Kirsha tiene 15 años. Se apellida Waggon y vive en Aserrí. Su cabello es negro, su piel es color chocolate y su sonrisa es amplia, profunda; sus ojos son vivos: se fijan aquí y allá, mientras habla y mientras escucha. Kirsha bebe té, juega bola y le cuesta la matemática aunque, precisamente por ello, es la materia que enfrenta con mayor ímpetu. De vez en cuando, Kirsha visita el lugar de trabajo de su madre y ofrece charlas para gente que dobla y triplica su edad.
Kirsha tiene 15 años. Kirsha dice cosas como “he cometido muchas fallas en mi vida, pero gracias a ellas aprendí a crecer como persona”, o “la adversidad me lleva a querer hacer algo por el mundo; a mejorarlo”.
Kirsha tiene 15 años. No hay forma de decirlo suficientes veces. La muchacha tiene muchos planes: quiere vivir en un barrio más seguro; un barrio con más posibilidades de esparcimiento sano, de construir comunidad. Kirsha cree que lo que ella dice y piensa y hace importa. No un poquito, no solo a su mamá, no solo a sus compañeros de clase. Lo que ella dice Importa, así, escrito con mayúscula. Nadie se lo tiene que decir: ella lo cree, lo defiende; es su bandera.
Kirsha, como otros miles de muchachos, formó parte de un proyecto cuyo propósito fue preguntar a quienes rara vez son escuchados. A quienes, por lo general, son desestimados, silenciados de facto: a la población joven.
Kirsha es parte de Tu Voz Vale.
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El lunes 29 de junio, la vicepresidenta de la República, Ana Helena Chacón, se sentó junto a una amplia mesa en el escenario del Auditorio de Casa Presidencial. Se acercó al micrófono y dijo, entre otras cosas, que los jóvenes no deben quedarse sentados en el sillón del confort.
Así me lo contaría, una semana después, Kimberline, una muchacha de 19 años oriunda de Alajuelita, bailarina de comparsa (“la mejor del país”, defiende una y otra vez) que estudia Relaciones Internacionales en la sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica, en San Ramón.
Kim, junto a Kirsha y Moisés, un vecino de Guararí que cumplió 18 años el día que lo entrevisté y que practica el breakdance , formó parte, junto a más de 9.000 jóvenes –todos ellos, de edades que se ubican entre los 12 y los 21 años–, del proyecto Tu Voz Vale, que ese 29 de junio inundó el auditorio de la sede del Poder Ejecutivo para decirle a Ana Helena Chacón hey, hola, tenemos una idea y queremos mejorar el país.
Podríamos decir esto: que Tu Voz Vale (TVV) es una encuesta. Pero lo cierto es que esa palabra, tan desestimada y mancillada, en buena medida por razones de carrera electoral, poco dice sobre el proyecto. Podríamos decir, también, que TVV es una iniciativa de transformación social, pero incluso esto se queda corto. TVV se parece más a una plataforma, un trampolín, para que los más jóvenes sean escuchados.
“Tu Voz Vale surgió en el 2013 como una iniciativa de Unicef con el fin de posicionar en la agenda política y social los temas y preocupaciones de los adolescentes y jóvenes”, asegura Xinia Miranda, oficial de Comunicación y Alianzas de Unicef Costa Rica. De acuerdo con Miranda, la intención tras el germen del proyecto era que “esta consulta sirviera de base para apoyar una agenda de diálogo entre los adolescentes y las instituciones del país”.
Así, y a través de distintas etapas, Tu Voz Vale creció y amasó a miles de muchachos que querían demostrar sus preocupaciones y, sobre todo, sus ideas para cambiar el país. “Esperábamos la participación de 6.000 jóvenes”, afirma Miranda. La cifra de participación final desbarartó por completo esa expectativa inicial: se contabilizaron 9.226 encuestas válidas.
Los resultados de la consulta varían de un tema al otro –ambiente, pobreza, inseguridad, participación ciudadana, entre otros–, pero todos son constantes en intensidad y ganas de parte de los muchachos: de ser escuchados, de ser tomados en cuenta, de dejar de ser relegados por algo tan superficial como la edad.
