Usted probablemente habrá escuchado sobre los índices de la felicidad gracias al eslogan que últimamente acompaña el nombre de Costa Rica: “el país más feliz del mundo”.
Pero la alegría comienza a medir menos cuando se compara con la vida en otras latitudes.
Cuatro de los cinco países más “infelices del mundo” no solo comparten los indicadores de desarrollo más pequeños o las cifras de esperanza de vida más bajas, sino que además se reparten un continente. Hablamos de África y de los cuatro países que osetentan los índices de felicidad más bajos: Botsuana, Chad, República Centroafricana y Mali. El quinto de esta nada honrosa lista es Qatar, el único que no se ubica en el llamado continente negro.
Tal medida la define The Happy Planet Index (El índice del planeta feliz), un proyecto de la Fundación Británica para la Nueva Economía. El resultado de su ecuación se obtiene multiplicando “el bienestar de la población” por la esperanza de vida y dividiendo el producto por la huella ecológica promedio de cada ciudadano.
Según los datos del sitio web del proyecto, “el bienestar de la población” se obtiene gracias a las respuestas de una cantidad representativa de personas en cada país. A los participantes se les pide que evalúen de 1 a 10, el nivel de bienestar del lugar donde viven. Los resultados pueden ser tan subjetivos como cada quien guste, pero al final la operación matemática concluye en un listado de países que va del 1 al 151.
No todo es felicidad
La investigación no pretende medir qué tan feliz es un país. “No es un índice de la felicidad propiamente”, aclara Saamah Abdallah, primer autor del informe, en una entrevista con BBC Mundo.
Según el investigador, lo que hace el índice es medir la eficiencia ecológica que permitiría tener vidas prolongadas y mejores para todos los ciudadanos. Siendo así, cuando se dice que Costa Rica es el país más feliz, se refiere a que es el más eficiente en avanzar hacia esa meta.
The Happy Index se realiza cada año y es posible acceder a su sitio web para comocer la lista completa de paí- ses y sus índices. A fin de cuentas, cada quien decide en qué lugar del planeta quiere hallar la felicidad.