Cuidarse del consumo de grasas es quizá una creencia generalizada del concepto de buen comer. Estar sano y llegar tener muchos años más de vida así lo exigen. Pero algo hay que dejar claro: no se trata de satanizarlos.
Las grasas no son unicamente fuente de energía, consumirlas ayudan al organismo a realizar un sin fin de funciones. Es aquí cuando entran en juego las llamadas grasas buenas o insaturadas.
Este tipo de lípidos ayudan al organismo a nivelar el colesterol malo, por lo que se les atribuye mejor salud del corazón, menor riesgo de cáncer y mayor longevidad.
Precisamente una fuente rica en grasa sana son los frutos secos como las nueces, almendras, macadamia, pecanas, pistachos, avellanas, maníes, piñones, castañas o semillas de girasol.
Estas semillas se caracterizan por ser alimentos muy energizantes, pues en una porción pequeña hay un gran aporte de calorías provenientes principalmente de las grasas insaturadas o saludables.
Además, contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares, reducen el riesgo de ataques al corazón y aportan omega 3. Eso favtores ayudan a alcanzar y mantener un adecuado nivel de colesterol, son fuente de antioxidantes que combaten la formación de enfermedades degenerativas como el cáncer y el envejecimiento prematuro.
Por su alto aporte de ácido fólico, son indispensables en el periodo de embarazo para fortalecer el crecimiento y desarrollo del bebé, aumentan las defensas del organismo y previene los síntomas del síndrome premenstrual.
Si usted desea incorporarlos a su dieta procure consumirlos en su estado natural; es decir, sin salar, sin garapiñar, sin condimentar, tostar o freír. Estas semillas son más eficientes con cáscara y crudos, ya de este modo aportan mayor cantidad de fibra.
Se pueden utilizar en platillos dulces y salados, al incluirlos en las comidas tenemos la garantía de potenciar sus nutrientes.
Una excelente idea es añadir a los frutos secos a ensaladas de vegetales y hojas verdes, incluirlos en ensaladas de frutas, en el pesto, en el arroz integral o como parte de una merienda o snack saludable.
Recuerde que una dieta saludable no implica dejar de comer algunos productos, sino aprender a consumirlos de forma adecuada.