Odontóloga de profesión, primera dama por aspiración. El trajín de la política taladró las rutinas de Sandra Léon, cortó con un bisturí la privacidad de una civil cualquiera y la suturó al Partido Liberación Nacional (PLN).
El 5 de julio del año pasado, la dentista –conocida por su participación en el programa Giros– dijo “sí, quiero” al candidato oficialista, Johnny Araya. Desde entonces, ella es una de las caras conocidas cuando sale el sol por las calles de Rohrmoser o en las cercanías de La Sabana, sitios que recorre a diario sobre dos ruedas.
“Ya conozco al que recoge la basura, al que me tira el periódico, a los que siempre le dan vuelta al parque que son un grupo de adultos mayores; me he encontrado a varios doctores que ya se hicieron amigos míos, a la gente que pasea los perros y hasta me he hecho amiga de los que andan revolcando la basura”, dice.
Aunque la política nunca fue una paciente con cita para sentarse en su silla, las Caravanas de la Salud provocaron su primer roce con la opinión pública, los reglamentos electorales del país y los códigos del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica.
Enfundada en un uniforme verdiblanco con el logo de la campaña arayista, León brindaba atención gratuita a personas de escasos recursos. Todavía comanda estas jornadas, pero sin los colores del partido.
A Araya lo conoció en un cumpleaños y no se volvieron a ver sino hasta meses después, cuando él la llevó a cenar a un refinado grill . “Fue muy de amigos, ni nos copamos ni nada de eso”, confiesa. En ocho años de relación, lo más difícil fue acoplarse a su gran pasión, reconoce Araya. “A ella no le gustaba participar en política, pero nunca me molestó, yo siempre fui respetuoso. Sin embargo, ya después de casados, ella se involucró completamente”, afirma.
Hoy León maneja su propia agenda de campaña: regresa de sus dos consultorios y sale a reunirse con mujeres emprendedoras y representantes comunales. Busca que la reconozcan como alguien muy cercano a Araya.
Aunque falta una semana para las elecciones, el candidato asegura que no han discutido qué rol asumiría como primera dama en un eventual gobierno. Él no se atrevería a pedirle que deje la odontología, y ella no se imagina lejos de las amalgamas, los guantes de látex y las mascarillas.