Entre procesiones, miel de chiverre y el calor de marzo y abril, la Semana Santa es la época del año que revive entre los cristianos el camino de una cruz de dolor para el perdón de los pecados. En ella, se retrata la imagen de una madre que aceptó la voluntad de Dios y de un hijo que obedeció. Este fotoensayo reúne algunas de las facetas de la devoción, según se vive en zonas urbanas y rurales de Costa Rica.
Desde el sacerdote que organiza a su feligresía bajo el olor del incienso, hasta la abuela que reúne a toda la familia en una tarde de café el Viernes Santo, para compartir historias. En la Semana Mayor, se alistan los trajes para que los santos desfilen sobre los hombros de quienes con fe caminan bajo el sol.
Hay otros, como Alfonso Zúñiga, vecino de La Unión de Tres Ríos, quien durante 45 años ha interpretado a Jesucristo en las procesiones, en vivo. Según Zúñiga, siendo niño quedó impactado con la mirada de Jesús en una imagen del Nazareno que había en el templo católico de Tres Ríos. Otros muchos trabajarán esta semana en el campo, alistando sus diversos preparativos para los días santos.
Es el caso de Andrés Blanco, un agricultor de Zarcero, que posee una planta donde se procesa chiverre. Sin ayuda de nadie, este campesino se encarga de cargar, de dos en dos, unos 50 chiverres a lo largo de un trayecto de dos kilómetros. En esta época, cada quien mide el peso de su propia cruz y desde el templo o la casa, cada cristiano tiene su forma particular de vivir la devoción.