El mes del amor y la amistad se puede llenar de una sensación agridulce si estamos pasando por una separación o divorcio. Sin embargo, no debemos ver el momento de una separación como el fin del mundo. Si observamos detenidamente las estadísticas -del equipo de Data de la Nación del 2017- la realidad es que una gran parte de las uniones de matrimonio se termina antes de diez años.
Al principio del siglo XX los matrimonios que terminaban en divorcio eran los mínimos, casi contados. De hecho antes de dictar sentencia el juez obligaba a las parejas a “reflexionar seis meses sobre su decisión”, esto se eliminó en el país en 1977. Luego en la década de 1980 todo cambió, de cada 100 matrimonios 10 se acababan. Los números siguieron aumentando y actualmente se firman 45 divorcios por cada 100 matrimonios.
Estos números podrían ser inclusive más si tantas mujeres no estuvieran a la merced económica de su pareja como lo refleja la Encuesta Nacional de Hogares de 2016 donde 46 de cada 100 mujeres casadas no disponen de más ingresos que los provistos por sus esposos u otro miembro de la familia.
¿Por qué hay divorcios?
Razones hay muchas, por ejemplo: la infidelidad o traición sigue siendo una de las causas más comunes.
Sin embargo, la sicóloga Ana Isabel Gamboa advierte que la infidelidad “en realidad es la excusa porque antes de la infidelidad ya hay una separación emocional, hay pérdida de confianza: de confiar que la otra persona está ahí para usted, hay pérdida de la admiración hacia el cónyuge y la pérdida de deseo. Podría ser parte del deseo sexual o de tener a esa persona en su compañía. Eventualmente no se siente a gusto con la persona ni siquiera en la misma casa y eso conlleva al adulterio y acaba en el divorcio”.
También los smartphones y las redes sociales han sido plataformas para conocer a muchas personas y terceros que pueden interferir en la relación de la pareja. Además, de que se pierden muchos momentos de intimidad. Inclusive, en un artículo que publicó el NY Times diversos terapistas afirmaron que los celulares pueden ser disruptivos si la pareja los utiliza en la cama. También recalcan que si el matrimonio está en una mala racha, han visto a uno o los dos esconderse en su teléfono en lugar de afrontar los problemas. Una distracción que en realidad solo nos aleja más de la persona querida y dificulta la comunicación.
Adicción al trabajo, el trabajo puede ser la prioridad de la pareja, ese crecimiento profesional puede ser muy importante. Sin embargo, si se deja que la rutina del día a día y la oficina sea lo único importante, las consecuencias y el desgaste de la pareja puede ser fatal.
El proceso de duelo, la dependencia emocional y los hijos
Fonnegra (2001), una importante sicologa especialista de duelo, lo define como un proceso de ajuste emocional después de una pérdida, durante el cual diversas emociones luchan entre sí.
La sicóloga Ana Isabel Gamboa considera que a diferencia de un duelo por la muerte de alguien, donde la última etapa es la aceptación, en el duelo por la pérdida de un matrimonio –aunque la persona entienda que fue la mejor de las decisiones o la solución para los problemas– puede quedar una sensación de fracaso, porque no cumplió las metas que la sociedad espera. Sin embargo, Gamboa explica que ligeramente después del divorcio hay una sensación de haber acabado con la situación incómoda, por lo que se puede dar una sensación de liberación y tranquilidad.
Aceptar la codependencia que se podría tener con una ex pareja: lo primero que hay que hacer para quitarse algo que ha sido una costumbre es entender que se tiene un vicio y luego buscar ayuda porque aveces la persona sola no encuentra el camino. Una idea es que cuando aparezca la idea hay que removerla y pasar al ‘próximo’ pensamiento. Sin embargo, nadie puede aconsejarle algo a alguien si la persona no quiere ayudarse.
¿Cómo se puede tratar el tema con los niños?
Es muy importante hablarles con metáforas. Puede ser sobre la amistad, por ejemplo: cuando los mejores amigos que ya no quieren “jugar el mismo juego”, que no hay que presionarlos y que se puede asemejar al distanciamiento entre papá y mamá. A veces los niños entienden y otras veces no porque no pueden conformarse con la idea de que ya no los van a tener juntos y mantienen esa fantasía durante muchos años en su vida.
Gamboa advierte que cuando hay una tercera figura el niño se puede revela, porque le achaca a esa figura que su padre no quiera volver con su pareja original. Explicar lo que pasa en un divorcio es muy difícil sobretodo si los niños están entre los 5 años en adelante; si se encuentran entre los 3 y 4 años, no entienden la situación y aunque se sienten tristes, se van haciendo de la idea del cambio.
A los 5 años la edad es la de la razón, por lo general un niño escucha razones y él mismo razona. Es más fácil que se oponga al divorcio porque él cree que tiene la razón para quedarse juntos. Esto puede resultar un momento traumático, incluso el niño puede caer en depresión y no se nota a simple vista que está deprimido porque mas bien se vuelve un opositor desafiante o se aisla.
