Pese a que la economía nacional no atraviesa un buen momento y el comercio de moda está invadido cada vez más por grandes marcas trasnacionales, a la emprendedora Amanda Moncada no le da temor invertir y arriesgar, buscando nuevos desafíos.
Prueba de ello, es que recién abrió una tienda Amanda en el centro comercial Plaza Lincoln donde lanza un nuevo concepto tanto en la imagen del local, así como nuevas opciones de mercadería. La inversión fue superior a los 80 mil dólares más un importante inventario de prendas de alto nivel, que requieren una elaborada manufactura.
“Me atreví a pedirle plata al banco, tener fe y, especialmente, a no guiarme por el pensamiento de incertidumbre y temor que predomina en muchos comerciantes del país. ¡No me gané la lotería!, salió una buena oportunidad y la aproveché. Yo ya he vivido crisis y si las cosas no funcionan, no funcionan y hay que volver a salir adelante”, afirma Moncada con una energía envidiable.
Este paso lo tuvo que dar sola, pues antes contaba con el apoyo de su esposo, quien falleció hace dos años.
Además, como parte de su reinvención constante, a finales del 2018 creó Joy by Amanda, una plataforma de venta de ropa casual en línea, lo que le permitió alinearse a las tendencias de compra de la actualidad.
En Multiplaza Escazú tiene su tienda Amanda desde hace 23 años.
Amplia trayectoria
En el mundo de la moda empezó en 1970 y, específicamente, en Costa Rica desde 1993 a la fecha. Su primera tienda Amanda estuvo ubicada en el Mall San Pedro. Su carrera de profesión es Administración de Hoteles y Restaurantes.
“Por el empleo que tenía mi esposo vivimos en diferentes países, por lo que empecé comprando ropa en Nueva York, tuve una tienda en México, trabajé para una en El Salvador y así por el estilo. En San José centro tuvimos una tienda y un restaurante”, recuerda Moncada.
Ella no duda en comentar que le gusta mucho el comercio y que le fascina vender. “Te vendo cualquier cosa, me encanta”, afirma.
Su trabajo de siete días a la semana lo combina con una hora de ejercicio al día y una vida social muy activa. Basta conversar con ella unos minutos para percibir que está llena de vida y entusiasmo.
“Gracias a Dios tengo trabajo. Yo soy de las que no ve un fin y una fiel creyente de que si se le pone empeño las cosas salen adelante. No estoy de acuerdo con lo que la gente dice sobre que el trabajo es un castigo. Trabajar es la base de la vida, una herramienta que Dios nos dio”, acentúa Moncada, quien agrega “que su trabajo es su pasión y además una herramienta para ayudar a otras personas, empoderando a mujeres de todas las edades y reforzándoles su autoestima”.
De esta nueva tienda que recién abrió, le enorgullece mucho haberles dado la oportunidad a los jóvenes arquitectos Daniel Solís y Adrián Cebrián y al ingeniero Esteban Solís de Estudio Membrana, de encargarse de todo el diseño y arquitectura.
“Es muy fácil quejarse de la gente joven, pero esta puede ser muy comprometida. En todas las generaciones hay gente comprometida”.
En el local de Lincoln Plaza ellos utilizaron tubos metálicos, lámparas restauradas, luces colgantes, pintura automotriz y muebles artesanales. No colocaron divisiones de pared para darle al local un espacio más abierto, minimalista y confortable.
Un aspecto esencial de sus tiendas, es contar con mercadería para todas las edades, desde los 12 años en adelante, y tallas. “Yo les digo a las mujeres que visitan las tiendas, que lo primero es sentirse bien consigo mismas, que no es un asunto de ropa, dinero o talla. Yo les pregunto ¿quién es perfecto? …Pues nadie. Con cada cliente en las tiendas Amanda hacemos “modaterapia”: escuchamos e interpretamos lo que la persona quiere lograr”.
"Mi consejo para los emprendedores es que se rodeen de un buen equipo de trabajo ya que los negocios no se hacen solos. Yo agradezco el gran apoyo de mis hijas y el de mi hermana Graciela quien trabaja conmigo”, concluye.
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