A veces pasan los meses, pasan los años y ocurre un reencuentro. Un mensaje, una llamada para ver cómo van las cosas, una salida inocente y luego, afloran sentimientos que habían quedado en el olvido.
Volver con un ex es algo posible, se vale siempre y cuando se tenga claro que no funciona como un simple borrón y cuenta nueva, hay historia pasada, en ocasiones heridas, que es necesario arreglar y poner de parte de los dos para que una segunda parte funcione.
Suponer que va a funcionar como si nada es ser tan ingenua como “creer que un carro descompuesto va a volver a andar sin problemas por arte de magia con solo desearlo muy fuertemente”, explica la sicóloga Claudia Guillén. Por ello es fundamental trabajar y sanar los resentimientos del pasado para evitar que vuelvan a salir a flote.
Antes de volver con un viejo amor debe haberse vivido un proceso terapéutico de sanación individual, de esta manera el regresar no será por miedo a la soledad o por ser dependientes emocionales. Es importante comprender que las separaciones cambian a las personas y que ambos necesitan trabajar de forma individual y conjunta para solucionar el pasado y liberarlo o cerrar ciclos emocionales con otras parejas y “vivir el aquí y ahora”.
Además hay que analizar muy bien el porqué del reencuentro. ¿Es por costumbre, venganza, conveniencia económica, confort o por amor? Lo ideal es que sean los sentimientos como el cariño y amor los que predominen, aunque también se vale que influyan motivos como la confianza que hay entre los dos o los proyectos en conjunto que tienen.
¿Cuándo es un error volver?
Es un error retomar una relación cuando no es el amor el que lleva la delantera sino aspectos como la economía, la comodidad, para recuperar daños materiales o comodidades sociales. Así como cuando la razón son malos sentimientos como la venganza, las ganas de hacerle al otro aquello que tanto los lastimó.
Nunca se debe regresar con alguien solo porque es la “zona conocida” aunque implique problemas y discusiones constantes y repetitivas.
Mucho menos para evitar el famoso “qué dirán” y jamás por lástima, porque eso lo que haría sería que la relación vuelva a terminar y en peores términos que la primera vez.
Los hijos en común también pueden influir, pero es importante que el volver no sea por el supuesto bienestar de los hijos. Papá y mamá deben estar bien, ya sea juntos o separados, para que sus hijos sean felices.
¿Cómo hacer que funcione?
Según la sicóloga, “es posible que tener una segunda parte funcione a largo plazo cuando cada quien asume que tuvo una parte de responsabilidad personal que le llevo al estado de conflicto”. Es decir, solo se puede cambiar una conducta cuando se hace consciente y cuando hay ganas de cambiar la situación.
También es fundamental que ambos miembros estén conscientes de los temas y los problemas más frecuentes que los hicieron alejarse en el pasado, y así buscar soluciones distintas a viejas diferencias. “Reconocer los errores del pasado puede llevar a una pareja al aprendizaje de nuevas formas de resolver los conflictos del presente”, señala Guillén.
“La mejor manera de evitar que los problemas del pasado vuelvan a afectar la relación es haberse autoperdonado y perdonar a la otra persona, asimismo aplicar lo que aprendieron de sus conflictos anteriores por ejemplo nuevas maneras de comunicarse”, agrega.
Otra cosa que se debe tener en cuenta es reconocer lo positivo de la pareja y no solo concentrarse en los aspectos negativos. Valorar al otro ser humano con quien estamos compartiendo la vida y no esperar que sea perfecto pero que ambos pueden mejorar como personas. Recuerde siempre por qué se dio el reencuentro y qué la motivó a volver con ese amor; además, piense que el pasado también dejó recuerdos bonitos.
Finalmente, es imprescindible no suponer que todos los problemas del pasado se arreglan teniendo intimidad sexual. El sexo es un gran aliado pero solo una porción de todo lo que la relación necesita para funcionar.
Fuente: Claudia Guillén Morales, sicóloga (tel.: 8488-2649).