Alexandra Loría Beeche sabe lo que significa para su imagen ser la cara del movimiento ProVida en Costa Rica. Desde hace años complementa sus labores de abogada litigante con sus causas, pero se volvió figura pública en el 2010, cuando lideró el intento de someter a referendo un proyecto sobre uniones civiles entre personas del mismo sexo que la Sala Constitucional detuvo al declararlo ilegal.
A principios de este mes, esa misma instancia le dio parcialmente la razón al legitimar el derecho de los padres a ejercer objeción de conciencia por medio de un recurso de amparo contra el programa “Afectividad y sexualidad” que impartirá el Ministerio de Educación.
En cambio, todo se pronostica en contra para el próximo mes, cuando la Corte Interamericana dicte veredicto contra el Estado, el único país del continente que prohíbe la fertilización
Por sus ideas y su origen de familia rica, muchos la consideran símbolo de la derecha costarricense, pero ella se sacude: “Sí, soy conservadora, pero no me considero de derecha”.
Desde principios del siglo XX, los Beeche de origen chileno se unieron a apellidos locales como Tinoco, Castro, Pozuelo y Loría, y de esa línea desciende Alexandra.
“Cuando estaba en el colegio, me pidieron un trabajo sobre expresidentes y lo hice sobre Calderón Guardia. Tuve la bendición de que mi tío abuelo –Luis Demetrio Tinoco– me fue explicando todo lo que habían hecho en el tema de la educación y de la Caja del Seguro. Mi tío era impresionante, para mí es lo máximo; condicionó ser ministro a que saliera la Universidad de Costa Rica, me parece de una valía extraordinaria y una visión impresionante”.
–De papá, el amor al derecho y al sentido de justicia. Mamá se dedicó a nosotros seis y de ella, este carácter apasionado, a veces intempestivo, con un espíritu de servicio increíble.
– Cuando yo tenía como 11 años, hicieron un Cursillo de Cristiandad y eso fue importante, pero antes de eso no eran muy piadosos.
– En la República del Perú y en el Colegio de Sión. Era buena en todo, me gradué en matemática-química y entré a la escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica. En el 76, estaba todo el
– Siento que sí, ahora que lo analizo...
– Recuerdo a un profesor que, según él, demostraba matemáticamente que ni Dios ni el amor existían ¡y ya está! Sí, siento que fue eso. Entonces me fui un año a Nueva York.
– Estaba donde Rosario Quesada de Schwan, cuñada de Louis Feron, en un ambiente de museos y arte. Cuando regresé, hice un examen de aptitud y me salieron dos carreras: periodismo y derecho.
– No de 100, porque tenía muchas actividades como el grupo con el que íbamos a ayudar a la Ciudad de los Niños; bastante proyección hacia la comunidad. En el colegio, iba a Hatillo con un grupo a enseñar a leer y escribir.
– Mis papás ayudaron a fundar los ‘Encuentros de promoción juvenil’ pero no eran las únicas actividades. Más pequeña, había ido al Club Yokó.
– No, creo que mi tía Victoria era del Opus Dei y así llegué allí.
– Normalmente, charlas y meditación.
– Tuve la ventaja de conocer a doña Cecilia de Esquivel, que era una de las fundadoras de un colegio que hay en Pavas, de educación para niñas.
– No tienen actividades con la visión de tío
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– Sé que mucha gente lo dice, pero no. Igual, la gente dice que soy abogada de la Conferencia Episcopal, y no.
– Formo parte del comité de bioética. Es muy probable que muchos proyectos que se consulten con la CE, si el obispo lo quiere, me preguntan y yo mando un criterio pero que ellos lo usen.
– No. No voy a negar que los obispos confían en mí, pero ellos tienen sus asesores y los sacerdotes analizan antes de que ningún obispo lo firme. Hay mucha prudencia...
– Hay cosas para las que yo no les he pedido permiso, por ejemplo, para el referendo. Eso soy yo en una iniciativa ciudadana. De hecho, fui a hablar con Monseñor con la resolución del Tribunal de que podía recoger firmas a la salida de las iglesias porque los sacerdotes no me estaban dejando hacerlo y pasé como dos horas explicando. Es decir, no estaba pidiendo permiso.
– ¡La ignorancia es osada! Don Jorge Fischel fue el que me dijo y empezamos con gente que fue llamando. Fue con las uñas y eso se notó porque las firmas no se recogieron tan rápido como esperábamos. Jorge se encargaba del sector evangélico y yo, del sector católico.
Me ayudó mucho un grupo que se llama Sinergia Pro-valores, del sector evangélico, e indiscutiblemente la Alianza Evangélica. Fue muy bonita la experiencia de hablar cara a cara con el costarricense en la calle, no sólo a la salida de las iglesias. Siento que en Costa Rica se está perdiendo la capacidad de debate y estamos recurriendo solo a insultos; se ha perdido el respeto a que una persona piense diferente. No hubo comité nacional y no hubo estrategia política.
– No. Lo hicimos absolutamente solos. ¡Nada que ver! Aquí no había dinero ni nada, cada cual ponía sus cosas, unos llevaban lapiceros, otros tablitas.
