Nombre:Laura Díaz Cordero
Edad: 41 años
Residencia: La Garita, Alajuela
Cuándo recibió el primer diagnóstico: 2011
Todo empezó en enero del 2010, cuando me detecté dos pelotitas pequeñas en mi pecho. Fui al médico y me realicé un ultrasonido: "Es grasa. Podés vivir con eso sin ninguna preocupación. Si crece y sentís molestias, venís y te las quito", me dijo el doctor.
Yo salí tranquila y, en mayo de ese año, me di cuenta de que estaba embarazada.
Empecé mis chequeos prenatales con molestias y notando que las pelotitas habían crecido. Le comenté al ginecólogo el hecho, pero él no le dio importancia. Por eso, yo confiaba en que todo estaba normal y que se debía a los cambios hormonales del embarazo.
La cesárea se programó para enero del 2011 y, para entonces, las pelotitas ya parecían una sola y el dolor era mucho.
Pero Dios todo lo hace perfecto: mi hija resultó alérgica a mi leche y, en ese momento, decidí ir al médico para que me quitara la masa.
A los cinco días de un ultrasonido y una biopsia, recibí la noticia: “positivo”.
“Estoy con cáncer y debo enfrentarlo porque tengo una familia a la que dar ejemplo. Debo ser positiva y fuerte”, pensé. Le pedí a Dios no tener metástasis y me concentré en mis exámenes sin ver más allá.
Recordé a mi abuelita, quien ya lo había sufrido en dos ocasiones, y me identifiqué mucho con mi tío Augusto, quien luchaba en ese momento contra un cáncer de páncreas.
Al terminar los análisis y ver que no había cáncer en ningún órgano, me sentí muy feliz. Comencé la quimioterapia, con sesiones cada dos semanas porque el tumor era muy grande y agresivo.
Se empezaron a notar los efectos del tratamiento: el cabello se fue; sentía cansancio, náuseas, vómitos, molestias estomacales, sangrados en las encías y fiebre.
Tuve visitas frecuentes al hospital; tomé antibióticos; viví el aislamiento. Fueron meses muy difíciles para mi esposo y mis cuatro hijos, pero conté con el apoyo familiar.
Terminé la quimio y en la cirugía, gracias a Dios, no se encontró tumor. Sin embargo, de 14 ganglios axilares uno dio positivo, así que empecé radioterapia. Esta etapa fue diferente. Hubo quemaduras, pero terminó pronto.
Actualmente, continúo haciéndome los análisis de rutina, pero estoy limpia de cáncer y sigo celebrando con mi familia la victoria en esta lucha que en realidad fue de todos.