La madurez emocional es la capacidad para responder a la vida en una forma saludable y racional, en vez de dejarse llevar por emociones y creencias poco realistas. Esta nos ayuda a estar más al tanto de nosotros mismos y de otras personas y, por lo tanto, a llevar vidas con un propósito más claro. La madurez emocional también aumenta nuestra capacidad para alcanzar objetivos notables en la vida y para tener relaciones más constructivas. Se trata de un comportamiento aprendido que se desarrolla cuando nos comprometemos con nuestro propio crecimiento.