– Nada. La Conferencia Episcopal no aportó ni un cinco. Soy religiosa, se lo juro: no aportó ni un cinco. En algunas iglesias evangélicas por lo menos pusieron mesas para que la gente firmara.
– En mi familia yo era la rebelde y cercana a comunista, por mi sentido social.
– Sí, tuve muchos novios.
– No. Me casé en 1983, a los 25 años, con Carlos Manuel Fernández a quien conocí en la Escuela Libre de Derecho. Fuimos de los primeros graduados.
– Sí, durante siete años no pude tener hijos.
– Usé uno con una cuestión hormonal porque mi prolactina estaba alta y no ovulaba. Nunca he tomado anticonceptivos. Eso se controló y quedé embarazada y pude tener a mi hijo.
– No, porque decidí dejarlo a la naturaleza, pero nunca vino.
– Leí tanto que yo nunca me lo haría. Eran los ochentas, me preocupaba...
– Sí, porque cuando yo no podía tener a mi hijo, mi hermano Eduardo, quien es muy unido a la causa ProVida, me enseñaba los bebés abortados. Yo no podía verlos ¡Era una ira!
– Yo decía “Señor, ¿cómo es posible que a una mujer que no los quiere y que les va a hacer eso le das niños y a mí no?”Ese era el reclamo interno. Esa unión tan fuerte a la causa ProVida nace de esa imposibilidad de tener hijos.
– No, tampoco. He ayudado a familias a adoptar niños del PANI.
– La causa ProVida ayuda a muchísimas mujeres embarazadas; también con el Hogar Posada Belén. Yo no tengo el poder económico para ayudar a todo el mundo; yo trabajo como abogada. El concepto filosófico de dignidad humana es el importante. Si un embrión no vale porque es defectuoso, o porque quería niño y no niña, o porque se implantaron tres y se pide una “reducción”, o si empieza a creer en seres humanos de distinta categoría, se quedó sin derechos humanos.
“Si nació bien, pero luego tiene un accidente, ¿puedo matarlo? Eso hoy se está utilizando para el infanticidio”.
– Costa Rica tiene uno de los índices más bajos de mortalidad materna y eso no tiene que ver con el acceso al aborto, sino con el acceso a los servicios de salud.
– No. En países donde está aprobado el aborto, las farmacéuticas han reconocido el efecto anti-implantatorio. El embrión tiene derecho a la vida desde el momento de la concepción.
– No es el mal menor. ¿“Yo no sé si lo estoy matando, pero igual voy a tomarlo”? Ante la duda, yo me abstengo: principio precautorio.
Aquí se usa el término de ‘anticoncepción de emergencia’ como sinónimo de píldora del día después, pero es mucho más amplia e incluye la RU-486, que arranca el óvulo ya implantado. Cuesta mucho difundir información porque lo hacemos con las uñas y me llama la atención que la gente crea que tenemos una gran fortuna. Esta es una causa donde uno se empobrece; a mí nadie me paga.
– Sí, tenemos como 20 sobrinos.
– Mi primo Arturo es casado y con hijos adoptados, en California. Creo en la familia y creo en el matrimonio heterosexual.
– Siento preocupación por los chiquitos; el concepto de familia, si sufrirán
–Hay documentos sobre el impacto de esto en los niños; entonces, siento que es preocupante. La actividad que dos personas homosexuales puedan tener al interior de su casa es una cosa que todos debemos respetar, es parte de la libertad de los hijos de Dios, pero me opongo a que se esté elevando a la legislación. El impacto es distinto y por eso es que la comunidad gay-lésbica lo busca: hay una transformación de los valores en los que yo creo y que a mí me gustaría heredar a mi hijo y, eventualmente, a mis nietos.
– Indistintamente de la parte moral, es que sí hay una pérdida de libertad de expresión.
– Estos proyectos vienen juntos. Viene luego el penalizar la discriminación, que incluiría que cualquier persona que no acepte eso podrá ser penalizado.
– Hay un profesor canadiense (Christopher Kempling) que perdió su trabajo por publicar en un periódico que estaba en contra de la adopción gay. Se puede estar a favor o en contra de lo que él dijo, pero él tiene derecho a decirlo. Con esas leyes, el que no esté de acuerdo con eso va a ser castigado. Nosotros no estamos discriminando a la persona por su orientación sexual. Usted dice que es por mi cuestión religiosa, pero en realidad el matrimonio no es una cuestión religiosa; es una institución de derecho natural.
– Eso es más delicado. En Costa Rica, la unión de hecho está totalmente equiparada al matrimonio y el que diga lo contrario está mintiendo. Hay dos votos de la Sala Constitucional: uno en que se le pidió a la Sala que indicara si las normas de adopción se le podían aplicar a las uniones de hecho heterosexuales y la Sala dijo “sí”. El segundo es el de la ley de Migración, donde solo se daban derechos migratorios a los matrimonios y fue declarado inconstitucional.
– Ambos son equiparación en todos los efectos.
