26/4/12, San Sebastan, en la foto Chuspa, la cual tuvo diversas experiencias de vida en una "fbrica de perros" en la cual le extrageron las cuerdas vucales y vivi parte de su vida en asinamiento, hoy vive con sus dos dueas madre e hija que no pueden ser identificadas debido a que la nia se vio implicada en una violacion por parte de un conserje de la escuela, debio a esto chuspa encontr un nuevo hogar con la familia. foto Adrin Arias (ADRIAN ARIAS ADRIAN ARIAS)
Soy un perro. Imaginame como sea: gordo, flaco, peludo o lampiño, un humilde zaguate o un pomposo con pedigrí' ¡pero perro al fin! Llevamos juntos más de 15.000 años en esto que llaman evolución. Tantísimo tiempo durmiendo a tu lado, protegiendo tus rebaños o jugando con tus hijos en el jardín, me han convertido en una de las mejores compañías que podrías encontrar en todo el planeta. Muchos de los tuyos, incluso, nos prefieren sobre otros humanos.
No en vano me he ganado el mote de ser “el mejor amigo del hombre”. Sí, yo soy el amigo, el que te huele a la distancia cuando ni siquiera has abierto la puerta de la casa; el mismo que duerme a tus pies y se echa en tu regazo para hacerte sentir bien cuando estás triste. Siempre estaré ahí, para moverte la cola y ladrar de la alegría, aunque a veces se te olvide alimentarme, me pongás de patitas en la calle, o me hagás a parir cachorros hasta morir, solo para abultar tu cuenta bancaria.
Y, ¿sabés? Soy bastante inteligente. Quince mil años a tu lado, siguiéndote por África, Siberia, la llanura argentina, China o Budapest, bastaron para aprender de vos muchísimas cosas, aunque no fue sino hasta hace poco que algunos de los tuyos empezaron a reconocer mi gran capacidad de aprendizaje y mi potencial para sentir y expresarte muchas cosas.
No falta quien me considere solo una máquina con pelos que simplemente responde a estímulos. Y se mofan al preguntar: ¿quién ha visto a un perro construyendo un rascacielos o programando una computadora?
Sí, es cierto. Todavía no conozco a alguno que lo haya hecho. Eso se los dejo a ustedes, los amos y señores del “uso de la razón” (y de la sinrazón). Pero nosotros somos capaces de muchas, muchísimas cosas. Somos creativos y ya algunos científicos lo están reconociendo. Con sobrada justificación, más de uno de los tuyos se atreve a decir que solo hablar nos falta.
Preguntale a un bombero o a un policía, o a un médico. Nos estamos convirtiendo en compañeros de trabajo de muchos de ustedes, gracias a nuestra capacidad para detectar olores. Los hemos rescatado en numerosas emergencias, hemos encontrado cuerpos de desaparecidos y damos, por supuesto, con los mafiosos de la droga al perseguir el rastro del polvo blanco entre maletas y forros de contenedores. Y ya hay evidencias científicas de que podemos oler el cáncer y pronosticar un ataque de epilepsia.
¿Por qué creés que corro a convertirme en tu almohada cuando te ataca la jaqueca? ¿Y por qué te lamo las lágrimas cuando te atacás a llorar en la noche recordando a aquel salvaje que te violó en la escuela?
Yo soy capaz de oler tu dolor y tu enfermedad porque la naturaleza me dotó de un olfato increíble, tan maravilloso que puedo percibir con mi nariz las sustancias que salen de tu cuerpo estresado o adolorido. Reconozco tus feromonas. Ellas me hablan cuando el enojo te domina, el cansancio te agobia o la tristeza se apodera de tu cuerpo y te hace tambalear.
Sé que eso te encanta. Me hicieron “abrazable” y vos aprovechás eso para demostrarme tu cariño. Al fin y al cabo, también sos de andar en manada, como yo. Tus cachorros, como los míos, disfrutan de andar en grupo... ¡cómo hacen de las suyas! Jugueteando entre ellos, los míos aprenden a controlar la fuerza de su mordida. Por eso, no es bueno que los alejés de mí antes de los dos meses de nacidos. Les harías un gran daño. Mis cachorros, como los tuyos, deben aprender a socializar con todo el mundo. De lo contrario, se convierten en seres miedosos que expresan su temor mordiendo. Y ni a vos y, menos a mí, nos gustaría eso.
Nuestra vida es breve. Si soy pequeño, con suerte lograré llegar a vivir entre 15 y 17 años. Si soy grandote, como un labrador o un
Antes de las 12 semanas de vida, debemos aprender a hacer todo eso, de lo contrario, será mucho más difícil. Recordá esto: nuestra conducta es 60% lo que vos hagás de nosotros y 40% de pura genética canina.
Amamos que nos pongan atención, disfrutamos que respondan con amor al cariño que damos. Este toma y daca nos ha hecho inseparables con el paso del tiempo, porque es lo mismo que vos necesitás. Este
Entre los míos, hay superperros. ¿Has oído hablar de Betsy? La sacaron en la portada de
Tenemos más de 800 razas de perros en todo el mundo, pero la más conocida, si se puede decir que es una raza, es la de los zaguates, ‘mestizos’ o ‘eléctricos’. La mayoría, callejeros, son fuertes y la mejor muestra del poder de la selección natural. Resisten las enfermedades más que cualquier otro y tienen una inteligencia forjada a punta de sobrevivir en los ambientes más hostiles.
¿Quién de los tuyos no ha visto alguna vez a un zaguate esperar a que se ponga el semáforo para cruzar la calle? ¿O quién no ha visto la relación entre un indigente y su perro? Solo en Costa Rica, hay más de un millón de callejeros luchando diariamente por sobrevivir.
Nuestro reloj biológico tiene una precisión inglesa. Los hábitos que formemos a lo largo de nuestra vida, nos permiten distinguir la hora de la comida y hasta el día en que nos sacás a dar una vuelta por el parque o a comprar el pan. Preta y Vica, las perritas de doña Elizabeth, reconocen perfectamente el jueves y el domingo, los días de paseo por las calles de La Peregrina. Su reloj biológico interno está sincronizado para empezar a rasguñar la puerta si Elizabeth se retrasa un poco para salir a dar vueltas con ellas. Es un asunto de biología, lo que nos vuelve aún más especiales para ustedes.
Por supuesto que, como pasa entre humanos, tenemos perros más aventajados que otros. Para unos, bastará con escuchar dos o tres veces una orden para cumplirla. Para otros, 70 veces serán pocas y necesitarán practicar porque, si no, lo olvidan. ¡Hay de todo!
En el 2001, Rico apareció en un programa de la televisión alemana y sorprendió al mundo porque podía reconocer 200 juguetes distintos. Fue hasta ese año cuando, motivados por el programa y los asombrosos resultados de mi colega, la Universidad de Leipzig escribió un informe científico que demostró, a través de Rico, nuestra enorme capacidad de aprendizaje.
Esto apenas está empezando y estoy seguro de que, en un futuro cercano, habrá muchos descubrimientos que nos sorprenderán, sobre todo a vos.
Lo bueno de todo esto es que nos tenemos el uno al otro, como ha sido en los últimos cientos de miles de años. Disfrutamos del tiempo juntos y de nuestras habladas.
Así que, cuando llegue el momento de irme porque me hice viejo y los achaques me manden a dormir para siempre, no te sintás triste, que yo viviré eternamente en tus mejores recuerdos.