Uno de los mejores hoteles del mundo está en Costa Rica, ¡conózcalo con nosotros!

Nayara Springs, un pequeño y encantador hotel ubicado en La Fortuna de San Carlos, se colocó este año entre los 10 mejores alojamientos del mundo. Así es por dentro este lujoso y mágico alojamiento.

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Nota: En este reportaje los nombres de los huéspedes entrevistados fueron sustituidos para proteger su privacidad.

Nayara Springs, en La Fortuna de San Carlos, no solo está entre los 10 mejores hoteles del mundo: según la revista neoyorkina Travel+Leisure, el ‘pequeño paraíso’ le pisa los talones al mejor alojamiento de todos: un imponente Four Seasons Resort, ubicado en la exótica Indonesia.

Por eso, y porque siempre soñó visitar Costa Rica, el estadounidense Charles Hughes y su esposa Anne eligieron el lujoso hotel para celebrar su aniversario de bodas, sin sospechar que la aventura en Nayara los cautivaría desde el primer día.

Hughes cuenta que cuando llegó a Nayara Springs una encantadora sonrisa le dio la bienvenida. No pudo evitarlo y de inmediato pensó que la señorita de la recepción le estaba coqueteando.

“Fue muy pero muy amable y en tono de broma le comenté a mi esposa lo que sentí. Mi esposa no dijo nada, pero me miró seria. Creo que pensó lo mismo”, narró sonriendo Hughes, un hombre alto, de unos 65 años.

Con esa sensación la pareja hizo el check in, pero en cuestión de segundos se les cayó la suposición . El botones asignado fue igual o más amable que la recepcionista y el bartender un derroche de simpatía cuando le pidieron un jugo de piña natural y un rico y refrescante mojito.

Todos en Nayara parecían competir por “tratarlos bien”, asegura Charles, y eso es algo que nunca olvidará. Algo diferente y seductor vivía en este famoso hotel.

“Fue divertido. Mi esposa se rió mucho y en broma me dijo: “pues parece que aquí todos te están coqueteando Charles”. Así supimos que aquí todos son ‘pura vida’ y estoy feliz, este hotel es lo mejor que nos ha pasado. Es muy lujoso, pero lo mejor es la magia, la naturaleza y la vibra que tiene”, finalizó el turista, mientras disfrutaba del bar húmedo del lugar.

Hughes y su esposa son solo una muestra de los cientos de turistas que, satisfechos hasta la médula, le han dado a Nayara Springs el caché de estar entre la crema y nata de los hoteles más importantes del orbe.

Un mezcla de lujo, toques de romance en cada detalle y un producto de primera que mezcla confort, gastronomía premium y atención al cliente como uno de sus pilares, han sumado para que en el 2017 el hotel se ganara el puesto #1 de la categoría de lujo en TripAdvisor y se colocara en el 2018 en el puesto #10 de la codiciada lista de Travel+Leisure.

En la famosa publicación –que tiene sede en Nueva York y 4.5 millones de suscriptores en los cinco continentes–, Nayara Springs supera a alojamientos de lujos inalcanzables (e impagables, dicho sea de paso) para la mayoría de los mortales.

La Réserve Hôtel & Spa, de la agraciada París, el Four Seasons Resort, de las soñadas Islas Maldivas, el The Lowell de Nueva York y el Montage Kapalua Bay, de Hawaii, son solo algunos de los pomposos hoteles a los que Nayara Springs supera en el ranking de Travel+Leisure.

El hotel tico, según la revista, es el tercero mejor de América y obtuvo una calificación de 97.04 de 100 posibles. Tan solo un punto menos que el hotel que ostenta la cima: el Four Seasons Bali at Sayan, de Indonesia (98.22).

No por nada, según aseguran algunos vecinos de La Fortuna, la actriz Scarlett Johansson decidió hospedarse una vez allí.

Pero ¿qué tiene Nayara Springs para ponerse a la altura de los más finos alojamientos del orbe, ganar tan codiciadas distinciones y provocar los enamorados comentarios de sus clientes?

Posándose silencioso dentro del bosque lluvioso de Costa Rica y el volcán Arenal flanqueándolo en todo su esplendor, Nayara Springs es la joyita de la zona. Es un hotel de lujo sí, pero sin ruidosos excesos, mimetizándose con impecable gusto en el bosque lluvioso.

Precisamente así lo conciben sus dueños –un empresario nacional y dos colombianos– , quienes tuvieron la visión “de crear un hotel aislado, de lujo discreto, que no le quitara autenticidad a una verdadera experiencia en la selva”, detalla el sitio web.

