: He aprendido a vivir sola. Es una ciudad que me enseñó a ser independiente, a trabajar más duro y aprendí de las muchas culturas diferentes que existen.
Aunque no es la ciudad que tengo en mente como mi hogar, si es una ciudad que siempre le voy a tener mucho cariño.
P: ¿Qué extraña de Costa Rica?
J: ¡Tantas cosas! la más importante y obvia es mi familia. También me hace falta la comida, el clima, y las playas.
P: ¿Cuál es su relación actual con Costa Rica? ¿Se siente más reconocida fuera del país que dentro de él o eso ya va cambiando?
J: Los primeros años, en Costa Rica no se sabía nada de mí. Ha sido este último año cuando siento que los medios ticos han publicado más cosas.
Cada vez más, he visto en mi cuenta en Instagram que hay ticos que me escriben. ¡Me encanta! Cuando leo algún comentario de un tico me da mucha felicidad ver que tengo apoyo de parte de mi país.
Más que ser bonita
El inicio no fue fácil. Juliana recuerda que el primer año en el extranjero debió labrarse un nombre en la industria. El trabajo no era tan abundante y constantemente debía pedirle apoyo económico a su padre. Todo ha cambiado en los últimos dos años, desde que vive en Nueva York y ha sido fichada en varias agencias internacionales. Cada vez, debe poner más de su parte.
"El trabajo puede no ser el mismo que una carrera común pero igual hay que ponerle dedicación. No basta con ser bonita, llegar y sonreír. Hay que estudiar, diferentes poses, caras emociones. Si uno no las estudia, no va avanzar en la carrera. Si uno quiere poder competir contra todas las modelos uno necesita una ventaja", indica Herz.
Si para un empleado, las vacaciones inician cerrando por varios días la bandeja de correo electrónico, para una modelo nunca inician del todo: un acto tan banal como usar bloqueador en cada centímetro del rostro cada día de las vacaciones puede ser crucial para los contratos venideros. "Nunca termina, hay que cuidarse la piel, el cuerpo, el pelo...", recalca Juliana, quien señala que cuida su alimentación y se ejercita varias veces a la semana con un entrenador personal.
Las vacaciones también pueden acabar de manera imprevista. Puede pasar tres días en su apartamento en Nueva York pero luego será necesario viajar a Europa, luego a California y cualquier otra ciudad. Trabajar en la madrugada, pasar días de aeropuerto en aeropuerto, dormir poco, estar enferma y posar como si se acabara de despertar en Tamarindo son parte de la rutina.
Juliana a aprendido a lidiar con todo eso y, a la vez, no perder su esencia en el mundo del modelaje. Así lo cuenta su mejor amiga Mónica Hidalgo, quien la conoció hace unos ocho años, cuando aún eran colegiales.
"Teniendo toda la gente que la quiere alrededor del mundo, sigue muy conectada con la idea de hacerle un bien a la sociedad, eso se ve poco en el mundo del modelaje, que podría verse superficial y rodeado de apariencias. Me acuerdo de un cumpleaños de ella en el que, en lugar de regalos, pidió que la gente donara algo para ayudar a una buena causa", relata Hidalgo.
P: ¿Cuál ha sido la sesión más difícil en su carrera?
J: Todas las sesiones tienen sus momentos difíciles, y también sus momentos increíbles. Cada una es muy diferente a la otra. No obstante, la más difícil que he hecho fue una en California. La noche anterior había perdido a un miembro de mi familia pero yo me enteré abordando el avión y ya era muy tarde para cancelarle al cliente. Mi agencia igual me dijo que podían cancelar pero yo no quería quedar mal. Recuerdo que para mi ese día fue complicado el estar sin mi familia, poniendo la mejor cara posible para que el cliente ni se diera cuenta que algo estaba mal.
P: En el mundo del modelaje se habla mucho de ciertos "peligros", como las drogas, las dietas o, incluso, el acoso sexual. ¿Cuál es su postura sobre estas situaciones?
J: Sí es un peligro existente, pero siento que si uno entra a este mundo con madurez, es algo que se puede evitar. Yo nunca he sido muy fiestera y cuando entré al modelaje ya estaba un poco mas adulta. Por ello, no tenía miedo de decir no a cosas que no me parecieron correctas.
P: Actualmente, las redes sociales y la internet le muestran a la mujer ideales de belleza que las hace compararse continuamente, ¿qué mensaje les daría?
J: Como mujer y como ser humano es difícil no compararse. Siempre va a haber alguien más bonita, que está más en forma o más alta que uno. Pero somos únicas y al compararnos deseamos ser igual que otra persona. Aunque, en realidad, siento que lo que hace atractiva a cada mujer es ser diferente desde el físico hasta la personalidad.
Hay que tomar en cuenta, que al compararse con otra mujer en base a una foto, es reducir la belleza a algo puramente físico, cuando en realidad va mucho más allá que eso.
P: Y usted ¿también se compara?
J: Sí, también soy culpable de eso. Soy un ser humano y cuesta no compararse con otras mujeres que tal vez tienen algo mejor que uno. Siempre trato de decirme que nadie en este mundo es perfecto, que cada una tiene belleza única.
P: ¿A quién admira?
J: A mis hermanas, cada una ha tenido sus obstáculos en la vida pero son increíblemente luchadoras y me inspiran a ser mejor persona. Mi papá, es una de las personas mas positivas que yo conozco y siempre tiene los mejores consejos y mi mamá que me ha enseñado muchas cosas en mi vida, en el mundo del modelaje.
También, me encanta Adriana Lima: me parece que su actitud de no dejar que este mundo cambiara sus valores morales es increíble y muy inspirador. A las dueñas de mi agencia madre (Independent Model Management): Ellas (Ekaterina Sánchez y Natasha Fleming) abrieron IMM cuando el modelaje en Costa Rica era todavía más pequeño de lo que es ahora y estos pocos años lograron formar una agencia que es respetada dentro del país y fuera de él. Han logrado colocar a chicas en las mejores agencias internacionales. A mi me inspira ver a gente triunfar que tal vez tienen bastantes obstáculos en su camino pero no se dan por vencidos.
P: ¿Modelaría en algún momento dentro de Costa Rica?
J: Uno nunca debería decir nunca porque no sabe lo que puede pasar pero en este momento no me veo trabajando en Costa Rica como modelo. Si volviera, sería con mi propio negocio, con otra cosa.
Para mí el modelaje en el país todavía no está al nivel en que podría estar. Aunque igual ha crecido un montón en los últimos años: de cuando empecé a lo que veo ahora hay un cambio inmenso. Además, mi agencia madre ha hecho un montón de cosas increíbles.
Aún se tiene una idea un poco cerrada de lo que es y siento que en Costa Rica el modelaje no es para vivir. En Estados Unidos vivo de esto y puedo pagar mi alquiler, mi comida, viajar. Y todo esto a base del modelaje.
Huella internacional
La agencia madre de Juliana es la costarricense Independent Model Management Costa Rica. A través de ella, Juliana Herz también es representada por otras agencias del orbe,
Elite Model Management (En Nueva York, Londres, Los Ángeles y Miami)
UNO Models Madrid & Barcelona España
Fashion Model Management Milán
REBEL Chile
Boss Models Cape Town
Chadwick Models Australia
MGM Hamburg
No Ties Model Management San Diego, C.A.