Revista Dominical

Guachimal

Ya instalados, le ponen el precio suyo al espacio nuestro

EscucharEscuchar

En el país más feliz del mundo los cacos se robaban los carros. Acongojada, la gente más feliz del mundo decidió que, en lugar de acabar con los cacos, había que vigilar los carros. La demanda detonó la oferta. Así nació una horda espontánea de trabajadores callejeros que ofrecían llenar el nicho abierto por la ineptitud del Estado. Con cariño los recibimos con un apodo: los guachis .








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.