Por ese motivo puede que de primera entrada Nayara Springs no le deslumbre, pero al introducirse en él es cuestión de tiempo para que la magia que mencionó Hughes comience a hechizar.

De aquí, una vez que se llega, nadie se quiere ir. Relajarse, escapar de la rutina y enamorarse, esa es la consigna en este hotel boutique.

Un viaje mágico.

Más allá del lujo y la exuberancia del lugar, toda la experiencia de Nayara Springs inicia con el esmerado trato del personal, tal cual lo experimentó mister Charles el día que ingresó al hotel.

“No hay nadie que no se vaya del hotel que no hable de lo ‘pura vida’ que es la gente de aquí. Es un común denominador de la experiencia que ofrecemos y se nota en los comentarios de TripAdvisor”, dijo Frederic Cappello, gerente de Nayara Springs.

Si entre el 60% y 80% de los turistas vienen a Nayara Springs por los testimonios de TripAdvisor, tal como lo aseguró el mismo Capello, se entiende la importancia que reviste ese detalle.

Frederic es un tipo joven, sonriente y muy pícaro. Vivió muchos años en Brasil pero su formación educativa es francesa. Ha residido en muchos países y trabajado en varios hoteles de clase mundial, conoce a todo tipo de personas y culturas, pero dice que en Costa Rica encontró la mejor gente para trabajar en hotelería.

En Nayara Springs se cuidan de tratos ‘acartonados’ con los turistas –aquellos que uno ve en las películas o los que uno pensaría encontrar en un hotel de lujo europeo–, todo lo contrario. Acá todo es natural, tanto como los tucanes, carpinteros y las urracas que rondan de cerca las habitaciones.

“Hoy día el turismo de lujo busca autenticidad, humildad. Por eso aquí preferimos gente de la zona, espontánea. Además los dejamos ser, creo que eso es el secreto, no les decimos como actuar, les dejamos ser y eso le encanta a los turistas”, dijo Cappello emocionado.

Por eso es que el botones, el mesero y el barista de Mi Cafecito –como se llama la cafetería del lugar–, se esmeran en consentir a los clientes, conversar con ellos de lo que sea u orientarlos, si es el caso, para ir la búsqueda de un ave, iguana u oso perezoso que se antojaron de ver.

Todo se resume así: el “pura vida”, en Naraya Springs, es un también un lujo exquisito.

“Son lindos aquí, muy lindos”, dijo con tierna voz Martha Brown, otra huésped que se paseaba por el puente de altura de Nayara Springs, estructura que sobre las copas de los árboles es ideal para ver aves y a hacer una silenciosa caminata.

¡A relajarse!

La segunda fase del encantamiento está en las villas, que coquetean íntimamente con la envolvente naturaleza del lugar.

En Nayara Springs el huésped encuentra habitaciones con paredes de marmol, ducha interna y al aire libre, una cama matrimonial con fino ropaje y una piscina personal con agua cálida, prodigiosamente temperada por la vena del Arenal.

Hablamos de la habitación premium Springs Villa, que se puede tomar por un precio promedio de $750 la noche (¢465.000) para dos personas. El precio incluye una champagne de bienvenida, desayuno y todos los snacks. Además todas las bebidas del minibar se pueden tomar sin restricción, excepto las alcohólicas.

Tome en cuenta que en temporada baja –cuando salen ofertas de disponibilidad– el precio puede bajar a $525 y en temporada alta subir a $825 o más.

“Las habitaciones son como para quedarse allí todo el día. Nunca salir, no hace falta”, comentó la austriaca Dayna L., en TripAdvisor.

Dayna L. vino a celebrar su luna de miel a Nayara, un plan recurrente en este lugar. No por nada, el hotel ha sido ubicado entre los mejores en revistas como Brides, Real Weddings and Honeymoons y Destination:Weddings & Honeymoons.

Tampoco es que casualidad que los restaurantes de Nayara Springs, comandados por chefs curtidos en establecimientos de gastronomía Michelín, hayan sido bautizados con estos nombres: Mis amores, que es un bistró latino al aire libre con vista al volcán, y Amor loco, el restaurante que por su decoración y platos gourmet es el chineado del lugar.

A los servicios románticos y sumamente placenteros se suma el spa, que en el 2014 fue ranqueado como el quinto mejor del mundo según Travel + Leisure.

¿Su atractivo? el spa está fina y delicadamente decorado. Cada espacio de relajación incluye dos camillas y un jacuzzi para diferentes tratamientos.

