En 2020, la segmentación natural entre la actividad laboral y la vida personal se derrumbó. La gran mayoría de los trabajadores se encontró a flote en una sopa amorfa de responsabilidades. Surgieron algunas preocupaciones básicas en torno al día a día. ¿Cuándo respondo al correo electrónico? ¿Cuándo lavo la ropa? ¿Cuándo juego con mis hijos? Muchas actividades pasaron de estar algo contenidas dentro de las horas establecidas a convertirse en una posibilidad en casi cualquier momento del día o de la noche.
Para algunos, especialmente quienes tenían que viajar largos trayectos para llegar a sus trabajos, esta nueva libertad de acción abrió tiempo y espacio para ampliar una gama de actividades como más ejercicio, contacto (al menos virtual) con familiares o trabajo enfocado. Pero no todos lo viven de la misma manera.
Hay muchas personas que con el aislamiento social preventivo u obligatorio jamás han vuelto a encontrar su ritmo, incluso después de un año de trabajo remoto. Esto, sin dudas, está empezando a pasar factura.
Si su caso se encuentra en el último grupo, hay una manera de salir de la confusión. Tiene que convertirse en una entrenadora de gestión del tiempo, y hay tres áreas en las que debe establecer límites para ser más productiva cuando trabaje y para que realmente se despeje durante su tiempo libre.
La pandemia mezcló las dinámicas casa, escuela, trabajo, y algunas organizaciones enfrentan dificultades para flexibilizarse de cara a las necesidades de sus colaboradores y sus familias. En países como España, se legisló para que los colaboradores en condiciones especiales –de cuido de adultos o de menores, por ejemplo– puedan presentar una propuesta de horario “a la carta” para cumplir su jornada, o trabajen por objetivos.
Límites con el trabajo
Trabajar las 24 horas del día, los siete días de la semana, o simplemente sentir que se está trabajando las 24 horas del día, los siete días de la semana, es una modalidad que sólo tiene como destino final el agotamiento. Luego, y como es lógico, llega con él la baja en la productividad general. Incluso si su trabajo es completamente remoto y técnicamente puede trabajar en cualquier momento, no siempre debe estar disponible.
Es más fácil definir límites saludables en el trabajo cuando hay una hora establecida para comenzar y terminar. Esta distinción es similar a la función de un viaje diario que le obliga a entrar y luego salir de la oficina en un horario regular. Para ello, puede preguntarse: si tuviera que tomar un autobús para llegar hasta el trabajo, ¿cómo organizaría mi día? ¿Cuánto tiempo dedicaría a determinadas ocupaciones? ¿A qué diría sí y a qué no?
También debe pensar el tipo de límites que tenía antes del trabajo remoto: ¿Tenía los fines de semana libres? ¿Cuánto trabajo hacía después de horas laborales, si es que lo hacía? Y luego pregúntese seriamente si hay una razón legítima por la que esos límites no puedan ser los mismos que cuando trabajaba en la oficina.
Si lo hay (por ejemplo, todavía necesitas tiempo con sus hijos durante el día para la escuela), entonces podría establecer horas en la noche para recuperar el tiempo ocupado durante el día. Pero si aún puede terminar todo su trabajo durante el día, como solía suceder antes de la pandemia, permítase terminar a tiempo y dedíquese a “desenchufar” durante las noches y los fines de semana.
El trabajo remoto obliga a poner límites tanto laborales como familiares y personales. Para ayudar a reforzar esos límites, guarde la computadora del trabajo, no revise el correo electrónico laboral y asegúrese de silenciar las notificaciones.
Si es necesario, acuerde con sus colegas y clientes sobre su disponibilidad para que sepan qué esperar y cómo comunicarse con usted si algo es realmente urgente. Por ejemplo, podría incluir en su firma de correo electrónico su horario habitual y dónde enviarle un mensaje de texto si algo necesita una respuesta inmediata.
Límites con la familia
El entorno de trabajo desde casa se ha visto realmente diferente de lo habitual, con el trabajo y la escuela a menudo en el mismo espacio.
Como positivo, algunos han logrado hacer cosas no habituales como almorzar con su cónyuge o ver mucho más a sus hijos. Entre lo negativo, puede resultar más difícil decir que no a participar en actividades personales cuando se está en casa y debido a los protocolos necesarios.
Ya sea con los chicos, la pareja o mascotas, su primera acción para establecer límites en el hogar es aclarar qué quiere y necesita. Haciendo referencia al consejo anterior sobre los límites del trabajo, esto debería ser fácil de aplicar. Cuéntele a las personas que conviven con usted cuáles son sus expectativas. Por ejemplo, hacerles saber: “Cuando estoy en el lugar donde trabajo, necesito que esperes para hablar conmigo a menos que sea una emergencia”. O “si es una conversación de cinco minutos, podemos hablar de inmediato; si es una charla que nos demandará más tiempo, hablemos una vez que termine con mi obligación laboral”.
Luego, reforzar constantemente estos límites. Ceñirse a las horas programadas para comenzar y terminar el trabajo y dejar en claro cuándo está y cuándo no está disponible.
Límites con usted misma
A veces, los problemas con los límites provienen de afuera. Pero especialmente si la fatiga del trabajo desde casa se ha establecido, el área más importante en la que es posible que deba establecer límites podría ser dentro suyo.
Si algo en su propia vida le está haciendo perder el rumbo, abórdelo de frente. Eso podría significar configurar bloqueadores de aplicaciones y sitios web o bien darse un tiempo específico para hacer las cosas que le preocupan o le interesan antes o después del trabajo.
Además, es importante que también logre reservar tiempo de su semana para las cosas que le hacen bien, le agradan y le ponen feliz, como salir a caminar, leer un libro o aprender algo nuevo.
La estructura en la era del trabajo remoto es mucho más desafiante porque tiene menos límites naturales, pero es posible (y necesario) establecer y mantener límites en estas tres áreas para lograr un estilo de vida más productivo, agradable y sostenible.