Es importante el acompañamiento terapeútico, “es un bastón para ayudarse a caminar e interpretar de mejor forma lo que pasa porque el niño comienza a escuchar dos versiones muy diferentes de parte de la mamá y el papá sobre el otro padre”, explica Gamboa.
El mejor proceso de divorcio
La abogada Lucrecia Sancho advierte que la mejor manera para realizar un divorcio es llegar a un divorcio por mutuo consentimiento, lo que significa que ambos se han puesto de acuerdo en el elemento más importante: dar por roto la relación matrimonial, sentir que ya no tienen propósitos de vida en común ya no hay una relación armoniosa entonces decidieron realizar el divorcio. Lo mejor es que la pareja se ponga de acuerdo de los términos y posteriormente busquen asesoría de abogados especialistas en los temas de familia.
Si hay hijos juntos con sus respectivos abogados tienen que ver quien queda con la custodia directa o el cuido inmediato, si él o ella. Puede ser una custodia compartida cuando tienen condiciones parecidas para ofrecer: que ambos tengan tiempo para estar con los hijos, que el centro educativo sea equidistante de la casa de los padres. Además, deben escoger en cuáles condiciones van a tener la custodia: media semana, fines de semanas, cada mes, etc.
En la eventualidad que no haya una guardia compartida tienen que ver cuál va a ser el régimen de relacionamiento de esos niños con el padre o la madre. Todo eso se negocia, preferiblemente en el convenio de divorcio para evitar que haya que pasar por la vía judicial a tomar esas decisiones. Tratando de cerrar cualquier puerta que quede abierta. Se negocia la pensión de los hijos, por qué monto.
En un divorcio por mutuo consentimiento también se discuten los asuntos relacionados con los bienes: si adquirieron bienes -muebles o inmuebles- cómo va a ser la distribución, quién va a pagar qué, cómo van a asumir las deudas o créditos que existan. Además, la pareja tiene que ver si uno de los dos queda en obligación a dar la pensión del otro ya que puede que una de las partes sea dependiente económicamente al otro.
En Costa Rica depende de cada despacho y su orden el trámite. Además, los niños pueden dar su opinión sobre los tratos de guardia y la repartición de días, a esto se le conoce como la comparecencia del menor de edad.
Prevención
Las capitulaciones matrimoniales es un convenio que hace la pareja antes de contraer nupcias y se llega a acuerdos previos de división de bienes en caso de divorcio. El acuerdo evita que haya contención y se judicialice el proceso de la separación.
La nueva página
La sexóloga y sicóloga Marianela Arias advierte que con la ruptura se pueden replantear roles que se cumplieron en el matrimonio: por ejemplo, si la persona quería estudiar algo que dejó abandonado o realizar algo que siempre ha querido hacer. Puede ver este momento como la reescritura de un proyecto de vida nuevo.
Además, aveces se alejan de las redes de apoyo –amistades, familia– y es vital volver a esas personas que se pudieron haber descuidado y redescubrir esas amistades.
La especialista Arias afirma también que en el eje sexual es un buen momento para volver a reconectar con la propia sexualidad y recomienda que después de un divorcio –con un tiempo prudencial para sanar– se vuelva a la escena de las citas. Asegura que es un momento ideal para enfocarse en uno y llevar un acompañamiento terapéutico. Luego de un divorcio la persona se puede dar cuenta que dejó de hacer cosas y este es el momento para retomar proyectos.
Los puntos claves de la sicóloga Arias son: tener una actitud positiva o sea no ver el divorcio solamente como el final de algo sino que hay que abrazarlo cómo lo que es y que más bien puede ser el inicio de algo que puede hacernos muy felices. Ya que si bien efectivamente es un proyecto muy importante que terminó, no es el único proyecto de vida que existe y ver el momento para retomar la relación más importante de todas –la que uno tiene con sí mismo–.
Si se siente cómodo con la decisión no cerrar la oportunidad y abrirle la puerta del amor nuevamente, conocer más gente, primero hay que ampliar esas redes sociales, y entonces ahí ya podríamos conocer a alguien más; no buscarla para tener una relación sino abrirnos a una posibilidad, eso se va a dar naturalmente. No hay que buscarlo o forzarlo, no se trata de subsanar una relación con otra, sino abrirnos a las nuevas posibilidades que la vida podría tener.
Finalmente, hay que estar conciente que la familia también va a pasar por un momento de reconstrucción. Gamboa rescata el valor de no perder las costumbres, la unión y solidaridad y ayudarle a los niños a entender que ya no es como antes, pero que igual existe la familia.
Fuentes: Data La Nación, Ms. Lucrecia Sancho especialista en Derecho de Familia (Tel.: 2260-1095), Dra. Ana Isabel Gamboa de Clínica Cre-Ser (Tel.: 2237-1684), Psicóloga y sexóloga Marianela Arias (Tel.: 2282-1663)