Pero lo mejor no es ver el spa, lo mejor es usar el spa. Fisioterapeutas profesionales aplican el masaje en un lugar que se mezcla con las ramas de los árboles y cuyos sonidos de fondo son los típicos del bosque vivo.

Se trata de melodías naturales, por lo que acá un disco Chill out simplemente sobra.

“Es que yo nunca había estado en una selva o un bosque como este. Y aquí estoy durmiendo y haciéndome deliciosos masajes en medio de una. Para mí, estar aquí con mi pareja es un sueño”, dijo Alma Smith, otra huésped encantada con el concepto de Nayara Springs.

Y sí, la intimidad para los enamorados es clave para el hotel. Por eso Nayara Springs es un alojamiento que solo tiene 35 villas. A pesar de que en temporada baja la ocupación se mantiene entre el 60% y 70%, nunca se sentirá abarrotado.

Además, por privacidad, en Nayara Springs solo se permiten adultos, agregándole un toque más de discreción.

Para las familias, sin embargo, también existe una opción igual de espectacular: Nayara Resort, Spa & Gardens, el hotel hermano, a solo pasos de ‘Springs’.

Más confort.

El mismo puente en que Martha Brown se deleitaba viendo pecho amarrillos y colobríes volando por las copas de los árboles, es el mismo que conecta a Nayara Springs con Nayara Resort, Spa & Gardens.

Entre ambas secciones existe libre tránsito, con la única restricción que los más chicos de la casa no pueden entrar a ‘Springs’.

Lo importante es que la unión simbiótica entre ambas propiedades ofrece más opciones para el goce de los huéspedes. Más senderos, jacuzzis al aire libre y claro, más experiencias culinarias.

Si los enamorados ya probaron el sabor de Amor loco, caminando o abordo de un carrito de golf también pueden disfrutar del restaurante Altamira, con lo mejor de la cocina internacional, o probar la cuchara de Asia Luna, una mezcla de sabores peruanos con asiáticos.

Además, hospedado en uno u en otro hotel, los huespédes pueden participar de los recorridos ecológicos organizados por el hotel, las caminatas de observación de aves, las clases de cocina y la catas de café premium organizadas en Mi cafecito.

“Nosotros compramos solo café de exportación, lo tostamos aquí y lo servimos aquí. La gente puede ver todo el proceso y aprender a apreciar más el grano. Es un plus”, agregó Cappello.

Por otro lado, hospedarse en Nayara Resort, Spa & Gardens, es un poco más accequible que en Nayara Springs. En temporada baja, la Casita Deluxe puede ocuparse por $390 la noche, mientras que en alta vale $430.

La otra opción es hospedarse en la Rainforest Villa, con jacuzzi privado incluído. Esta opción se ofrece por precios que rondan los $490 y $553. En temporada baja, además, suelen aparecer ofertas que han sido aprovechadas por algunos ticos.

En Yuplón, durante octubre, se ofreció la habitación Rainforest Villa a mitad de precio. Es decir, a $276 (¢176.000) para dos personas.

“Con ese tipo de promociones esperamos que vengan ticos y celebren una ocasión especial en este paraíso”, comentó Cappello.

La ‘Eiffel tica’.

Luego de probar la amabilidad auténtica del tico, comer en restaurantes primera clase, hacerse un masaje romántico y disfrutar de todo el lujo de una habitación Springs Villa, no creo que quede duda del por qué Nayara Springs este considerado entre uno de los mejores hoteles del mundo.

Menos si, aún disfrutando de tanto confort y lujo, vemos a una turista europea derretirse al tocar una plantita ‘ dormilona’. Nunca en su vida la había visto, se la encontró paseando por el hotel y no pudo contener la emoción al verla acurrucarse lentamente.

Menos si un huespéd apagó a luz de su cabaña por completo, se metió en la piscina privada de su habitación y disfrutó el agua termal envuelto entro los sonidos del bosque, la vegetación y la luz de la luna.

Para Cappello, este encanto enloquecedor se explica sencillo: “para un turista venir a Nayara Springs y estar inmerso en la selva de Costa Rica viendo tucanes, jaguares y lapas, es lo mismo que un tico siente cuando va a París y sube a la torre Eiffel. Ellos dicen ¡wow!...”.

Buena comparación la de Cappello, excepto porque existe una sensible diferencia en esta analogía. Nadie duerme, ni toma un jacuzzi, ni disfruta de un exquisito tajín de cordero dentro de las entrañas de la torre Eiffel.

Pues he allí parte de la magia y la seductora experiencia de la que hablan todos: en Nayara Springs se puede hacer todo eso y hasta un poco más.

revistadominical@nacion.com