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Tanto la Convención de los Derechos del Niño como el Código de la Niñez y Adolescencia aseguran que los adolescentes tienen derecho a que su voz sea escuchada en todos los temas que los afectan. Que esto se cumpla o no, es un asunto distinto. “Los adultos se quedan con lo que ellos piensan, y creen que lo que nosotros podemos aportar no vale, simplemente porque somos jóvenes”, cuenta Kim.
Tu Voz Vale es, entonces, una herramienta para batallar contra el adultocentrismo. Sobre esto, Dina Krauskopf escribe, en su libro Participación social y desarrollo en la adolescencia , que “el adultocentrismo es la categoría que designa una relación asimétrica y tensional de poder entre los adultos y los jóvenes”.
“Iniciativas como Tu Voz Vale son necesarias porque en la era digital, en la que los espacios de participación y expresión se han ampliado, los adolescentes y jóvenes tienen derecho a que sus inquietudes y preocupaciones sean tomadas en cuenta en la agenda política y social del país”, afirma Miranda, desde Unicef. “Ellos son los ciudadanos del presente; y serán los hombres y mujeres que tendrán en sus manos el futuro del país”.
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La consulta pública fue solo el comienzo para el proyecto. Más adelante siguieron otras etapas, la más importante de ellas los talleres de participación. En ellos, buena parte de la población consultada –proveniente de distintos puntos del país– trabajó, segmentada en equipos que estudiaron los temas de preocupación que arrojaron los resultados de la encuesta, para encontrar soluciones. “En los talleres nos enfocamos en trabajar en equipo, en generar empatía y respeto por las opiniones de los demás”, cuenta Kirsha. “Todos aprendimos a ser líderes, en lugar de seguir órdenes sin cuestionar”.
De acuerdo con la organización de TVV, al inicio los muchachos se mostraban pesimistas. “Pensaban que sus ideas no serían escuchadas por las autoridades. Ahora, se sienten motivados porque vieron que, organizados y con apoyo, pueden influir y tener espacios de diálogo”, cuenta Miranda.
Tu Voz Vale no ha concluido. De acuerdo con Unicef, ahora mismo se está trabajando en la organización de una agenda de trabajo para que los muchachos puedan presentar los resultados de la encuesta y las propuestas concretas a los municipios, instituciones y organizaciones civiles, “como un mecanismo para que sus inquietudes sean tomadas en cuenta en las políticas nacionales y locales”.
Es decir, toca enfrentarse a las complicaciones propias de un mundo adulto burocrático. El primer paso fue, de hecho, presentar el proyecto en Casa Presidencial, ante la segunda cabeza del Poder Ejecutivo.
Para los chicos, sin embargo, esto dista de ser lo más importante: “la Casa Presidencial es solo un edificio; lo que importa son las personas. Nosotros corremos la voz. Si uno espera que el cambio lo haga una institución, todo se queda en palabras”, cuenta Kim.
“Es más importante la meta que el reto”, agrega Moisés. Es decir, no hay dificultad suficientemente grande para no intentarlo. “Nosotros propusimos, actuamos y decidimos. Ahora solo queda seguir intentándolo”.
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En YouTube, un video compila varios fragmentos de discursos emitidos por Bernie Sanders, un precandidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Demócrata. En punto de ese video, dice Sanders: “Los problemas que enfrentamos –pobreza, desempleo, inseguridad– no caen del cielo. Son causados por nuestras malas decisiones; somos nosotros mismos quienes podemos solucionarlos”.
Kirsha, Kim, Moisés y Sandro, y miles de jóvenes de este país, quieren ser la personificación de las palabras de Sanders: las soluciones están en nuestras manos, aunque a veces el mundo entero parezca decir que los problemas no se pueden resolver.
Los muchachos de Tu Voz Vale dicen que no es así. Que a veces hace falta un pelín de rebeldía y creérsela. Creer que es posible vivir en un lugar soñado. Creer que el futuro es emocionante, es brillante, es mejor.