– A varias cosas, pero no son exclusivas para ellos. En salud, hay muchas familias en que una hermana soltera no puede asegurar a un hermano; tuve el caso de una abuelita que vivía con su hija y su nieta. La abuelita era enfermera y ganaba más que la hija. Cuando le declararon una enfermedad, su angustia era morirse y dejarlas sin su entrada pero no había forma de heredar la pensión. Tuvo que adoptar a su nieta. En el caso de los préstamos, habría que crear alguna norma que proteja el derecho a hábitat. También cada ser humano debería tener derecho a decidir quién tomaría sus decisiones de vida o muerte, a quién quiere tener a la par y a quién no. Las normas actuales violan el principio de la autonomía de la voluntad pero no solo de la comunidad gay-lésbica.
– Si me pregunta sobre algo específico depende (el caso de Mairena), pero me opondría como norma general por el concepto que tengo de ‘familia’ y por el derecho de los niños a tener un papá y una mamá.
– Que el ideal no sea la mayoría no deja de ser lo ideal.
– No estoy de acuerdo en que el Estado se meta entre las cobijas, pero la unión del hombre y la mujer es relevante para el Estado en tanto los futuros miembros de la sociedad vienen de esa unión.
– Me parece una intromisión de un Estado en otro; lo rechazo.
– Lo que hizo fue quitar fondos para investigación en embriones. Por cierto, ante una denuncia de Greenpeace, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohíbe que se patenten investigaciones y que se produzca usando como materia prima al embrión humano.
– Con Abelardo Araya (activista muerto de infarto) me llevaba bien. Un día, después de lo del referendo, llegué a la Asamblea y estaban Abelardo y Esteban Quirós, el chico que metió el amparo, y los dos me saludaron de beso y todos lo que estaban conmigo se quedaron como asustados. Siento que a veces en los medios se ridiculiza al que opina distinto, porque yo no comulgo con el discurso de don Justo Orozco pero son cosas'
– Me sentí engañada. Cuando lo del referendo, Víctor Emilio (Granados, diputado de PASE) estuvo con nosotros. Sí, sentí un engaño porque la reforma al 242 permitiría la equiparación total del matrimonio e incluso la adopción.
– Sí. Víctor Emilio estaba en contra de las uniones civiles, que era mucho menos que eso y ahora está a favor de este. ¿Cómo se explica un cambio tan radical?
– No.
– No. Yo recogí las primeras 125 firmas para un recurso redactado por mí, entonces, cuando la Sala lo admite...
– No.
– Porque usted ve que la comunidad gay-lésbica hace una actividad y ahí están todos los medios y todos informan. En el 2008, la Alianza Evangélica hizo una marcha y prácticamente no fue cubierta. Más aún, fue minimizada; dijeron que habían sido cuatro gatos. El Observatorio hizo otra marcha en el 2009 y también.
– No todos, pero sí siento que hay mucho activismo. El otro día me entrevistaban y tuve que preguntar: “¿Usted es periodista o activista?” Algunos medios han perdido su imparcialidad.
– No soy asesora permanente. En diez años, me han contratado unos cinco procesos. Lo que sí hice fue conversar con doña Iary y ella me ofreció un espacio, como se lo ha dado a otra gente.
– Soy conservadora, pero no me considero de derecha.
– En varias oportunidades, mucha gente –gente seria– me ha dicho que funde un partido, pero no es mi campo de
– ¡A mi esposo le da un ataque si lo hago!
– Me ha dado miedo.
– A no poder hacerlo pero, de todas maneras, siempre tengo que relacionarme con diputados de todos los partidos y tendencias.
– Ellos están muy organizados, tienen dos partidos.
– O muy divididos. Hasta el momento, lo que he dicho es que tenemos gente de Liberación, del PAC, del PASE y que me parece que es una buena estrategia estar en todos los partidos para no perder elecciones porque si uno está en todos, no pierde.
– La Iglesia es santa en Dios y pecadora en nosotros.
–Viera que no. Soy devota, pero una de las críticas que me hacen en el movimiento es que soy poco rezadora. Entre Marta y María, yo soy Marta.
– No, como “Alexandra, la defensora de seres humanos”.
– En defensa de la vida no necesito recurrir a argumentos religiosos sino de ciencia; más bien los proaborto se quedaron en la antiguedad.
– Es por mi estilo de 29 años como abogada litigante, pero estoy acostumbrada tanto a que me digan que sí como que no, pero con argumentos.
– Digamos que me causó sorpresa que no retomaran el proyecto que ya estaba dictaminado.
– Sigo trabajando el
– No he propiciado ninguna alianza y nunca he hablado en nombre de la Conferencia Episcopal. Uno barre para adentro en los temas en los que estamos de acuerdo.
– Siempre han dicho que apoyan el artículo 75 y creo que está bien porque este permite la libertad de culto.
– No, nunca. Aún en el peor escenario seguiré del lado de la educación.
– Soy una activista y defiendo mis causas por convicción a partir de datos científicos; no por religión.
– Nunca, con todos los líderes contrincantes mantenemos una buena y respetuosa relación.
– No es un caso hipotético; hay mucha gente que me ha pedido una marcha, pero me preocupa la polarización y que se puedan encontrar los dos grupos.